martes, 28 de junio de 2016

¿Habitas tu cuerpo? Responde estas preguntas...

Frecuentemente, le grafico a mis consultantes que somos como los dibujitos de historieta: tenemos un cuerpo pero vivimos en el globo de los pensamientos.  No nos habitamos, estamos en la mente, que existe en la línea del tiempo: pasado, presente (poco) y futuro.  El único que está constantemente en el presente es el cuerpo.

Al creer que la mente es lo fundamental, nos perdemos los mensajes de otros centros que están tomando información del aquí y ahora, de lo que efectivamente está sucediendo, no de lo que nos gustaría que fuese ni de lo que filtramos con nuestras resistencias y programas pre-adquiridos de la mente.  Muchas de nuestras contracturas y sintomatologías, de nuestra falta de paz y confianza, son productos de la falta de conciencia corporal, ya que estamos incómodos o molestos y no lo percibimos o lo dejamos pasar, como si no fueran importantes. 

La salud, las emociones, el instinto, la intuición, la inspiración se rigen por parámetros absolutamente vivenciales y del momento.  Al no escuchar sus señales y advertencias, abrimos la puerta a enfermedades, prejuicios y problemas que podríamos haber evitado si nuestra conciencia estuviera atenta a los estímulos que recibimos en cada instante.  ¿Lo pruebas ahora mismo?


 ¿Puedes percibir cómo está tu respiración ahora, mientras lees esto? ¿Registras cómo tu cuerpo está sostenido por la silla, en qué lugares, dónde estás tensionado, si te duele alguna parte, si tienes calor o frío? ¿Qué puedes hacer para ponerte cómodo? ¿Sientes alguna emoción? ¿Adónde, en tu pecho, en tu plexo, en la panza? ¿Sabes cómo reconocerla, qué te quiere decir, cómo transmutarla?

¿Ves el mundo como algo objetivo, en el que no tienes injerencia? ¿Consideras tu vida el resultado de tu infancia, la culpa de tus padres y la sociedad, una condena, una experiencia azarosa, en la que tu participación es mínima? ¿Observas los cambios como peligros a tu status quo, a lo que tanto te costó lograr, pero no puedes frenarlos (y quizás no quieras)? ¿Has leído que el mundo es tu espejo, el escenario externo de tu escenario interno? ¿Lo puedes considerar ya, en algún aspecto de tu vida? Cierra los ojos y date cuenta. ¿Qué dice de ti? Si no te gusta lo que ves, ¿qué cambios necesitarías hacer para permitir emerger el potencial de resolución y sanación?

¿Has comenzado a tomar conciencia de sensaciones raras, de intuiciones repentinas, de sincronías imposibles, de deseos de “algo más” que no sabes muy bien de qué se tratan, de información o personas con conocimientos nuevos? ¿Qué significan para ti? ¿Te dan miedo, dudas, frustración? ¿Te atraen, te vivifican? ¿Con qué te conectan? Siéntelo. ¿Necesitas ayuda para aplicarlos? ¿La buscas?

Mientras hacías esto, ¿perdiste la percepción de tu cuerpo otra vez o te ayudaste de él para ir más profundamente? Vuelve a él. ¿Cómo estás ahora? ¿Tomas nota de tu entorno, de los estímulos externos? ¿Sonidos, olores, temperaturas, texturas? ¿Es más amigable? ¿Puedes contactarte con él, desde un sentido de unidad? Respira y siente el aire como el portador de la Energía Universal que te conecta con Todo Lo Que Es. Entra a tu cuerpo, lo expande, lo conecta, lo ilumina. Sale y te relajas, te integras, iluminas. Eres un Cuerpo de Conciencia: cuerpo, mente, alma, espíritu, todo.

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