lunes, 14 de julio de 2014

¿Pasas de la Dualidad a la Trialidad?

Vivimos en una polaridad: blanco/negro, bueno/malo, correcto/incorrecto.  Por un lado, esta limitada visión de la realidad nos lleva de un extremo al otro sin equilibrios: cuando le digo a un consultante que está trabajando y exigiéndose demasiado, me contesta “¡¿y me voy a sentar a esperar a que me caigan las cosas del cielo?!” (parece que no hay ninguna otra manera en el medio).

Por otro lado, hace que nos aferremos a lo que nos gusta y huyamos de lo que nos disgusta.  Es una actitud equivocada, ya que todo se transforma,  por lo que, por más satisfechos que estemos con algo, esto tenderá a cambiar o terminar.   Y lo “negativo” de una situación es una oportunidad de aprendizaje, así que crecerá hasta que lo encaremos.

Estamos en un nuevo tiempo y otra posibilidad está gestándose.  Si observamos la Dualidad como la base de un triángulo, la tercera opción es una mirada desde la perspectiva elevada, la del vértice superior.  Desde allí, podemos integrar los dos polos y encontrar otro recurso más pleno.  Implica una contemplación totalizadora de los aspectos involucrados, sin victimizarnos por lo sucedido, sin apegarnos a resultados específicos, sin expectativas egoicas.

En el ejemplo de quien es exigente consigo mismo, puede darse cuenta de que aprendió esta forma de su padre y/o de que espera conseguir reconocimiento; de que así no le da ocasiones a los demás de que hagan su tarea, convirtiéndolos en débiles y dependientes; de que está enfermándose o desgastándose; de que se está perdiendo de disfrutar de actividades recreativas o de relaciones amorosas con sus allegados; de que hay otras maneras de conducir su negocio, etc.  Tomando conciencia de estos aspectos y del potencial de transformación que posee, puede encontrar soluciones impensadas y mucho más gratas.



Cuando vamos hacia la Trialidad, abrimos la puerta a nuestro Ser Superior, a las respuestas integrales que manifiestan los mejores aprendizajes para todos los involucrados. Cuando hacemos esto por decisión propia y con confianza, nos alejamos del sufrimiento y la lucha para despertarnos a la comprensión, la abundancia, la gracia.  Las resoluciones más evolucionadas están esperándonos, pero no aparecerán si no decidimos encontrarlas, abriéndonos a nuestra Alma. 

El Ego tiene la visión cercana e inmediata mientras que el Alma tiene la perspectiva ascendida y completa.  Es tiempo de despertar y subir un nivel para contemplar las maravillas que están disponibles.  Y esto nos atemoriza: sabemos cómo lidiar con la limitación y el dolor pero debemos descubrir cómo vivir sanos, abundantes, prósperos, felices, creativos, presentes.  Creo que es el desafío más grande que atravesamos en estos días…


Inconcientemente, queremos continuar con nuestras pobres y erradas estrategias duales, de Vieja Energía.  Insistimos en aferrarnos a un mundo que se cae en lugar de construir el nuevo.  Nos cuesta soltar nuestra identidad de víctimas sufridas y demandantes.  Es tiempo de aceptarnos co-creadores, poderosos, amorosos, luminosos.  Y de atestiguarlo y manifestarlo. De enraizar la espiritualidad en la vida cotidiana.  Aquí estoy para ayudarte.  

1 comentario:

Z dijo...

Muy curioso, ayer vivi el mismo episodio que narraste. Totalmente identificado y cierto