jueves, 3 de diciembre de 2009

Carne de diván

Tengo pacientes que se llaman así a ellos mismos, en el sentido de que han hecho mucha terapia (de distintas variantes). Algunos se sienten agradecidos por sus progresos, pero sienten que todavía no han llegado a ese potencial que traen o que desean una integración para lo que ahora están listos. Otros piensan que siguen dando vueltas a sus temas sin llegar a una solución verdadera. Otros pasan de uno a otro en el auto-engaño de que están haciendo algo, pero no lo consiguen.

Un denominador común es que están llenos de información pero que no saben incorporarla, o sea llevarla a la práctica. A eso me dedico: comienzo directamente por su lección principal y ayudo a concretarla, con pasos simples y efectivos.

El otro día, una mujer me dijo: “en dos meses, me di cuenta de mis juegos y de cómo revertirlos más que lo que había hecho en veinte años”. Ella estaba preparada. Ya no deseaba seguir en el sufrimiento y la frustración. Cuando alguien tiene la intención pura, encuentra quien lo acompaña a lograrlo.

1 comentario:

Concha Barbero de Dompablo dijo...

Así, es. Se necesita preparación, información... y, en el momento preciso, salta la chispa ;-)

Desprenderse del apego al victimismo es vital.