miércoles, 21 de enero de 2009

Nacimientos

“No se sabe nunca cuándo se nace: el parto es una simple convención. Muchos mueren sin haber nacido; otros nacen apenas, otros mal, como abortados. Algunos, por nacimientos sucesivos, van pasando de vida en vida, y si la muerte no viniese a interrumpirlos, serían capaces de agotar el ramillete de mundos posibles a fuerza de nacer una y otra vez, como si poseyesen una reserva inagotable de inocencia y de abandono”.

Sigo leyendo a Juan José Saer (y me sigue sorprendiendo). Encontré este párrafo en “El entenado” y me tocó: siento que he nacido una y otra vez y que he vivido muchas vidas distintas. Y también esa inocencia y ese abandono que implican.

Observo que algunos pasan por situaciones diferentes pero cada vez se hacen más amargos, pesimistas, necios, drenados. Yo, por el contrario, siento que renazco más llena de entusiasmo, de comprensión, de amor, abandonando lo anterior sin arrepentimientos ni rencores y abriéndome inocente a lo nuevo.

Nada me pesa ni me condiciona. Obviamente, estoy más madura y he aprendido, pero mi alma no se ha contaminado de los sufrimientos: sigue mirando con ojos puros la Vida que recomienza.

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