lunes, 30 de abril de 2007

Carpe diem

Carpe diem, disfruta el día. Especialmente si el día es complicado. Pasaron muchas cosas con mamá (unas cuantas bastante feas), pero, al desdramatizarlas o dejar de rechazarlas o simplemente solucionarlas con los recursos que había, no sólo no crearon residuos negativos sino que me hicieron darme cuenta de hermosas virtudes tanto en mí como en mis padres como en otros.

Escribí en el Boletín de ayer: “¿Cómo hacerlo (encontrar la felicidad que subyace en cualquier instante) cuando “las papas queman”? En principio, libera toda la carga, el dolor, el sufrimiento, el compromiso y cualquier emoción “bienhechora” que le impones a la situación. Eso sólo sirve para sentirte superior y bueno, pero no soluciona nada. Respira (¡jamás te olvides de respirar!), soltándolo y, luego, en el mejor estado de calma que puedas lograr (no te exijas: tampoco sirve) deja que la solución venga a ti. Si no hay respuesta, continúa aquietándote y dejando que aparezca. De cualquier manera, la paz es mejor recurso que cualquier otro y, como ya sabes, atrae más paz. Entonces, ¿por qué no usarla?”.

Hoy, cambiando opiniones con una amiga sobre servicio o asistencia social (cosas que no me interesan) llegué a la conclusión de que, en realidad, no me gustan cómo son llevadas a cabo. Se hace asistencialismo, se lo sufre, se lo ensalza, se da el pescado en lugar de enseñar a pescar, se continúa ninguneando al otro en su rol de víctima y muchas otras cosas. Si pudiera encontrar ese lugar de compasión interno en que sencillamente hago lo que hay que hacer y me retiro, sin nada más que amor, creo que haría servicio.

Para comenzar, puedo encontrar ese espacio en mí que siente compasión por mí y que hace lo que hace, nada más. Carpe diem.

domingo, 29 de abril de 2007

Presente

Desde anoche, estuve con dos chicos de 4 y 7 años (mucha energía y mucha demanda). Hoy, temprano, me llamó mi padre por problemas con mi madre (poca energía y mucha demanda). La única manera de vivirlo es estar presente todo el tiempo.

En el momento que me distraía y comenzaba a hacer panoramas lóbregos o a decaer en la atención de ellos, todo se trababa y se ensombrecía. Respiré, me calmé, encontré la mejor solución para mis padres y seguí jugando con mis sobrinos del corazón.

Así, nos divertimos mucho, charlamos mucho, nos llenamos de amor muchísimo. Presencia total.

sábado, 28 de abril de 2007

Creciendo...

¡Qué fácil nos resulta abandonar lo que nos hace bien!

Sea dieta, alimentación sana, ejercicio, actividades culturales, amistades, cursos, observación autoconciente, proyectos, paseos, encuentros gratificantes… la lista es infinita.

Comenzamos llenos de grandes propósitos, disfrutamos la adrenalina de los inicios y nos sentimos recompensados ante los dulces frutos de los primeros beneficios hasta que algo sucede. Puede ser un tropiezo, los comentarios de otros, la lentitud en los resultados, los viejos pensamientos que reaparecen, el tema es que aminoramos el entusiasmo y volvemos a ver lo que está mal, recelamos de nosotros mismos e insensiblemente (o estrepitosamente) recaemos en lo de siempre.

A veces, es como si plantáramos una semillita y, ansiosos por los logros, la desenterramos para ver el crecimiento. No la regamos ni la protegemos ni confiamos en la acción de la tierra, del sol y del tiempo. No podemos esperar hasta que se haga fuerte y la malogramos tempranamente. Otras, la plantita está creciendo sana y resistente, pero las dudas o los miedos la tronchan o la debilitan.

Se necesita focalización, perseverancia y fe. Se necesita autoestima y alegría. Se necesitan amigos que acompañen. Se necesitan buenas guías o tutores.

