Estaba charlando con una paciente sobre la importancia de los límites. En general, nos cuesta hacerlo porque creemos que dejando pasar actitudes o situaciones se arreglarán solas o pensamos que no tienen importancia o tenemos miedo de perder al otro. Luego de vivir las consecuencias nefastas de esa aglomeración de momentos nocivos, tendemos a cortar abruptamente y así, muchas veces, perdemos todo.
Poner límites a tiempo previene estos dos extremos: permitir cualquier cosa o cortar para siempre. Es contener no sólo la situación sino también al otro. Se puede asemejar a un abrazo, que nos hace concientes de nuestros límites físicos y, a la vez, nos hace percibir la atención y el amor de la otra persona.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Poniendo límites
Publicado por Laura Foletto en 12:44
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