miércoles, 16 de enero de 2008

De memoria

Es notable cómo cada uno comprende de acuerdo a su propia visión. Puse un artículo en un Portal para público en general y los comentarios fueron tan disímiles y, algunos, tan alejados de lo que decía el contenido, que me sigue sorprendiendo este asunto.

Cuando era chica, tenía compañeras de escuela que no entendían porqué yo me había sacado una nota mejor si ellas habían escrito muchísimo más que yo. Cuando leía sus pruebas, resultaba que habían respondido cualquier cosa menos lo que les habían preguntado. No tenían comprensión del texto, así que se iban por las ramas sin acertar la respuesta correcta.

La mayoría estudiaba de memoria, sin comprender realmente. Tampoco sabían resumir, cosa que yo hice naturalmente desde la primaria… y sigo haciendo también naturalmente cuando hablo y escribo, para desconcierto de algunos.

¿Qué tiene esto que ver con lo del principio? No sé cómo llegué aquí (ja, ja!), pero se me ocurre que vivimos “de memoria”. Repetimos (malamente) las pruebas del pasado, sin vislumbrar de qué se trata la vida.

Para hacerlo, es necesario estar plenamente conciente. Hoy, un amigo me decía que no sabía cómo había vivido tantos años con una mujer tan mala como su ex–esposa. Le dije que ésa era la dificultad de ver lo obvio. Las señales están siempre ahí, pero no nos damos cuenta porque estamos mirando otra película (una vieja). Cuando finalmente caemos en la verdad del presente, no lo podemos creer.

Como decía en “Mundos paralelos”, cada uno está en su realidad creyendo que es la realidad. Y ni siquiera conoce bien ésa. Para profundizar, los otros son una buena oportunidad. ¿Por qué? Porque somos todos espejos. Entonces, cada uno me muestra un aspecto de mí misma, que quizás yo sola no pueda percibir. ¿Cómo son los que están alrededor? ¿Qué cosas me gustan y me disgustan? ¿Qué me atrae y qué rechazo? Todo está en mí. Cuantas más cualidades puedo integrar, más me comprenderé y comprenderé a los demás y al mundo real.

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