Cuando decidí tener un sitio, estuve bastante tiempo
pensando cómo llamarlo. No quería poner
mi nombre sino brindar una declaración, una afirmación de mi práctica. En ese momento, el lema de “luchar la vida”
seguía siendo casi omnipresente y pensé ofrecer una alternativa. “Abrazar la vida” me fue apareciendo más y
más, hasta que finalmente lo elegí y un paciente de ese momento (¡gracias,
Gustavo Pérez!) me hizo el logotipo perfecto.
En estos días, estaba pensando en que luchar es un concepto
masculino, el del guerrero que conquista el mundo. Y que abrazar es un concepto femenino, el de
la madre que acepta e integra el mundo. Creo
que es esencial sumar esta energía a nuestras vidas, sobre todo en el caso de
las mujeres, que hemos incorporado el paradigma machista sin darnos cuenta
muchas veces.
Revalorizar las cualidades y los valores de lo femenino
contribuirá al afianzamiento de un nuevo mundo.
Es más, creo que la Nueva Energía es profundamente femenina. Y podemos recanalizar la masculina de formas
más positivas. Es una tarea de todos.
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