De Neale Donald Walsch
Hay millones de ellos. Billones de ellos. Trillones de ellos. Póngalos juntos y forman toda una vida. Los llamamos momentos.
No tienen una longitud prescrita. Podrían ser un minuto o una hora o un segundo. Vienen y van, y luego se convierten en Recuerdos. Y entonces se quedan. Son suyos para siempre y nadie se los puede quitar. Ni tampoco pueden deshacerse de los malos que no quieren conservar. Están sucediendo en este momento, mientras están leyendo esto, y a través de todos ellos –los lentos y los demasiado rápidos, los buenos y los malos, los divertidos y los que son simplemente horribles– sólo hay una cosa que importa.
Después de algunos años de coleccionarlos, se dan cuenta de esto. Para entonces ya es demasiado tarde para hacer algo acerca de los que ya han pasado. Pero siempre pueden hacer algo acerca del que está viniendo Justo Ahora. Y el que viene Después. Y los cientos más que van a suceder este día. Y los miles más que van a suceder esta semana. Y los millones más que van a suceder este mes. Y los billones más que van a suceder este año. Y los trillones más que van a suceder antes de que se mueran–cuando sea que se mueran. Sí, pueden hacer algo acerca de esos. Y mientras contemplan lo que pueden hacer acerca de ellos, y lo que quieren hacer con ellos, se darán cuenta de que sólo hay una cosa que importa.
Cuantos más de ellos pasen, más de ellos van a atesorar mientras estén aquí, y más de ellos van a anhelar antes de que lleguen. Hasta que un día van a dejar de anhelarlos. Habrán tenido suficiente. Estarán totalmente bien si ya no viene ninguno. Y entonces van a morir. Y cuando mueran, en el Momento en que mueran, van a saber Lo Único Que Importa. Van a saber en ese Momento Quiénes Son, y En Quién Se Han Convertido. Y van a saber que En Quién Se Han Convertido es lo que han hecho ustedes de sí mismos.
Van a saber que son una persona que se ha hecho a sí misma, que nadie ha tenido nada que ver con Quiénes Son Ustedes sino sólo ustedes; que no hay nadie más a quien culpar, y nadie más a quien alabar. Van a saber que lo han hecho todo ustedes mismos. Y entonces van a anhelar de nuevo. Cuando sepan esto, van a volver a anhelar más Momentos. Así que los tendrán. Ustedes van a volver, y van a tener algunos más. Pero van a olvidar lo que sabían. Van a olvidar que no hay nadie más a quien culpar, y nadie más a quien alabar. Van a olvidar que ustedes están creando cada Momento tal como es, y como siempre será recordado. Van a olvidar que lo están haciendo todo por ustedes mismos. A menos que no lo olviden.
Y si no lo olvidan –si se acuerdan– entonces van a obtener una calidad de control sobre la creación de sus Momentos que nunca han pensado que es posible. Y cada Momento será un tesoro. Porque ustedes lo van a crear así. No importa lo que esté sucediendo, no importa lo que otros estén haciendo o diciendo o pensando. No importa lo que esté sucediendo “allá”, aquí no habrá más que tesoros. Porque habrán comprendido Lo Único Que Importa.
Y en este Momento mágico van a tener en claro que no han hecho nada de sí mismos, que no se han “convertido” en nada, sino que siempre fueron aquello en lo que imaginaron convertirse. Van a saber que siempre estuvieron, están ahora y siempre van a estar, donde una vez pensaron que tenían que ir y siempre fueron lo que pensaban que querían ser. Entonces se darán cuenta de que no había nada que tuvieran que hacer más que Ser. Aquí. Ahora.
Habrán descubierto que ustedes son Lo Único Que Importa.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Los llamamos "momentos"
Publicado por Laura Foletto en 11:00
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2 comentarios:
Otra sincronía, Laura. En la comida he escrito esto en una servilleta para ponerlo luego en mi twitter:
"Hoy estoy como quiero estar. Soy quien quiero. No importa lo que suceda fuera de mí. Mando en mi vida".
La sincronía mejor, Concha, es que estamos SINTIENDO lo mismo. ¡Qué bueno! Un gran beso desde la lluviosa Buenos Aires (la primavera está regando el suelo para que los brotes salgan más fuertes...).
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