jueves, 31 de enero de 2008

Profunda Luz

Viendo Discovery Channel, me enteré que en el fondo de los océanos se descubrieron dos ecosistemas completos que no dependían de la luz solar ni del oxígeno, sino de sulfuro y de metano, en total oscuridad y en temperaturas extremas. Algo absolutamente impensado estaba sucediendo normalmente. Extrañas y hermosas criaturas vivían en ambientes considerados imposibles. Y, como señalaba el documental, solamente conocemos el 1% de la vida submarina: ¿qué más existe?

¿Te dice algo esto? Vivimos en la más rotunda limitación, en cajitas de dos por dos. A veces, me desalienta observar en el deplorable nivel en el que nos movemos, creyendo que es lo “normal”. Sí, en realidad lo es si lo entendemos como “que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano”. ¡Qué pobres normas!

Ahora que lo pienso, encorsetados por controles carentes y lamentables, sobrevivimos como esos gusanos de las profundidades en medio de la oscuridad y los vapores tóxicos sin conocer que hay un Sol, una Luz más allá de todo límite.

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