miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Qué locura deseas liberar?

Faltan dos meses para fin de año.  Buen tiempo para una terapia corta que concluya con lo que deseas soltar, para reencontrarte contigo mismo y con tu potencial.  El año próximo, tendrás disponible una enorme cantidad de energía para concretar tus sueños… si ya has liberado lo viejo y sanado tus heridas. 

Einstein dijo que “locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”.  En ese sentido, todos estamos locos.  Es hora de dejarla atrás y movilizar los recursos que ya poseemos para ser quienes verdaderamente somos: seres espirituales transitando una experiencia humana.

Comienza tu nueva vida, libre, poderoso, conciente.  Te lo debes…  Llámame al 4783-4942 o escríbeme.  Te acompaño a lograrlo. 



Ya sabes que estoy aquí para ti.  Soy una pionera.  Llevo 20 años ayudando a conectar al Ser en Acción, a través de la Nueva Energía.  ¡Date la oportunidad ahora!

lunes, 29 de octubre de 2012

Un Dios amable en un mundo amable


"¿Las razones de tu sufrimiento?  Querer controlarlo todo, desear que las cosas sean como tú quieres, aferrarte a lo que no puede ser, desear que el pasado sea diferente, querer que otros sean como tú quieres que sean, no aceptarte tal como eres en cada momento.  En resumen, vivir en tu mente y perderte del presente."  Lo dijo Osho y estoy totalmente de acuerdo.

Además de esta síntesis perfecta, me he planteado muchas veces porqué creemos que el sufrimiento es parte inherente y obligatoria de vivir.  A pesar de que nos llenamos la boca proclamando que Dios es Amor y que Él nos ama incondicionalmente, esto es solamente un discurso aprendido, no una realidad incorporada.

La verdad es que vivimos como si Dios fuera un padre vengativo o una entidad sádica a la que le gusta hacer padecer a sus criaturas o directamente no hubiera ninguna divinidad.  Es como si nos tiraran de una patada a este planeta y cayéramos como seres sin recursos ni elecciones, pobrecitos de todo.  Nadie se plantea esto racionalmente; sin embargo, existimos como si así fuera.  La complejidad y la velocidad del mundo de hoy amplifican esta percepción, haciéndonos sentir como hojas en una tormenta.

¿Una opción?  ¿Qué te parece lo que propone Marianne Williamson: “¿Y si verdaderamente creyéramos que hay un Dios, un orden benéfico en las cosas, una fuerza que las mantiene unidas sin necesidad de nuestro control consciente?  ¿Y si pudiéramos ver, en nuestra vida diaria, cómo opera esa fuerza?  ¿Y si creyéramos  que de alguna manera nos ama, se preocupa por nosotros y nos protege?  ¿Y si creyéramos que podemos darnos el lujo de relajarnos?
Cuando nos entregamos y nos limitamos a amar sucede algo sorprendente. Nos introducimos en otro mundo, en un ámbito de poder que está ya dentro de nosotros. El mundo cambia cuando nosotros cambiamos, se ablanda cuando nos ablandamos, nos ama cuando nos decidimos a amarlo.
Entrega es la decisión de dejar de pelear con el mundo y, en cambio, empezar a amarlo. Es una paulatina liberación del dolor. Pero liberarse no es separarse por la fuerza de algo, sino "fundirse serenamente con lo que realmente somos". Nos despojamos de nuestra armadura y descubrimos la fuerza de nuestro yo crístico. Un curso de milagros nos dice que si bien «pensamos que sin el ego todo sería caótico, lo que es verdad es lo opuesto.» Sin el ego, todo sería amor».

Lo que se nos pide es, simplemente, que cambiemos nuestra manera de enfocar las cosas y experimentemos una percepción más tierna. Es todo lo que Dios necesita. Apenas un único y sincero momento de entrega, en que el amor sea más importante que nada, y ya sabemos que nada más importa realmente, en absoluto. Lo que Él nos da a cambio de abrirnos a Él es un desbordamiento de Su poder desde muy adentro de nosotros. Recibimos Su poder para compartirlo con el mundo, para sanar todas las heridas, para despertar todos los corazones."


 Hace tiempo, me propuse encontrar un mantra para usar en momentos en que me olvidara de esta verdad que menciona Williamson.  Me surgió: YO SOY DIVINAMENTE GUIADA, PROTEGIDA Y AMADA.  ¿Te sirve?

viernes, 26 de octubre de 2012

Un poco de humor...

