Por bastante tiempo, fui
vendedora independiente de productos intangibles. Fue una magnífica escuela para aprender
muchas cosas que necesitaba. Para
comenzar, el simple hecho de presentarme frente a personas que no conocía y
convencerlas de escucharme y comprarme.
Surgían temas de vergüenza, timidez, autoestima, aspecto físico,
amabilidad, convicción y otras cosas.
También, implicó cómo ganarme la vida independientemente, habiendo sido
antes empleada. Temas de merecimiento,
perseverancia, confianza, superación, prosperidad, empuje, eficiencia,
organización, creatividad, innovación, etc.
Todo trabajo hace surgir aspectos y actitudes que necesitamos trabajar;
si estamos concientes, un trabajo es un lugar inapreciable de evolución.
Para lo que más me sirvió
fue para aprender a decir SÍ frente a tantos NO. Como entre mis desafíos están la paciencia y
la constancia, era más fácil para mí abandonar todo ante los primeros problemas
y hacer otra cosa o deprimirme. En los
primeros tiempos, se trataba de armar la cadena de clientes: continuar aún frente
a mi inexperiencia y tantas negativas.
Luego, ante las rachas de crisis personales y del país y de la normal
renovación, seguir hasta remontar otra ola de cambios.
Se dice frecuentemente, “el
No ya lo tienes; ve por el Sí”. Y así
es. Sea que iniciemos algo, que estemos
frente a una transición, que debemos pedir una mejora, que estemos estancados,
los No parecen estar alineados enfrente como tótems atemorizantes. En realidad, la mayoría de ellos son
construcciones mentales que nosotros alimentamos con nuestras dudas y
miedos. Así como la más mínima luz hace
retroceder la oscuridad, decirnos SÍ, afirmarnos en nuestra esencia, confiar en
el camino, creer que todo es para nuestro mayor bien, es fundamental y
vigorizante. La actitud del SÍ es
abierta e inclusiva, integral y conectada.
Comienza ahora y confía.
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