Hay dos cosas que me reconcilian, me levantan y me inspiran: la Naturaleza y el Arte. Puedo nutrirme de un árbol, una puesta de sol, la fluencia del agua al mismo tiempo que de bailar, leer, ver cuadros o pintarlos. Me ayudaré de ellos para continuar con mi creación.

viernes, 27 de abril de 2007

Intersoy

Leo: “La vacuidad significa siempre vacío de algo, de modo que debemos preguntar: “¿Vacío de qué?”. Si bebo toda el agua de un vaso, éste se queda vacío de agua, pero no vacío de aire. La vacuidad no significa que no exista. “A” está formado absolutamente de elementos “no-A”. Esta hoja de papel está vacía de una existencia separada porque no puede existir por sí misma, tiene que interser con cualquier otra cosa. Nuestra hoja de papel está formada por elementos de no-papel, como los árboles, los rayos de sol, la lluvia, la tierra, los minerales, el tiempo, el espacio y la conciencia. Está vacía de un yo separado, pero está llena de todo lo demás. De modo que vacuidad significa, al mismo tiempo, plenitud. Estas son las enseñanzas del interser y la interdependencia. La vacuidad es una Puerta de Liberación, una práctica y no sólo un tema para discutir. Observa profundamente todas las cosas y descubrirás la verdadera naturaleza de la vacuidad. De ese modo, eliminarás tus ideas discriminadoras y trascenderás el miedo al nacimiento y a la muerte”.

Esto es de un hermoso libro del monje budista Tich Nhat Hanh llamado “La esencia del amor”. Hoy, tuve momentos en los que realmente sentí la conexión con todo, al darme cuenta del océano (otra acepción budista) de cosas y personas que son no-yo y con quienes intersoy: mis padres, mi familia extendida, mis amigos, mis pacientes, cada cosa de mi casa, los árboles que miro todos los días, mi país, el dinero, el aire, etc., etc.

Para los budistas, la observación profunda es la clave de la liberación. Esto requiere silencio interno y absoluta sinceridad personal. No se refiere a los conceptos y racionalizaciones sino a la experiencia, a la vivencia total, fuera de las palabras. Soy un mundo en calma…

jueves, 26 de abril de 2007

Mi radiante corazón

Hasta alrededor de los treinta años, yo tenía un corazón de fuego: lleno de pasión, emociones exacerbadas y sentimientos llameantes. Tanto ardor me terminó quemando y, poco a poco, lo fui alambrando, luego amurando hasta que sentí que se convirtió en piedra. No era tan drástico, pero estaba aprendiendo a no dejarme manejar por mis emociones y encontrando la paz que subyace en la aceptación de quien soy.

Así se fue instalando una quietud que me gustaba, que me permitía concientizar las ráfagas de energía en el plexo solar y respirar hasta disolverlas o decidir qué hacer con ellas.

Pero, en algún momento, comencé a extrañar mi fuego (tengo mucho fuego en mi Carta Natal… y mucha agua). Gran parte de mí ya no quería tanta fogosidad, pero otra quería percibir esa exaltación. Ayer, me tomé un momento y llamé a mi corazón: me asombró descubrirlo brillante y rosa, irradiando una luz cálida y suave. ¡Qué preciosa sorpresa!

Me di cuenta (la dificultad de ver lo obvio) que hacía mucho tiempo que no “meditaba”. Lo pongo entre comillas porque ya no adhiero a la vieja forma de meditar; es más, ya no está disponible para mí. Esta es otra cosa que extrañaba. Tuve increíbles experiencias inundada de visiones extraordinarias, pero se cortó de pronto y hallé que ahora la conexión es constante y de otra forma y calidad. Está vinculada al momento y a lo cotidiano, a la maravilla de estar presente en Lo Que Es.

