lunes, 8 de septiembre de 2008

Familia

El sábado, fui a la fiesta de cumpleaños de Rosa, una amiga del grupo de gimnasia china (cumplía 70). Éramos unos 40. Nos había dicho que invitaba a su familia y a sus amigos a "empanadas y vino" nada más. Apenas llegamos, había muchísimas cosas ricas caseras como entradas frías. Luego, las empanadas y, al final, una mesa de dulces con tortas exquisitas.

Pero, las verdaderas sorpresas (para todos) se dieron después. Sus hermanos contrataron a una pareja de bailarines de tango, que se lucieron y además enseñaron a bailar. Luego, nosotros hicimos una de las danzas chinas (si lo querés ver: http://www.youtube.com/watch?v=8s4M4E83p2Q, soy la que está a la izquierda de la maestra, casi tapada por ella, con una blusa blanca que me hace gorda) y nuestra maestra hizo una hermosa presentación con un abanico. Enseguida, entraron unos mariachis a cantarle de parte de su hijo Eric y de su nuera que viven en Nueva Zelanda, lo cual la hizo llorar y emocionar a todos.

Cuando nos íbamos, algunos comentaron que había sido una fiesta "familiar" de esas que ya no se ven, de las de antes. Me hizo acordar a cuando hice una fiesta para mi cumpleaños 50 en que junté a mis amigos con mis padres y algunos familiares de Paraná y Chascomús. Una amiga dijo que le había gustado porque había sido auténticamente "familiar".

Creo que la noción de familia ha cambiado bastante y no sé si para mal. Tal vez, se ha ampliado para incluir a los amigos. Quizás, se ha vuelto más superficial en otros aspectos, o no tan contenedora, aunque puede ser porque estamos aprendiendo a pararnos sobre nuestros pies de otra forma, más empoderadora, en lugar de estar sostenidos por la familia como antes. ¿Comentarios?

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