¿Sabés, mi ángel? A veces me olvido de vos. Y te dejo ahí, en la oscuridad, creyendo que
no le importás a nadie, que nadie te quiere.
Permito que tomés mi vida y veas lo que no hay, lo que no tengo, lo que
no puedo, lo que no soy. Dejo que
vagues, solita, triste, desamparada, desilusionada. No me acuerdo que te creé así para que me
recuerdes que yo soy completa, poderosa, amorosa, serena, luminosa.
Perdoname. ¿Nos
conectamos de nuevo con la alegría, con la Luz, con las ganas de disfrutar, de ayudar a
muchos a recordar? Yo estoy aquí. Te amo.
Te cuido. Este es un gran parque
de juegos. Vayamos a jugar.
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