Hoy, desayuné con un amigo con  quien hacemos muchas bromas acerca de las cosas que pasan.  Me decía  de una charla con un amigo común, que tiene la costumbre de interrumpir constantemente hablando de sus propios temas.
- "Me ponía nervioso porque no me dejaba contarle mis problemas", me comenta, irónico, dándose cuenta de su necesidad de narrar sus padecimientos.
- "Le hubieras dicho: ¡Pará! ¡Dejame desarrollar mi neurosis!", le respondo.
Nos reímos hasta las lágrimas.


Escribiendo esto, recuerdo que hace mucho tiempo, cuando pasaba por una fuerte depresión, me juntaba a la noche con una vecina y amiga, que tampoco la estaba pasando bien.  Nos contábamos las desgracias del día y después las tomábamos en broma y nos reíamos muchísimo de las cosas que se nos ocurrían.  No sé cómo llegamos a esto, pero la verdad es que nos servía realmente.  Siempre tuve la costumbre de no juntarme para compartir infortunios y negatividades, pero se acentuó a partir de esa experiencia con ella.

En otros momentos muy difíciles, atesoraba reunirme con amigos para charlar distendidos, comiendo algo rico, tomando un buen vino y riendo de cualquier cosa.  Me recordaba que había cosas buenas, que la vida era maravillosa, que eso también pasaría.  Hoy, que aprendí a tomarme todo de otra forma y que fluye armoniosamente, sigo disfrutando intensamente de ponerle humor a las cosas, riendo con amigos.

miércoles, 24 de octubre de 2012

¡Amo la creatividad humana!!!

Este es el aviso:
http://www.youtube.com/watch_popup?v=qvl7kG82EfI&vq=medium

Ese es el makinf off:
http://www.youtube.com/watch_popup?NR=1&v=DEluA6LFw6k



lunes, 22 de octubre de 2012

¿En qué contexto te insertas?

Hay muchas cosas que damos por sentadas.  Una de ellas es la gravedad; estamos lidiando con ella constantemente pero la tenemos tan internalizada que no nos damos cuenta de sus efectos… salvo cuando la desafiamos desde el borde de una cornisa.  Otra cosa es el contexto en el que vivimos.  Damos por hecho el idioma, la clase social, la cultura, la historia, los valores, la religión, el sistema económico, la ropa, nuestra historia familiar.  Pareciera que todos los compartimos.  No es así.  Es muy diferente el contexto entre países como Argentina, Estados Unidos, Arabia Saudita o Nigeria.  Y, aún dentro de cada uno, es distinto en cada ciudad, estructura social o individual.

¿De qué te sirve esta información?  En principio, para no dar por sentado nada sino para valorar las diferencias y agradecer tus condiciones, sean cuales sean, tanto en lo personal como en lo colectivo.  Luego, para preguntarte en cuál contexto estás insertando tu vida.  ¿Reflexionamos juntos?  Comencemos por el inicio.  ¿Qué cuentos te estás contando acerca de tu infancia?  ¿Que no son cuentos sino realidades?  Lamento contradecirte; como dijo el gran Alejandro Jodorosky, “la memoria almacena no lo que has vivido sino las interpretaciones subjetivas de lo que crees haber vivido”.  Es una diferencia abismal.  Tu infancia es terreno ganado por la versión emocional de sucesos recortados por tu subjetividad. 

Todo lo que has vivido hasta los ocho años te marca para siempre.  Lo que piensas acerca de ti mismo, de la vida, del amor, de las relaciones, del trabajo, de lo que es posible y no, está originado en esos primeros años.  Cada reacción del presente es un eco del pasado, un Niño Interno manejando a tu Adulto con sus creencias y emociones, sin importar la edad ni el lugar.  Es imperecedero, puede ser una condena eterna, un círculo vicioso… a menos que lo revises y le cambies el contexto.

¿Cómo haces esto?  Primero, desapegándote del cuento que te has relatado y pudiendo ver tu historia en términos de aprendizajes del Alma, de un diseño sagrado.  En lugar de victimizarte y preguntarte porqué has atravesado tantos hechos dramáticos, interrógate para qué has elegido esos padres, ese nivel social, esos dones, esos desafíos; qué situaciones se repiten; qué emociones surgen constantemente, acompañadas de qué pensamientos, decretos, concepciones.  En síntesis, ¿de qué se quedó enganchado tu Niño Interno?, ¿cuál es el mundo que asimiló y que repite a su pesar?