Igual, no lo estaba haciendo, más que cuando tenía necesidad inmediata. Si bien ya no me la paso dando vuelta la noria de pensamientos negativos, juzgadores y despreciativos como antes, tampoco me focalizo constantemente (¡otra vez la palabra!) en mi Luz. Así que este es el propósito de hoy, mi amoroso corazón.

miércoles, 25 de abril de 2007

Incorporando amor

¿Cuáles son “los residuos remanentes de la Vieja Energía”? ¿Cuáles son “las últimas ilusiones y las realidades de los miedos que tengo que confrontar”? Leí esto hoy en una canalización debido a los sucesos que, tanto individual como globalmente, debemos “enfrentar acerca de nuestras propias creaciones y las estrategias que han motivado dichas ilusiones”.

Creo que estamos en un tiempo de liberar, de poder concientizar estas ilusiones y soltar el lastre para encontrarnos con un poder y un amor mayores, que construirán un Mundo Nuevo. Grandes palabras, muchas mayúsculas… ¿cómo se plasma esto en mi vida cotidiana? Porque, cualquier cosa que leo o pienso, es para concretarla, para incorporarla, sino es solamente un jugueteo mental, una carga más.

In-corporar es el tema. Traer al cuerpo. Me ha llevado gran parte de mi vida encarnarme. Por eso estudié Terapia Corporal Integrativa y por ahí encontré mi vocación. Viví mucho tiempo en mis fantasías, en “los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón” de Machado. Tardé en darme cuenta de que todo eso podía hacerse realidad y que esa realidad era tan fascinante como la de mi imaginación. Poder vivir en mi cuerpo (en lugar de anestesiarlo o sufrirlo a través de montones de dolores y enfermedades), sentirlo continuamente, disfrutar el placer que proporciona, ayudándome a estar aquí y ahora, materializando lo que mi intención crea, es auténticamente ma-ra-vi-llo-so.

En esta nueva vuelta de rosca, se trata de llevarlo a fondo. Siento que estoy con un pie en cada lado. O más bien, sacando uno mientras mantengo el equilibrio hasta ponerlo definitivamente en otro. ¿Cómo llevarlo adelante?

Hoy, mientras me despertaba, recibí: “simplemente, pon amor en lo que haces”. ¿Y alegría? Veo lo “campanita” que son algunos y me gustaría estar así. “Tú tienes la alegría de ser y tendrás la alegría de ser amor; esa es tu contribución”. Parece fácil…

martes, 24 de abril de 2007

Constancia

Ayer, escuché a Eugenia De Chicoff (una señora que se dedica a “los buenos modales” y tiene como 100 años) hablar de qué hace al despertarse. Se levanta a las 5 de la mañana, se para desnuda frente a la ventana, sin importar la temperatura, y comienza levantándose la autoestima con distintas frases. Luego, hace una serie de ejercicios en los cuales la clave es la respiración. Cuando le preguntaron la edad, dijo: “la edad es un número y yo no soy un número, yo soy una persona”. ¡Genial!!

Si bien no pienso hacer algo tan drástico, me di cuenta (una vez más) de mi falta de disciplina y constancia cuando no me gusta o no me sale hacer algo. Soy muy perseverante cuando me nace del corazón, pero en el resto, sobre todo en las cosas cotidianas o que tienen que ver con la salud o que implican método, nada me dura más de un par de semanas.

Es mi gran talón de Aquiles y la razón por la que no he conseguido más, teniendo tantas facilidades. Quizás, sea por eso justamente. Tiendo a descansar en ellas y, peor, a no valorarlas. He venido con muchos dones y he desarrollado otros; ¿por qué no éste, que es tan necesario?

Si bien las cosas “vienen” a mí cuando estoy preparada, vibrando en sintonía, sin esfuerzo ni sacrificio, atendiendo a la intención que he lanzado al Universo desde el alma, también es cierto que debo ser consecuente con ella. Ahí está mi falla.

