miércoles, 12 de enero de 2011

Luminosos "errores"

“Las relaciones que no deseo clarifican aquellas que deseo” leí no sé dónde. Es cierto para cualquier cosa. Muchas veces, no sabemos qué queremos y nos vamos dando cuenta a través de lo que no queremos.

Nunca tuve claro qué deseaba hacer. Era la gran espina clavada en mi corazón. Muchísimas cosas me gustaban (medicina, agronomía, psicología, astronomía, biología marina, bellas artes, contaduría, moda, etc.) pero ninguna tanto como para emprender ese camino. En el trabajo, fui cambiando continuamente de empleos y profesiones (como secretaria ejecutiva por todas las gerencias en una multinacional, en una agencia de publicidad, en un instituto de ejecutivos de finanzas; como vendedora de tarjetas de crédito, como agente de seguros de vida e inversiones, etc.) aunque ninguno me satisfacía. Mientras, iba estudiando toda clase de cursos que no tenían nada que ver uno con otro. Así, también conocía diferentes ambientes y personas de muy distintas clases sociales, carreras, personalidades, etc.

A medida que “romantizaba” algún empleo o lugar y me dedicaba a ello, me daba cuenta de que no era por ahí. Finalmente, en la cúspide de mi dolorosa frustración, me puse a estudiar Terapia de Integración Cuerpo-Mente (por una necesidad personal) y resultó que ése era el camino. Lo más interesante es que tomé conciencia de que todo lo que había hecho hasta ese momento me ayudaba en lo que era mi vocación y profesión. No había “errores”. Había aprendizajes y experiencias necesarias para lo que llegó en el momento justo.

Si pudiéramos ver nuestra vida de esta forma no estaríamos quejándonos todo el tiempo, paralizados mediocremente en un lugar, trabajo o relación, sin utilizar plenamente sus posibilidades. Me lo recuerdo continuamente.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por recordarnos tan profunda verdad.
Estoy "enamorada" de tu blog y de tu compromiso y responsabilidad por alimentarlo día tras día ofreciéndonos pistas para "trabajar" con nosotros mismos.
Un abrazo.
Mariló

Anónimo dijo...

Gracias por recordarnos tan profunda verdad.
Estoy "enamorada" de tu blog y de tu compromiso y responsabilidad por alimentarlo día tras día ofreciéndonos pistas para "trabajar" con nosotros mismos.
Un abrazo.
Mariló

Anónimo dijo...

La historia de mucha gente!gracias por recordarnoslo:)un abrazo!

Laura Foletto dijo...

¡Gracias, Mariló y Silvia!
Creé el blog porque pensé que había muchas personas que se podían identificar con mis reflexiones y experiencias y que, quizás, les servirían para su propio camino. Me alegro desde el alma que así sea. Comparto la Luz.

Gunther Emde dijo...

¡Gracias Laura por tus textos sinceros, tan llenos de lo humano y de aquello que está "más allá de lo humano"!

(Ahora que nadie nos escucha, te lo confieso: creo que debo ir al psiquiatra urgentemente y comentarle esos 51 síntomas que afean tanto mi normalidad cotidiana... Estoy seguro que me recetará 51 pastillas y él dormirá feliz al saber que ha conducido a otra oveja al redil...)

Recibe un saludo desde Barcelona, te visitaré regularmente, tu sitio me encanta, Laura.

Laura Foletto dijo...

¡Gracias, Gunther! Guardemos el secreto porque, de lo contrario, se creará un nuevo Desorden y su única cura serán las 51 pastillas correspondientes...
Un beso desde Buenos Aires.

Anónimo dijo...

creo que tienes razon, la frustracion no debe existir espero alcanzar mi vocacion en la vida, un abrazo fraterno!