No hay condena aquí.  Hay oportunidad de evolución.  Tu infancia y lo que te quedó como trauma, herida, mandato, es lo que tu Alma quiso experimentar en esta encarnación.  Cuando sanas a tu Niño, te sanas, te completas, te expandes, liberas tu potencial, te conectas con tu Ser.  Cambias tu pasado porque cambias el contexto de sufrimiento y lucha por uno de creación y libertad; transmutas la carga y la culpa por la responsabilidad y la pasión; trastocas el tiempo lineal por un ahora de presencia y plenitud.

Al organizar el rompecabezas de tu existencia en un juego de aprendizaje y creatividad, estás preparado para transformar lo que ya no te sirve en lo que deseas experimentar en el presente.  Así como no te das cuenta de cómo la gravedad te obliga a gastar energía en mantenerte alineado para no caerte de nariz al suelo, tu visión de la infancia te obliga a volver al pasado y no te deja energía para vivir en el presente.  Al sanarlo en su origen y poner tu atención en lo que deseas ahora, te llenas de entusiasmo y poder para concretar tu pasión en cada instante.

Lo que no quieres ver te mantiene en la oscuridad y reclama un precio exorbitante para mantenerse secreto.  Pero es inútil y sin sentido.  Tarde o temprano, eclosionará y saldrá a la superficie, porque es lo que diseñaste como aprendizaje.  En lugar de huirle y atemorizarte, dale un contexto amable, confiado y enriquecedor.  Invita a tu Niño a que te cuente sus miedos y esperanzas y sé el Padre/Madre que siempre deseó tener.  Así, se completa el círculo virtuoso: en lugar de buscar afuera, comprendes que sólo tú te puedes dar lo que te hace feliz.  Finalmente, te integras en tus luces y sombras y te sientes en paz para crear tu mejor versión de ti mismo.

viernes, 19 de octubre de 2012

Deja que los demás sean... y tú también


DEJA QUE LOS DEMÁS SEAN
No corras desatinadamente intentando sanar a todos tus amigos.
Haz tu propio trabajo mental y sánate a ti mismo.

Eso será más benéfico que ninguna otra cosa para quienes te rodean.

No podemos hacer que los demás cambien.
Solo podemos ofrecerles una atmósfera mental positiva
donde tengan la posibilidad de cambiar,
si lo desean.

No es posible hacer el trabajo por otra persona,
ni tampoco imponérselo.

Cada persona está aquí para aprender sus propias lecciones,
y no les servirá de nada que se las demos resueltas,
porque tiene que pasar personalmente
por el proceso vital necesario para aprenderlas.

Lo único que podemos hacer por los demás es amarlos
y dejar que sean quienes son,
saber que su verdad está dentro de ellos,
y que cambiarán cuando quieran hacerlo.

SEAMOS AMABLES, CARIÑOSOS Y PACIENTES CON NOSOTROS MISMOS


Piensa en tu mente como si fuera un jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra. Puede que en el haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia y preocupación. Hay un viejo árbol llamado miedo que necesita una buena poda o que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno y abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El sol brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente.

Al principio, no se ve que suceda gran cosa. Pero tú no te detengas, continúa cuidando tu jardín. Si tienes paciencia, las plantas crecerán y se llenarán de flores. Lo mismo sucede en tu mente: tú seleccionas los pensamientos que vas a cuidar y, si tienes paciencia, verás cómo crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que deseas.

Todos cometemos errores. Es normal equivocarse cuando se está aprendiendo. Como ya he dicho, son muchas las personas que padecen de perfeccionismo. No se dan ni una sola oportunidad de aprender algo nuevo porque si no lo hacen a la perfección en los tres primeros minutos, ya suponen que no sirven. Cualquier cosa que decidas aprender requiere tiempo. Cuando uno comienza a hacer algo que nunca ha hecho, generalmente lo encuentra algo raro. Para que veas lo que quiero decir, tómate de las manos. No hay ninguna forma correcta o incorrecta de hacerlo. Tómate las manos y observa que dedo pulgar queda encima. Ahora separa las manos y vuelva a tomarlas, esta vez con el otro dedo pulgar encima. Probablemente te parecerá extraño, raro, incluso incorrecto. Tómate de nuevo como la primera vez, luego cambia, vuelve a tomarlas como la segunda vez y déjalas así. ¿Qué te parece? No tan raro. No tan mal. Ya te estás acostumbrando. Tal vez puedas aprender a tomártelas de las dos maneras sin sentir extrañeza.

