Conversando con dos amigos (uno psicólogo y otro tarotista), surgió el tema de los pacientes que dejan de venir o no vuelven después de la primera vez. En general, la razón que aducen es que no tienen dinero (o tiempo). Algunas veces, es cierto. Muchas no.
Estamos tan hipnotizados y tomados por el Ego y por la cultura que creó que ponemos por delante todo lo material, creyendo que eso es lo importante y lo que nos dará paz, propósito y ventura. Leemos sobre el alma y sus aprendizajes y hablamos sobre la Luz y el Amor, pero, a la hora de decidir y de actuar, gana el Ego.
Ganan los miedos de no poder sobrevivir sin las “armas” del mundo en el que estamos. No confiamos en que, actuando desde el interior, siendo, atraeremos los recursos que nos permitan vivir plenamente. Ganan los temores que se mueven en las sombras, los cuales no han sido afrontados y transformados. Gana lo conocido y repetido.
Priorizamos lo material, las dificultades, la coyuntura, lo debido, los otros. Cualquier cosa, en fin. Recuerdo una paciente con terribles cefaleas en el Hospital de Clínicas. Siempre les pedía en el Taller que bajasen la autoexigencia y que descansen cuando el cuerpo se los pedía. Arrodillada, limpiando el baño, en medio de un dolor insoportable, se dio cuenta: “¿qué es más importante, el inodoro o yo?!”. Fue su momento de iluminación.
Como dijo uno de mis amigos: “¿y qué se puede pedir si nadie nos enseñó cómo cuidarnos?”. Es cierto. No nos cuidamos. O creemos que hacerlo es comprar ropa nueva, irse unos días afuera, tener cosas, tomar cursos, hacer dieta, etc. Hacemos esto y muchas más cosas por los demás también.
¿Cuándo hay tiempo (y dinero) para ti? Nunca. Porque priorizarte y cuidarte no significa ninguna de estas cosas. Conocerte, liberarte de los miedos y frustraciones, centrarte, disfrutarte y disfrutar, expandirte, vivir el presente, amarte, eso es. Porque cuando estás bien contigo mismo, cuando tomas la vida como un constante aprendizaje estimulante, cuando dejas que la abundancia sea tu compañía, cuando simplemente vives en ti, tienes todo lo que necesitas.
¿Acaso no lo sabes ya? Seguramente lo leíste miles de veces. ¿Cuándo lo concretarás? Una integrante del Curso de Sanación Integral me comentaba al inicio que: “me cuesta mucho tomarme tiempo para mí, nunca encuentro el momento adecuado, siempre "hay algo mas importante para hacer”. Luego de hacer las prácticas, me escribe: “estoy sorprendida, una maravilla”.
Tienes que cambiar el foco. Hasta ahora, estaba en el afuera. Si no eres el centro de tu vida, la vida te pasa por encima. Como un observador pasivo, cualquier asunto o persona te lleva de las narices. Como un sujeto sin autoridad, permites que tus personajes internos te confundan y haces lo que ellos quieren. ¿Dónde estás?
Pasan los días y es la misma rutina. Vives sin conciencia, repitiendo lo de siempre. De a ratos, puedes percibir breves chispazos de comprensión que no duran ni se asientan. “Es difícil” es la monótona excusa. Al principio, puede serlo porque vas en contra de la corriente. Tómalo con entusiasmo. Los comienzos pueden ser muy vibrantes, si así los consideras. Deja que tu alma te guíe. Aprender a decir “NO”. Aprecia cada instante como tu oportunidad de aceptarte y amarte. Únete a otros.
Para los que estamos en lo espiritual, se agrega lo que compartí en el TIP anterior. He y estoy (porque es un proceso) pasando por cada una de esas etapas y sé que se puede y que se siente extraordinariamente bien después.
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