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En el Grupo Cerrado en Facebook “Abriendo e
  iluminando Puertas”, comenzó un debate acerca de cómo sabemos si los
  objetivos que nos proponemos son del ego o son del Alma, qué pasa si lo que
  tanto soñamos no está en los planes del Alma o si los que Ella tiene no nos
  gustan… Consciente o inconscientemente, estas cuestiones están en la mente de
  todos, mezcladas con conceptos psicológicos, preceptos religiosos, mandatos
  sociales, etc. 
Pienso que la raíz de este malentendido está en la separación que hacemos entre
  lo material y lo espiritual (sobre todo en occidente). Nosotros creemos
  que el cuerpo, la mente, el ego, nuestra experiencia terrenal están aislados
  de nuestra Alma, del Espíritu, de las demás dimensiones.  Es más, especulamos que todos esos aspectos
  no tienen ninguna relación entre sí; por eso, vamos al médico para el cuerpo,
  al psicólogo para la mente, al religioso para el alma y recurrimos a algún
  otro “especialista” (político, filósofo, etc.) para cualquier tema que nos
  concierne.  Obviamente, ellos se han
  concentrado en un área y nos pueden ayudar en su especificidad pero el
  problema radica en que nosotros creamos que todo está separado y no que somos seres completos, íntegros, Uno con
  Todo Lo Que Es. 
Aquí, se instala el asunto de los deseos:
  ¿qué pasa si mis objetivos y planes no son los del Alma, si ella no “me deja”
  cumplirlos, si no me satisface lo que tiene preparado para mí?  Esta fue la reflexión que compartí en el
  Grupo: “¿Cómo saber si es lo que quiere el Alma?  PORQUE SUCEDE. El ego
  siempre se resiste a lo que es, sobre todo cuando no le gusta. Pero, si
  sucede, es porque es necesario para atravesar algún aprendizaje. Si continúa
  y nos seguimos negando, lo alargamos y profundizamos el sufrimiento. Cuando
  finaliza, puede que sigamos en lo mismo porque ahora lo vemos con otros ojos
  o cambió debido a nuestro cambio o lo dejamos porque ya no vibramos con ello.
  Lo que transforma todo en una lucha es
  la negación de lo que es.  
¿Quieres algo que es del ego (y prácticamente
  todo lo es)? Quizás, no lo logres y, al cabo de un tiempo, descubras que ya
  no te importa, que era un capricho del momento o que eso te hacía sentir
  “mejor” que los demás o cualquier otra motivación superficial. Quizás, lo
  logres y te des cuenta de que no era lo que soñabas o de que es un paso en el
  camino o de que no era tan importante. Sea
  como sea, habrás aprendido algo.  
Fluir
  es permitir que la Vida te presente oportunidades, personas, situaciones, que
  te proporcionen conciencia, conexión con las diversas partes de tu
  caleidoscópico ego, que es nada más que un instrumento para que tu Alma
  aprenda a ser un Creador responsable. Todo sirve. Todo está bien. Vívelo
  y suéltalo. No retengas nada. No te identifiques con nada. Completa tu
  aprendizaje y continúa. Todo eres Tú.
   Esto es muy hermoso de leer (y de
  escribir) pero es la labor de muchas vidas. En eso andamos…”. 
Es común que eludamos realizar alguna
  actividad o reflexión con la excusa de la falta de tiempo (a veces ni
  siquiera comenzamos el camino con el pretexto de la falta de dinero, cuando
  gastamos en cosas que no nos traen ninguna satisfacción real).  Todo tiene relación con esta separación: “estoy
  tan ocupado que no puede parar para pensar en eso”… como si la vida que llevamos y sus consecuencias no estuvieran
  vinculadas a las suposiciones, ideas, traumas, mandatos que tenemos
  internalizados.  Un ejemplo muy habitual:
  el excesivo y exigente control del ego sobre cualquier cosa es producto de la
  falta de conexión con los propósitos del Alma, de creer que estamos separados
  y solos y que no podemos confiar en Ella ni fluir con la Vida.  Una realidad: el Alma desea lo mejor para nosotros, sus planes son los más bellos y
  sanos, sus caminos son amorosos. 
  Sintonicemos con ello y alejémonos de lo que no nos ayude. 
La clave es vivir consciente, atento a lo que
  piensas y sientes, lo que te hace dar cuenta de que el ego te lleva de la
  nariz con sus carencias, dudas, inseguridades,  limitaciones, insuficiencias y miedos.  Esto es lo “normal”.  ¿Qué
  hacer?  Cuando te   sorprendas en ellos, respira, suéltalo con
  la exhalación, observa su aprendizaje (o deja que se te vaya aclarando con el
  tiempo), céntrate en tu corazón, busca un poco de paz, di algo que te sirva
  (“Yo soy divinamente guiado, protegido y amado”, “Entrego, confío, acepto y
  agradezco”) y date amor, mucho amor, paciente amor, luminoso amor.  Él
  es la solución a la separación. 
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lunes, 8 de mayo de 2017
Cómo saber si tus planes son del Ego o del Alma?
Publicado por
Laura Foletto
en
18:39
 
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