¡Es tan maravilloso lo que sucede cuando uno suelta! En el post anterior, conté que algunos acontecimientos me “bajonearon”. Comprendí para qué habían ocurrido, los liberé con Hoponopono, cambié mi actitud y me tranquilicé. Hice la mínima intervención que requirieron y los dejé. Se solucionaron solos.
El condicionamiento de cientos de años está en contra de esto. La presión de la sociedad lo hace increíble e inoperante. Nuestra misma personalidad se resiste. Pero… el flujo tiene su propia razón y encuentra los medios para la solución.
En definitiva, es una labor cotidiana. Cada día se presenta una oportunidad para la transformación y es cuestión de tomarla y confiar.
viernes, 19 de marzo de 2010
Soluciones instantáneas
Publicado por Laura Foletto en 19:49
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