Lo mismo sucede cuando hacemos algo de una forma nueva. Puede parecernos diferente e inmediatamente la juzgamos. Sin embargo, con un poco de práctica se nos hace normal y natural, No vamos a amarnos a nosotros mismos totalmente en un solo día, pero podemos amarnos un poco más cada día. Si cada día nos damos un poquitín más de amor, dentro de dos o tres meses habremos progresado bastante en nuestro amor propio.

Así pues, las equivocaciones son nuestros peldaños. Son muy valiosas porque son nuestras maestras. No te castigues por cometer un error. Si estás dispuesto a utilizarlo para aprender y crecer, entonces te servirá como un peldaño hacia la realización total en tu vida. Algunos llevamos bastante tiempo trabajando en nosotros mismos, y nos preguntamos porqué aun nos siguen reapareciendo problemas. Es necesario que continuemos reforzando lo que sabemos, que no nos resistamos agarrándonos la cabeza y exclamando: “¿de qué me sirve?”. Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, tenemos que ser dulces y cariñosos con nosotros mismos. Recuerda el jardín de que hablábamos hace un momento. Cuando aparezca una mala hierba, arráncala cuanto antes.

Amarse a uno mismo no tiene nada que ver con sentimentalismos ni cursilerías. Se trata de un asunto bastante más serio. Al hablar de amor, nos referimos a los pensamientos, palabras, actitudes y comportamientos que nos profesamos a nosotros mismos. Así, amarnos es sinónimo de escucharnos, atendernos, aceptarnos, respetarnos, valorarnos y, en definitiva, ser amables con nosotros en cada momento y frente a cualquier situación.

El primer paso para amarnos consiste en conocernos, comprendiendo cómo funcionamos para diferenciar lo que deseamos de lo que verdaderamente necesitamos para ser felices. Y aunque en un primer momento lo parezca, este proceso de autoconocimiento no es un fin en sí mismo. Es el medio que nos permite adueñarnos de nuestra mente, superando a través de la aceptación y el amor nuestros miedos, complejos y frustraciones.

Emocionalmente hablando, solo podemos compartir con los demás aquello que primero hemos cultivado en nuestro corazón. Si no aprendemos a ser felices de forma autónoma e independiente, es imposible que podamos ser cómplices de la felicidad de las personas que nos rodean. No en vano, al vivir tiranizados por nuestras carencias, nos relacionamos desde la escasez, pendientes de que los demás nos den eso que no hemos sabido darnos. Por el contrario, al conectar con nuestra fuente interna de bienestar y dicha, entramos en la vida de los demás desde la abundancia, ofreciéndoles lo mejor de nosotros sin necesitar ni esperar nada a cambio.

"La vida te trata tal y como tú te tratas a ti mismo"
Louise L. Hay

lunes, 8 de octubre de 2012

¿Puedes permanecer neutral?


Últimamente, he notado situaciones en las que me encuentro inducida a tomar partido entre individuos o puntos de vista e, instintivamente, me niego a hacerlo.  Puede ser dos personas que se llevan mal entre ellas y quieren que les dé la razón a una o gente que desea que opte por sus propias opiniones políticas o religiosas o sociales.  Aunque generalmente tiendo a ver la mayor cantidad de aspectos de algo y tomar una posición equilibrada, me puse a reflexionar porqué me surgía esta respuesta tan visceralmente.

Creo que tiene que ver con la transformación de la dualidad en trialidad.  Estamos en una dualidad (bien/mal, luz/oscuridad, rico/pobre, alto/bajo) y nuestra mente siempre se va de un extremo al otro, a veces buscando la moderación y otras simplemente por pereza.  Basta que nos marquen alguna debilidad para que nos defendamos yéndonos al otro lado: “¿cómo que me esfuerzo demasiado?; ¿quieres que me siente a que todo me caiga en las manos”; “¿que soy muy agresivo?, a mí nadie me va a pasar por encima”.  Nos cuesta salir de esta manera de pensar; en principio, porque estamos marcados a fuego por ella y, segundo, porque creemos que el resultado es la mediocridad… como si no fuéramos suficientemente mediocres al hacer lo mismo de todos…

El desvanecimiento de la dualidad crea muchos problemas porque ya no nos resultan estos continuos devaneos entre polaridades.  Charlando con un paciente acerca de sus actitudes con su hijo, que oscilaban entre el egoísmo y el deber, se podía ver claramente el error en este planteamiento desde la dualidad.  Por un lado, él se estaba cansando de llevarse mal con su hijo en los días en que lo tenía a cargo y ansiaba estar haciendo otra cosa; esto lo hacía sentir egoísta y culpable.  Por otro lado, si cedía ante su deseo, temía la mirada acusadora de los demás y el castigo por ser mal padre.  En esta ecuación de extremos, no estaba integrado su hijo ni una mejor versión de sí mismo. 

