miércoles, 10 de agosto de 2011

Algo sobre estos tiempos

Estos dos meses de julio y agosto están siendo bastante desafiantes. Lo compruebo diariamente en mí, en mis pacientes y alrededor. Astrológicamente, estamos con los tres planetas exteriores retrógrados y cuadraturas fuertes. ¿Cómo se traduce esto? En lo macro, en los enfrentamientos, protestas y disturbios que estamos presenciando (que continuarán) y en una economía disruptiva y vacilante; en el clima, en más fenómenos naturales violentos.

En lo individual, en retrocesos y replanteamientos varios. Es como replegarse un poco para revisar el pasado, lo caminado, y decidir con qué seguiremos y qué debemos soltar. También, es para restaurar las energías y priorizar qué es lo verdaderamente importante y qué no. Al hacer esto, podemos tomar conciencia de una parte nuestra que insiste en separarse de la conexión mayor y permanecer aislada y confundida en un pantano emocional conocido. Quizás, sea un secreto, un aspecto nuestro que mora en la oscuridad y que, si no lo reconocemos o aceptamos, puede salir agresivamente y crear desastres en el afuera. En el fondo, está buscando ser iluminado y comprendido. Entonces, seamos sinceros y audaces para confesarlo, aceptarlo y sanarlo, redimido por el amor.


¿Significa esto que nada sucederá en los hechos? Aunque hay muchas cosas demoradas, siempre podemos continuar o iniciar algunas (una vez que iluminemos esas partes que se resisten o que repiten antiguos mandatos). Tendemos a esperar que todo esté en su lugar para comenzar el juego. Buscamos conocer todas las variables: seguridad y control. Ya no funciona así. Se trata de movernos hacia alguna dirección y, a medida que la ruta se va abriendo, tomar las decisiones hacia adónde seguir. No hay un camino ya trazado de antemano: lo vamos haciendo al andar. Mientras no nos movamos, no va a existir, nada va a presentarse. Es nuestra decisión, nuestro movimiento el que lo trae a nuestros pies.

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