lunes, 23 de diciembre de 2013

Un dependiente no puede amar

Conocerse a uno mismo y permanecer en ese objetivo es lo más importante de cara a cualquier relación. En ella presenciarás vívidamente la apertura y suavidad que te otorga tu propia valentía y sinceridad, o bien experimentarás el infierno que constituye no conocerse, atribuyendo tus placeres y dolores a tu compañero.
La dinámica inconsciente pero tan común de esperar cosas del otro y depender emocionalmente de alguien proviene del ego: tus ideas de auto-rechazo no reconocidas. La dependencia emocional está basada en la proyección, no causa verdadero placer a nadie y poco tiene que ver con el amor sino con el miedo. Las personas están despertando de su propio engaño de llamarle amor a los vínculos enfermizos que tejieron, donde sólo proyectaban su propio temor, dependencia y control.
Cada persona que nos rodea es en verdad un pensamiento en nuestra mente, por lo tanto, son espejos perfectos e inequívocos de nuestras creencias subconscientes, se comportan de acuerdo a nuestros patrones internos. La pareja que tienes a tu lado no está afuera de ti sino dentro tuyo, por tal motivo, la estás viendo tan nítidamente a tu lado, afectándote irremediablemente y reflejando tus convicciones internas día y noche. Esta comprensión extraña de unidad dentro de un mundo aparentemente separado por cuerpos, si madura dentro de ti, te llevará a cambiar radicalmente tu propósito en la vida, te volverá responsable (libre) de todo cuanto experimentas, detendrá la proyección y te sentirás feliz sin ningún esfuerzo. Porque habrás detectado el principal obstáculo de la experiencia de amor que buscas… tú mismo.
Una relación de pareja puede ser un trampolín hacia el descubrimiento del ser ilimitado que eres o bien puede ser el lugar donde te escondes de tu verdadera felicidad. Y eso depende de tu propósito y no de tu pareja, ya que siempre estás benditamente condenado a encontrar lo que buscas. Por esto tus parejas cambian, te representan siempre. Si alguien no siente placer y paz al estar junto a su pareja, entonces es seguro que realiza esfuerzos, no descansa y vislumbra manipulación de ambas partes. La persona que es emocionalmente dependiente aceptará el sacrificio para permanecer dentro de la relación (por miedo). En cambio, la persona que se conoce y está centrada en su propia fuerza, no querrá seguir al lado de esa persona y buscará otro compañero adecuado que represente su nuevo propósito.
Como las personas se están descubriendo a sí mismas a través de las relaciones, las mismas están en movimiento constante, por tal motivo las prontas separaciones son tan comunes como las uniones, se dan sencillamente cuando una o las dos personas reconocen ya no compartir más un mismo propósito por el cual viajar juntas. Los honestos se separan en paz.
A la mayoría de las personas les resulta muy difícil mirarse y no juzgarse, entonces tapan sus dolorosos y pesados juicios a través de la fricción superficial que produce una relación de pareja.
Luego se espantan cuando no encuentran el descanso que buscan en el otro y se escapan del dolor separándose. Debido a que no se conocen todavía, inconscientemente realizan descargas continuas de sus incomodidades, las cuales llaman su manera natural de ser. Pero no se puede pretender que dos personas que no se conocen a sí mismas sean felices juntas.


Si estás esperando que alguien te venga a salvar de tu catástrofe emocional. Si estás tratando de complementar tu carencia interna con lo que alguien más te vaya a aportar. Si estás tratando de que alguien más realice las acciones que tú no haces por ti, y no lo reconoces todavía, entonces no te extrañes de los resultados. Únicamente el ego te hace pensar que las relaciones amorosas tienen el propósito de tapar o distraerte del conocimiento de ti mismo y de tu trabajo interior: viajar por un mundo proyectado sin reconocer al guionista. Y claro está, en una relación de pareja dos individuos van a aportar tanto como cada uno sepa de uno mismo.
La persona que tienes a tu lado ahora es un ser espiritual que obviamente te enfrenta cada día a tus creencias profundas inconscientes o no reconocidas, justo cuando estabas por relajarte en la distracción de tu vida. De tal modo que cada relación que has tenido ha sido buena, cada relación te mostró qué elegías y dónde estabas. ¿Pero quién está dispuesto a reconocer sus elecciones subconscientes frente a los ojos de su pareja, quien es casi como su más anhelada posesión?
El adicto emocional o persona dependiente sacrifica constantemente su propósito natural de estar en paz consigo mismo y se condena constantemente a buscar paz a través de su pareja. Esa persona tiene que tomar conciencia, ver, aceptar y reconocer el rechazo que siente por sí misma, debido a una culpabilidad interna inconsciente, y entregar esa creencia ilusoria a la Luz. Cuando tú dependes emocionalmente de alguien, tu felicidad depende de lo que realice esa persona, así que te conviertes en un vigilante, y un vigilante no tiene tiempo para amar, inevitablemente controla.
Ser responsable no es algo común, lo que es común es proyectar afuera la causa de lo que te sucede, y así le das algún valor al mundo, lo haces real y sientes falsamente que pierdes. Ahora el control y el dominio es el fundamento de tu felicidad. Tu mundo se convierte en una defensa y tus parejas, los aliados de una mente confundida. Si el mundo te dice que eres un cuerpo necesitado, ¿cómo no serían tus pensamientos una defensa? Pero lo único que se pierden son las ilusiones, jamás algo real. Perdemos anhelos, expectativas, imágenes dentro de tu mente, pero jamás pierdes ninguna relación. Vas perdiendo tus propósitos ocultos, vislumbras que no funcionan. Estás aprendiendo forzadamente ahora, con tu mente un tanto cerrada debido a la presión de tus creencias sobre la vida. Sientes dificultad al aceptar las cosas tal como son porque cargabas planes de cómo deberían ser las cosas para ser feliz.
Pero nunca perdemos nada, excepto las ilusiones, y con el tiempo te vuelves más y más real. En una relación pareces perder o ganar identidad. ¿Cuánto nos duele abandonar una pareja en la que habíamos depositado tantas expectativas? Pero si te fijas bien, esas relaciones personifican tus creencias de ser incompleto, falto de amor y necesitado, y cuando se muestran como tal, explotan y derrumban tus débiles estructuras. No pienses “después de esto seguro algo bueno vendrá”, ¡eso fue lo bueno!, te trajo lo que necesitas aprender pero no lo quieres ver: aún no estás dispuesto a amar.
Continúas avanzando, no te asustes, no pierdes nada ni a nadie… únicamente tus ilusiones.
Rodrigo Joaquín del Pino

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