Muchas personas que no están en este camino suelen decir que “es fácil, que no tiene compromiso”. ¡Qué lejos! Vivimos en las exigencias del Ego y esperando las recompensas que nos promete, generalmente distanciados de nuestro verdadero sentir y encolumnados como ovejas detrás de lo que la sociedad nos vende o nos inculca. Se necesita mucha autoconciencia, mucha labor interna, mucha firmeza para seguir lo que nos dicta el corazón y entregarnos a ello sin importar lo que dicen los otros, manteniendo la fe, el entusiasmo, la alegría, el amor.

Nos han mentido tanto (a veces a propósito y otras por ignorancia) acerca de lo que somos y de cómo se desarrolla este propósito divino que hemos encarnado que es indispensable una enorme raigambre y consistencia para no dejarse desviar por todo lo que nos rodea. Igualmente, para sostener una visión y permitirse, confiadamente, que encuentre el rumbo en la realidad entre la miríada de oportunidades de esta sopa cuántica en que moramos.

Este es el propósito de hoy: ser constante en las pequeñas cosas, en los objetivos, en mí, al fin y al cabo.

lunes, 23 de abril de 2007

Recordarme

¡Cuan fuerte puede ser la victimización que termina siendo un estilo de vida!

Desde hace tiempo, estoy observando las múltiples formas que toma este “mal innecesario” y estoy anonadada. Es un árbol con miles y sutiles raíces, cada una más tenaz que la otra. Desde no comprarme alguna tontería (porque no tengo plata… y no tengo plata porque me victimizo… círculo vicioso…) hasta tirarme abajo si alguien logra algo que me hubiera gustado (esto incluye envidia, celos, resentimiento, baja autoestima, culpa, enojo, tristeza, falta de reconocimiento, etc., etc., etc.), pasando por no verme linda ni inteligente ni capaz ni… lo que sea…

Por supuesto, caer en esta espiral hace que no vea los méritos, los dones, las facilidades, la abundancia que sí tengo. Es como si gran parte de mi mundo desapareciera de pronto en un pequeño agujero negro y lo que quedase no es suficiente, ni merecido ni necesario ni justo. Una gran estupidez, bah!, pero una estupidez en la que todos caemos casi sin darnos cuenta.

Es parte de la sociedad en la que vivimos. Como el pez en el agua, no tomamos conciencia de que nadamos en ella y de que la tomamos desde el nacimiento. Se mezcla con el agua del cuerpo y pasa a ser parte de lo que somos: poca cosa, inútil, mediocre, el mejor (a fuerza de sacrificios y sin creerlo realmente), común, ordinario, desempoderado (el poder lo tienen otros, mejor dicho, se lo dimos a otros), bueno, buenudo, pobre pero honrado, rico, vivo, zafador, cualquier máscara sirve.

Ninguna refleja la verdad, ninguna muestra mi intrínseco poder, mi gran belleza, mi corazón lleno de amor, mi creatividad innata e individual, mi Ser. Deambulo con los disfraces y las máscaras que vine a usar para conocerme mejor, para experimentar y me las creo, creo que ellos son yo.

Es tan poderoso el hechizo que no logro romperlo del todo. Caigo todo el tiempo, a pesar de que llevo años haciéndolo con éxito, a pesar de que he tenido vivencias extraordinarias, todavía caigo. No es malo esto, simplemente significa que tengo espirales por subir. El tema es cuando me enojo o me olvido. Por eso escribo, para recordarme.

Hoy, me recuerdo que estoy rodeada de amor. ¡Gracias!

domingo, 22 de abril de 2007

La creación

En el Día de la Tierra (a la que amo tanto, que me llena de amor, conexión, paz, sanación, armonía, exaltación... todo!), creo el resto de mi vida en este planeta.

