miércoles, 23 de noviembre de 2011

Viejo y nuevo a la vez

Estoy observando profundos movimientos a mi alrededor.  Personas despertando y otras ya despiertas con intensos caos en sus vidas.  Como escuché a alguien: "¡justo ahora que me doy cuenta de un montón de cosas y que quiero vivir de otra forma, me aparecen estos "líos" (no dijo exactamente esta palabra)!".  Y de eso se trata: si vamos a tener otra visión y otra actitud, lo viejo tiene que descargarse.  Lo pendiente, lo negado, lo rechazado, las consecuencias de nuestras conductas, todo está siendo mostrado crudamente para que podamos observarlo y transmutarlo. 

Por un lado, lo nuevo nos llama y busca un lugar en nuestras existencias; comenzamos a ver el rompecabezas y a encontrar el sentido, nos valoramos como seres únicos, deseamos salir del sufrimiento neurótico para evolucionar de otras formas.  Por otro, lo viejo también nos llama la atención para que hallemos la luz dentro de la oscuridad, para que liberemos estructuras inútiles y pesadas, para soltar el dolor, la victimización, la culpa, la carencia.

Cada persona y situación en nuestras vidas están mostrándonos aspectos nuestros.  En lugar de señalar con el dedo hacia afuera, perdiendo el tiempo y la energía en culpar a otros, miremos adentro qué necesitamos sanar para que desaparezcan de la forma en que están ahora y surjan otras experiencias más plenas.  La oportunidad está ahí.  Tomémosla por el bien de nosotros y de los demás.

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