lunes, 28 de mayo de 2012

¿Cómo aceptas e integras el Poder en ti?


Hace tiempo, pasaba por un período particularmente difícil, con serios problemas de dinero sumados a temas familiares.  Una noche, me puse a llorar abrumada por tantas cosas y, mientras lo hacía, mi conciencia comenzó a reírse del drama que estaba haciendo (¡otra vez!?).  Al principio, mi ego quería continuar victimizándose y quejándose amargamente, pero mi conciencia me mostraba situaciones en el pasado en que había caído en el mismo patrón.  De pronto, me di cuenta de que yo era una exitosa creadora… de limitaciones y carencias!  Me largué a reír a las carcajadas porque percibí que estaba usando mis habilidades creativas en acumular deudas y llenarme de restricciones de todas clases.  Me propuse soltar el programa y dedicarme a valorar mis cualidades y vivir prósperamente.  Lo logré en poco tiempo, porque el Universo nos premia cuando decidimos utilizar nuestro potencial creador.

Esto no significó que nunca más surgieran inconvenientes.  Nos movemos en una espiral evolutiva alrededor de los mismos asuntos, así que cada tanto se presentan nuevas oportunidades de correr las limitaciones en un mismo campo o hacia terrenos inexplorados.  Esto nos permite acceder a niveles cada vez más altos y expansivos, tanto de nuestro Ser como de los de la Conciencia Universal. Es un camino infinito y lleno de posibilidades maravillosas… si las tomamos de esa forma y no como sufridas condenas repetitivas.  Es una cuestión de actitud.

La actitud tiene que ver con  recuperar el Poder con que venimos investidos.  Como Humanidad, lo hemos dejado en manos de las instituciones (gobierno, religión, policía, justicia, escuela, etc.) o de los que nos rodean (padres, maestros, amigos, jefes, etc.).  Era más cómodo dejar que nos dijeran qué pensar, cómo hacer, hacia adónde ir, quiénes éramos, para qué servíamos, qué estaba bien o mal, cómo conectarnos con Dios/Diosa… total, si no funcionaba, la culpa era de los otros.  Nosotros éramos como niños pequeños que necesitábamos de la dirección y cuidado de los grandes.

Eso es lo que está cambiando en estos tiempos.  Las instituciones están cayendo, en medio de la corrupción y el descrédito.  Miramos alrededor, confundidos y agobiados, y no creemos en los que nos señalan con el dedo qué hacer.  Miramos adentro y nuestros distintos aspectos corren de un lado a otro en la oscuridad, enredados con viejos asuntos.  Sin embargo,  una pequeña lucecita al final del túnel nos da la confortante sensación de que hay algo más, de que está surgiendo una fuerza que está moviendo todo para reordenarlo con nuevos bríos y posibilidades.  Nos da miedo, es desconocida, pero a la vez extrañamente familiar y cálida.  Somos nosotros, en otro nivel, el del Ser.

Aparecen otras necesidades, comenzamos a valorar un mundo nuevo en que nos gustaría vivir, el corazón quiere latir con otro ritmo, ráfagas de paz nos permiten respirar distinto.  Sensaciones que van y vienen.  Pensamientos diferentes quieren instalarse pero encuentran resistencias.  Caemos en el desaliento y la desilusión.  Volvemos a intentarlo.  Volvemos a caer.  ¿Qué necesitas?

En principio, la firme decisión de ser y estar aquí y ahora.  No creas que no te pasa.  ¿Cuántas veces te evades deseando ser otro, estar en otra situación, desaparecer, no sentir, irte?  Mientras no te aceptes en este diseño que creaste al entrar a esta dimensión, a este cuerpo, a este lugar, a estas circunstancias, no encontrarás el poder de cambiarlas.  Hasta que “no pongas esta sangre en tierra”, estarás atrapado de las supuestas limitaciones que te impiden tomar lo que es tuyo por derecho.  Te entiendo… es tan seductor caer en las garras de la tercera dimensión y sólo ver la oscuridad, la violencia, las carencias económicas y psicológicas, la corrupción generalizada, lo negativo en su amplia extensión.  Te justifica. 


Ahora reflexiona.  Hemos creado este estado de cosas nosotros.  Tú y yo.  Todos.  En anteriores vidas y en ésta.  Nadie es inocente.  También, hemos creado esta nueva oportunidad de dejarlas atrás y utilizar el Poder y la Luz de nuestro Ser para construir otra realidad.  Esto requiere la diaria labor sagrada de conectarte con esta totalidad y aspirar a la magnificencia que se esconde en ti.  ¿Magnificencia?  SÍ.  No exagero. Respira y acéptala.

¿Cómo lo haces?  Descreyendo de las limitadas voces internas que te aportan “soluciones” mentales a problemas inexistentes.  Tu identificación con un Ego lleno de aspectos necesitados y demandantes (de Niños Internos esperando tu atención para crecer) te hace repetir situaciones cada vez más grandes y terribles hasta que piensas que no hay salida.  Siempre la hay.  Necesitas conectarte con tu potencial creativo, salir de la mente inferior, para encontrarlas.  Subir un nivel. Si no sabes cómo, busca ayuda hasta que puedas por ti mismo.  No te rindas, porque en tu interior están todas las respuestas y las soluciones reales. 

Acéptate así como eres.  Es el primer paso.  Toma responsabilidad por tu vida y tu entorno.  No hay culpas ni castigos.  Abraza la totalidad de tu existencia y llévala hacia una nueva dimensión.  Todo lo que necesitas está en ti y a tu alrededor.  Así lo dispusiste.  Déjalo surgir. 

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