Una amiga me contaba sobre una mujer que conocía que está en juicio desde hace quince años con su marido (¡con quien convive!) por una supuesta estafa que le había hecho a su padre. Se enferma continuamente y vive amargada, pero no ceja en su intento de venganza.
Recordé una antigua paciente que, después de veinte años, seguía llena de odio hacia su ex-marido, que se había ido con una “puta”. Ella se había vuelto a casar y él seguía con la puta con quien había tenido hijos, pero no podía (no quería) dejar ir ese rencor y victimizarse con él.
Está lleno de ejemplos de esta clase. Años (una vida) invertida en odiar. El problema puesto afuera. La incapacidad de conocerse, de liberar, de perdonar, de tener una vida real, fuera del otro y las situaciones. Sean años o meses o días, en casa, ¿cómo andamos?
sábado, 17 de abril de 2010
Como abrazado a un rencor
Publicado por Laura Foletto en 20:39
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