Durante bastante tiempo, en algunos momentos, había un olor horrible en mi baño. Vinieron algunos plomeros con distintas teorías al respecto. Como algunas eran muy caras, el consorcio dificultaba su arreglo. Finalmente, vino un señor mayor que, con su experiencia, se dio cuenta de que era algo muy simple, producto de una mala colocación del inodoro. En veinte minutos, lo resolvió.
Pensé cuántas veces me ha pasado algo parecido: arrastro situaciones pesadas, creyendo que su resolución es larga, costosa, complicada, y finalmente se resuelven de forma rápida y simple. Debo confiar más y estar más abierta... aún.
sábado, 29 de mayo de 2010
Soluciones
Publicado por Laura Foletto en 13:20
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