Un hijo es un espejo formidable para conocerse y romper con actitudes que se arrastran desde la niñez.  Ellos despiertan nuevamente esos conflictos y son la oportunidad de resolverlos.  Cuando, en lugar de considerar al hijo como el portador del problema, se lo puede observar como el que brinda la escena para liberar un potencial de solución y concordia, todo cambia exponencialmente.  Cada momento puede ser una toma de conciencia de los aspectos reflejados en el hijo y la potencia de repararlos internamente.  Así, no sólo se estará trabajando con el Niño Interior del adulto sino que se estará habilitando, se estará abriendo la viabilidad de que el niño encuentre su propia solución, guiándolo amorosamente.  Es la tercera posibilidad, la trialidad. 

¿Cómo comenzar?  Siendo neutrales.  Estamos acostumbrados a reaccionar inconcientemente y así sólo perpetuamos la dualidad.  Cuando respiramos, nos centramos, somos testigos de lo que sucede, abrimos el portal de la conexión con nuestro Ser y aparece otra respuesta.  Es como un triángulo: los dos extremos de la dualidad son la base y el tercer punto es la trialidad, un vértice elevado que permite una mirada y un resultado más integradores y armónicos.


En estos tiempos en que se extreman las posiciones y las presiones cotidianas se agigantan, nuestra neutralidad es muy necesaria.  “Estar en el mundo sin ser del mundo”.  Permanecer serenos, permitiendo que cada persona, cada situación, cada nación realice sus propios aprendizajes y encuentre sus respuestas es crucial.  Es difícil también, porque deseamos ayudar e interferir por el bien del otro, pero… ¿cómo sabemos cuál es su verdadero bien?  ¿Y si necesita pasar por determinados acontecimientos para hallar su poder y su esencia?  ¿No le estaremos imposibilitando acceder a su lección de vida?  El mejor aporte que podemos hacer es encontrar nuestra propia luz e iluminar pacífica y amorosamente la oscuridad.

sábado, 6 de octubre de 2012

Arde el mar


Tierna luz de porcelana,
tres estrellas en tu almohada,
y la miel
y la miel de tu mirada.
El misterio de tus manos
es aquel que el cielo extraña,
y lo que el viento
lo que viento quiere ser.
Nace un mundo cuando hablas,
caen las hojas cuando callas,
y en tus ojos vive un dios.
La belleza está grabada
en tu espalda y en tus alas.
Si caminas arde el mar... arde el mar
Llueve plata cálida
sobre el río que bendices,
y al llorar
crece un árbol de cristal.
Cuelga el cielo de tus pies
y yo te enseñare a caer
si tú me invitas
tú me invitas a volar.
Nace un mundo cuando hablas,
caen las hojas cuando callas,
y en tus ojos vive un dios
La belleza está grabada
en tu espalda y en tus alas.
Si caminas arde el mar... arde el mar
Arde el mar, arde el mar...

miércoles, 3 de octubre de 2012

Atracción


lunes, 1 de octubre de 2012

20 poderosas maneras para aumentar tu energía (2ª parte)


11. Ingiere alimentos que te den energía en vez de restarte.
Cuando ingieres alimentos y se dispara el proceso digestivo, tu cuerpo requiere dedicar gran parte de su energía al procesamiento y transformación de lo ingerido. Si la comida no es particularmente “amigable” a tu cuerpo, la energía requerida es enorme. Tanto así que te da sueño, te sientes pesado y te provoca no hacer nada por un buen rato. Sin entrar en detalles sobre nutrición y alimentación (ya que es un tema complejo), sí quiero comunicarte lo siguiente: si deseas optimizar tu energía y mantener consistentemente los niveles necesarios de vitalidad para lograr tus objetivos, es importante elegir conscientemente lo que comes. Lo que comes no es inocente; tiene un impacto sobre tu bioquímica y en última instancia sobre tu vitalidad.
¿Qué es más valioso, tu carro o tu cuerpo? ¿Cómo es la calidad de la “gasolina” que le suministras a tu cuerpo?

