miércoles, 17 de octubre de 2007

Y habla… y habla… y haablllaaaa!!!

Esto suena a lo que dicen los hombres de las mujeres (¡y es cierto!). Nosotras tendemos a indagar y conversar y los hombres a accionar directamente.

Me refiero a la tendencia de muchos a hablar constantemente de sus problemas. Cada encuentro es la actualización de sus últimas desgracias e inconvenientes en el duro oficio de vivir. En realidad, no importa mucho lo que el otro le pueda decir o aportar. Lo que buscan es una oreja que escuche.

Otros no llegan a tanto, pero el gran tema de conversación son las dificultades. Esto involucra tanto lo personal como lo social (el gobierno, los vecinos, la situación mundial, la inseguridad, etc.). En cualquier grupo, basta una sola mención a una de estas cuestiones que ya se desata un vendaval de quejas y ejemplos de lo mal que vamos.

Estoy totalmente en desacuerdo con este proceder. Hablar sin cesar de los problemas sólo los empeora y los sigue recreando, tanto a nivel individual como colectivo. Además, y esto es lo peor, nos pone en el lugar de la víctima.

Es cierto que conversar nos puede proporcionar soluciones… si nos enfocamos en eso. Hablar para descargarse (o cargarse más, la mayoría de las veces) es igual a quedarse en lo que hay. Hablar para encontrar respuestas es otro tema. De cualquier forma, eso sólo sirve si ponemos en marcha esos hallazgos: hay que actuar.

A veces, también es bueno quedarse en el obstáculo o el bloqueo, sin compartirlo. El silencio trae propuestas. Esto implica empoderarse. Encontrar la solución en uno mismo. Hallar el camino personal. Empoderarse es la clave en cualquier circunstancia.

Hace tiempo, tomé la decisión de no colaborar en las “formas pensamiento” negativas de la humanidad. Si estoy conversando con alguien, me enfoco en lo que se puede aprender de la situación y en lo positivo y valioso que tiene esa persona para resolverla. Si estoy en un grupo, no me involucro en la sección “lamentaciones varias” y, si puedo, aclaro el porqué.

Cada vez, estoy más convencida del poder de la alegría, de la claridad, de la serenidad, de la luz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada Laura.
Lei Su publicación: "Disfruta el trabajo". Me parecio extraordinario y particularmente aprovechable.
La encontré en internet y luego conoci Su pagina mientras buscaba material útil para interiorizarme sobre el estrés en el trabajo.
Coordino una red de microempresas en Patagonia.
Luego de la experiencia de muchos años en el tema, concluyo en que una gran proporción del fracaso dentro de los primeros años de los emprendimientos fallidos es por causa del estres en el emprendedor y no tanto por otros problemas que se enraizan en el manejo del cashflow, administración o insuficiencias de marketing, etc.
Gran parte de las limitaciones del pequeño productor se originan en la diversidad de roles a desempeñar y la falta de una apropiada conducta para hacerlo.
Queria felicitarle por el trabajo, y mas por el proposito que he leido en la presentación de Su pagina web.
Cordialmente,
Raúl F. Alesanco
Red RADAR en Patagonia