sábado, 13 de febrero de 2010

Placer y sufrimiento: cuando son lo mismo

"Desde chico, la sociedad te ofreció el dolor como único gozo posible y estás acostumbradísimo a la complacencia fácil del sufrimiento. El masoquismo es el gozo con uno mismo, el círculo vicioso. De modo que, como primera disciplina, yo te impongo algo muy difícil pero que tenés que cumplir al pie de la letra: cualquiera sean las circunstancias desagradables y dolorosas, por muy grande que sea la falta de bienestar, te prohíbo gozar del dolor. Hacé lo que se te antoje, pero no lo gocés.

Preguntate porqué estás tan indignado con mis palabras y vas a comprender mucho de vos mismo. Es cierto que vos querías gozar con Cecilia, (…) pero también es indudable que vos no querías gozar con ella; con una parte de tu interior repetís tu historia y la información que te enseñaron: “hay que hacer todo lo necesario para que la vida sea escasa y, finalmente, triunfe la muerte”.

Lo que tenés que hacer no es sentirte culpable, porque con ello sólo lograrías repetir la historia, sin cambiar tu información subconsciente. ¿Cómo? Autoeducándote. Terminá con la masturbación masoquista del nihilismo. Podés y vas a ganar. Pero no te permitas gozar del dolor un solo minuto. Ni uno. Tenés que combatir tu egoísmo, que en ocasiones llega a ser brutal."

Este párrafo, creo, corresponde a una novela de Alberto Laiseca, que anoté hace tiempo. En palabras simples y claras, resume una actitud extendida en todos: el placer del sufrimiento.

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