12. Haz ejercicio físico.
El ejercicio ayuda a fortalecer tus órganos y a mantener tus sistemas internos funcionando en óptimo estado. Si haces ejercicios adecuadamente, después de hacerlos te sentirás con más energía. Prueba qué ejercicios te sirven para despertar tu vitalidad y empléalos como un recurso para mantener tu salud y energía en alto.

13. Asegúrate un descanso de calidad.
Para tener más energía, a veces lo que necesitas es parar un rato. Es lógico: al descansar te recuperas de la energía perdida. Cuida que tu sueño sea reparador. Si no lo es, busca hacer cambios en tu ambiente que te ayuden a lograrlo. Puedes hacer más oscuro tu cuarto, comprar unas mejores almohadas o abrir las ventanas para mejorar la ventilación. Para un sueño reparador, es importante ayudar a que la mente “se duerma” al son de tu cuerpo. Procura no ver programas de alto impacto visual ni psicológico justo antes de dormirte. Así como quizá en la mañana necesitas de unos minutos para “calentar tus motores”, asegúrate también un proceso para ir bajando las revoluciones mentales antes de dormir.

Desconéctate del día. Ya lo que podías hacer hoy lo hiciste. De haber quedado algo pendiente, no lo puedes resolver sino hasta mañana. Por lo tanto, suéltalo. Déjalo tranquilo y más bien, conéctate con aquello que puede inducirte emociones placenteras antes de caer en tu mundo onírico. Para esto, puedes hacerte estas preguntas cuando ya te encuentres acostado y con las luces apagadas: ¿Qué he disfrutado hoy? ¿Cómo este día ha contribuido al logro de mis metas? ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué he dado hoy? ¿De qué puedo estar agradecido? Y dulces sueños…

14. Estimula tus sentidos.
Luz y colores… música… agua… olor a canela… brisa tocando tu piel. Estimular tus sentidos incrementa tu energía. Puede ser tan simple como prender una luz; o mejor aún, salir para permitir que el reflejo de la luz solar estimule tus ojos. Prueba escuchar una música que te inspire o tómate un vaso frío y refrescante de agua o jugo de frutas. Inspira un aroma estimulante o permítele a tu piel ser estimulada con sensaciones que te ayuden a elevar el nivel de alerta. En definitiva, cosas tan sencillas para despertar tus sentidos como echarte agua fría en la cara, pueden hacer una diferencia positiva en un momento en el cual sientes que tu energía va en picada.

15. ¡Hidrátate!
6 a 10 vasos al día es lo recomendado por los médicos. Deepak Chopra sugiere que cargues contigo en todo momento una botella de agua con el objetivo de tomar sorbos cada 20 a 30 minutos durante todo el día. Tu cuerpo está compuesto en un 70% de agua. No es sorpresa encontrar que depende de este preciado líquido para funcionar en excelentes condiciones. Cuando tu cerebro dispara la sensación de sed, ya es tarde: tu cuerpo está en proceso de deshidratación. Y cuando esto sucede, tu energía cae. No dependas de la señal de sed para ingerir agua. Más bien desarrolla el hábito de ingerir este líquido continuamente durante el día. Claro que irás más frecuentemente al baño, pero estarás limpiando tu organismo y manteniendo su nivel de energía.


16. Conéctate con la naturaleza.
La naturaleza proyecta una magia que penetra en ti, estimulando tus sentidos y llevándote a pensamientos con altas dosis de inspiración. Las olas rompiendo en la costa; las bandadas de pájaros surcando el cielo al atardecer; el rozar de la fresca brisa en tu rostro; el aroma de las flores; el cantar de los grillos; los hermosos colores naranja de las nubes cuando el sol baja.
¿Cuándo fue la última vez que realmente te conectaste con la naturaleza? ¿Qué estás esperando para repetirlo?

