El sábado, anduve por Puerto Madero con un amigo y vimos las fragatas fondeadas en los muelles. Son los buques-escuelas de distintos países. Estaban bellamente iluminadas.
Recordé el mar al verlas. La vida nació del agua, fue nuestro líquido amniótico y nos alimentó durante miles de años hasta que pudimos vivir en la tierra. Somos agua. Nuestro cuerpo es mayormente líquido. El contacto con ella es un recordatorio permanente del origen, una caricia maternal, una limpieza profunda, un poder natural. Y, como escribí en el post anterior, una preciosa metáfora de quienes somos. La Fuente de toda Vida es fluida y cambiante, quieta e imperturbable, como el agua.
martes, 9 de marzo de 2010
Aguas de vida
Publicado por Laura Foletto en 16:02
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