Primero, observo a mi alrededor y agradezco:
- gracias a mis padres por ser el portal a esta nueva existencia, por darme todo lo mejor que pudieron y por seguir siendo mis maestros,
- gracias a mi hermano por su vida y por su muerte, porque en ambas me enseñó paciencia, compasión, entrega y cariño,
- gracias a mis parientes por ser bondadosa compañía y apoyo,
- gracias a mis amigos, con quienes puedo disfrutar partes de mí en ellos, dándome la oportunidad de dar y recibir,
- gracias a mis pacientes, con quienes aprendo y enseño en una sinergia cada vez más profunda y amorosa,
- gracias a todos, porque con cada uno me espejé y me nutrí,
- gracias a cada experiencia, sea de luz o de sombra, que me hizo esta que soy,
- gracias a los Seres de Luz que han guiado, sostenido y facilitado mi camino, cálida y sabiamente,
- gracias a mí, por respetar ese camino y seguirlo, por continuar creyendo, por los maravillosos dones que traigo y por el enorme potencial que deseo seguir desplegando,
- gracias por tanto, tanto, tanto que no encuentro palabras en mi corazón para agradecer...
¡GRACIAS, DIOS!

Vivo una existencia feliz, amorosa, armoniosa, abundante, creativa, sabia, próspera, sana.
Mi cuerpo vibra en salud y energía.
Mi mente está inspirada por los más altos pensamientos y guiada por mi corazón.
Siento amor, gratitud y compasión hacia mí y todos los seres.
Vivo en mi lugar del alma, rodeada de naturaleza, de verde, agua y sol, en una hermosa casa, con una casa de huéspedes.
Comparto mi vida con mi compañero del alma, con quien disfrutar el camino de la Vida con amor, armonía, alegría y comprensión.
Expreso mi Maestría en el Consultorio, en Talleres, en libros, a través de Internet, en mi casa y viajando, individualmente y en grupos numerosos. Facilito y asisto a quien lo desee una vida feliz, creativa, amorosa y exitosa, en constante gratitud y alegría.
Viajo y conozco lugares maravillosos de mi Tierra.
Sostengo un masivo, abundante y positivo flujo de dinero. Gano miles de pesos, divertida y fácilmente, haciendo lo que amo, compartiéndolo con los que amo.
Soy completa fe, confianza, alegría y amor. Soy y tengo prosperidad, abundancia, libertad, sabiduría y felicidad, para el Mayor Bien del Todo.
Abro día a día más las conexiones a todo lo que soy, para poder usarlo en la creación de la Nueva Tierra. Me uno cada vez más a Todo Lo Que Es. Todos Somos Uno.
Así es y así sera.
¡GRACIAS, DIOS!

viernes, 20 de abril de 2007

Érase una vez...

Estoy escribiendo esto en un bar a dos cuadras de mi casa, en Belgrano, mirando llover. Ha llovido mucho estos días. Se me ocurre que hay demasiado por limpiar. Ayer, una amiga astróloga me dijo que Saturno (el gran frenador) se ponía directo en mi Carta y liberaba lo detenido. Se me ocurre que hay demasiado por liberar.

Toda mi vida he sido "rara", siempre a contramano del resto. Al principio, fue muy difícil. En algún momento, decidí aceptarlo y sobrellevar las consecuencias. Por supuesto, dejó de haberlas. La Vida es así de simple: basta que aceptes todo (lo bueno y lo malo) para que no tengas problemas.

Ahora, siento que pasa algo parecido. Durante muchos años, me he ocupado de la bella labor de conocerme, jugar mil juegos, aprender y ahora ha llegado el momento de un nuevo salto al vacío (uno de tantos). Si bien tiene repercusiones en el exterior, en verdad es un salto de fe interno.

¿Puedo confiar, puedo rendirme a mí misma, a la Vida? ¿Sin estrategias, sin reaseguros, sin planes meticulosos, sin reservas, sin hacer caso a mi ego, que me llena de miedos y dudas? ¿Puedo entregarme simplemente a ser, a Lo Que Es?

Este blog quiere ser una Bitácora de ese salto. Tal vez, te ayude. Sea como sea, se trata de una Creación: la de mis próximos 50 años, paso a paso, día a día. Se me ocurre que será maravillosa, mucho más todavía que los anteriores 50...