17. Toma tiempo para estar solo.
En ocasiones necesitas recuperar tu centro. ¿No es cierto? Me refiero a regalarte un momento para estar solo y asentar tu mente y emociones. Para reflexionar, dejarte sentir y reconectarte con lo que es más importante. O simplemente, para encontrar respuesta a preguntas acuciantes en la sabiduría del silencio. Me refiero a realmente estar contigo, no con el televisor y ni siquiera con un libro. Sólo con tus pensamientos y tu sentir. Del silencio surge lo que quieres decir. De la calma brota lo que has de hacer. Al estar quieto haces posible el reencuentro con tu ser. Para. Calla. Céntrate. Déjate estar, déjate ser. Es en el silencio cuando mejor puedes escuchar tu intuición; es en ese espacio que puedes reencontrar tu centro, tu norte, tu esencia, tu profundidad, tu poder.
Por tres minutos, deja de leer y permítete estar en silencio. Simplemente… Respira. Siente. Y desde el silencio… vuelve a surgir para actuar tu verdad.

18. Conéctate con la energía de otras personas.
Como dice mi amigo y excelente conferencista Eduardo Martí, hay personas que son desagüe, mientras otras son fuente. Desagüe son quienes al entrar en contacto contigo, te dejan con menos energía de la que tenías antes. Son personas demandantes, muchas veces negativas, cínicas. ¿Conoces a alguien así? Fuente son quienes te surten de nuevas energías. Son individuos por lo general positivos y entusiastas quienes además muestran un genuino interés por ti. Cuando sales de estar en su compañía, te sientes como con las pilas recargadas. Las personas con quienes te rodeas impactan tu energía. Cuida de quién te acompañas y particularmente, cuando sientas la necesidad de elevar tu vitalidad, busca a las que son fuente. Claro está, ellas estarán ahí para ti en la medida en que tú también seas más fuente que desagüe.

19. Logra una meta o cierra un ciclo importante.
Ayer por la noche estaba revisando mi lista de metas para la semana que está terminando. Comencé a marcar aquellos resultados que había conseguido generar durante la semana. Cada vez que reconocía el logro de una de mis metas, sentía que mi energía aumentaba. Es extraño, pero el sólo hecho de hacer la marca de “completado” pareciera disparar un chorro de endorfinas en nuestro cerebro. Tanto así, que a veces le agrego cosas a mi lista de resultados y acciones para mi día o semana que no tenía inicialmente, pero que ya he hecho. Con sólo marcarlo como completado, experimento una inyección psicológica de energía. Cuidado: ¡Completar tus metas puede llegar a ser adictivo!

20. Libérate de algo.
Tu energía puede estar siendo consumida por personas, situaciones o incluso metas que no están alineadas con tu visión de vida. Metas del tipo “yo debería”. Asuntos o conversaciones pendientes. Eso que aun no has resuelto pero lo cual continúa saltando a tu memoria. Situaciones que no son como quieres pero has estado tolerando, a costa de tu propio bienestar. Ideas sobre proyectos o actividades que quieres realizar, pero sobre las cuales no has hecho nada todavía. Puede ser una memoria, un ciclo que permanece abierto, la idea para la cena de la próxima semana, lo que no te agrada de otro o el producto que estás por lanzar al mercado. Todo esto consume energía. Imagina que tu mente tiene 100 unidades de atención. Estas unidades representan tu capacidad de asignar una porción de tu energía mental para procesar o tan sólo recordar algo. En la medida en que esas unidades se dispersan al tener presente muchas cosas en tu cabeza, tu energía mental disminuye. Imagina el siguiente inventario mental:
  • 20 unidades de atención asignadas a las cosas pendientes.
  • 12 unidades atrapadas en los pensamientos sobre la conversación que aun no te has decidido tener.
  • 14 unidades enfocadas en lo que estás tolerando de tu compañero y ante lo cual no has llegado a un acuerdo.
  • 18 unidades encargándose de alimentar tu miedo ante el reto que estás por asumir, pensando en lo peor.
  • 19 unidades ubicadas en procesos de pensamiento agotadores sobre cosas fuera de tu control.
  • 3 unidades fijadas en el recuerdo del bombillo del pasillo que tienes por cambiar (por cierto, esto me recuerda que tengo que…)
¿Cuánto te queda? ¡Apenas 14 unidades de atención para dedicarle al disfrute de tu vida y el logro de tus metas! Suelta. Libérate. Identifica qué le está restando a tu energía y no te está agregando valor. Escríbelo. Decide. Actúa. Bota. Resuelve. Negocia. Olvida. Acepta. Al hacerlo recuperarás energía y aumentarás tu capacidad de enfocarla en lo que te permita lograr mayor satisfacción y productividad.
Leo Alcalá