11. Ingiere alimentos que te den energía en vez de
restarte.
Cuando ingieres alimentos y se dispara el proceso digestivo, tu cuerpo requiere
dedicar gran parte de su energía al procesamiento y transformación de lo
ingerido. Si la comida no es particularmente “amigable” a tu cuerpo, la energía
requerida es enorme. Tanto así que te da sueño, te sientes pesado y te provoca
no hacer nada por un buen rato. Sin entrar en detalles sobre nutrición y
alimentación (ya que es un tema complejo), sí quiero comunicarte lo siguiente:
si deseas optimizar tu energía y mantener consistentemente los niveles
necesarios de vitalidad para lograr tus objetivos, es importante elegir
conscientemente lo que comes. Lo que comes no es inocente; tiene un impacto
sobre tu bioquímica y en última instancia sobre tu vitalidad.
¿Qué es más valioso, tu carro o tu cuerpo? ¿Cómo es la
calidad de la “gasolina” que le suministras a tu cuerpo?
12. Haz ejercicio físico.
El ejercicio ayuda a fortalecer tus órganos y a mantener tus sistemas internos
funcionando en óptimo estado. Si haces ejercicios adecuadamente, después de
hacerlos te sentirás con más energía. Prueba qué ejercicios te sirven para
despertar tu vitalidad y empléalos como un recurso para mantener tu salud y
energía en alto.
13. Asegúrate un descanso de calidad.
Para tener más energía, a veces lo que necesitas es parar un rato. Es lógico:
al descansar te recuperas de la energía perdida. Cuida que tu sueño sea
reparador. Si no lo es, busca hacer cambios en tu ambiente que te ayuden a
lograrlo. Puedes hacer más oscuro tu cuarto, comprar unas mejores almohadas o
abrir las ventanas para mejorar la ventilación. Para un sueño reparador, es
importante ayudar a que la mente “se duerma” al son de tu cuerpo. Procura no
ver programas de alto impacto visual ni psicológico justo antes de dormirte.
Así como quizá en la mañana necesitas de unos minutos para “calentar tus
motores”, asegúrate también un proceso para ir bajando las revoluciones
mentales antes de dormir.
Desconéctate del día. Ya lo que podías hacer hoy lo
hiciste. De haber quedado algo pendiente, no lo puedes resolver sino hasta
mañana. Por lo tanto, suéltalo. Déjalo tranquilo y más bien, conéctate con
aquello que puede inducirte emociones placenteras antes de caer en tu mundo
onírico. Para esto, puedes hacerte estas preguntas cuando ya te encuentres
acostado y con las luces apagadas: ¿Qué he disfrutado hoy? ¿Cómo este día ha
contribuido al logro de mis metas? ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué he dado hoy? ¿De
qué puedo estar agradecido? Y dulces sueños…
14. Estimula tus sentidos.
Luz y colores… música… agua… olor a canela… brisa tocando tu piel. Estimular
tus sentidos incrementa tu energía. Puede ser tan simple como prender una luz;
o mejor aún, salir para permitir que el reflejo de la luz solar estimule tus
ojos. Prueba escuchar una música que te inspire o tómate un vaso frío y
refrescante de agua o jugo de frutas. Inspira un aroma estimulante o permítele
a tu piel ser estimulada con sensaciones que te ayuden a elevar el nivel de
alerta. En definitiva, cosas tan sencillas para despertar tus sentidos como
echarte agua fría en la cara, pueden hacer una diferencia positiva en un
momento en el cual sientes que tu energía va en picada.
15. ¡Hidrátate!
6 a 10 vasos al día es lo recomendado por los médicos. Deepak Chopra sugiere que
cargues contigo en todo momento una botella de agua con el objetivo de tomar
sorbos cada 20 a 30 minutos durante todo el día. Tu cuerpo está compuesto en un
70% de agua. No es sorpresa encontrar que depende de este preciado líquido para
funcionar en excelentes condiciones. Cuando tu cerebro dispara la sensación de
sed, ya es tarde: tu cuerpo está en proceso de deshidratación. Y cuando esto
sucede, tu energía cae. No dependas de la señal de sed para ingerir agua. Más
bien desarrolla el hábito de ingerir este líquido continuamente durante el día.
Claro que irás más frecuentemente al baño, pero estarás limpiando tu organismo
y manteniendo su nivel de energía.
16. Conéctate con la naturaleza.
La naturaleza proyecta una magia que penetra en ti, estimulando tus sentidos y
llevándote a pensamientos con altas dosis de inspiración. Las olas rompiendo en
la costa; las bandadas de pájaros surcando el cielo al atardecer; el rozar de
la fresca brisa en tu rostro; el aroma de las flores; el cantar de los grillos;
los hermosos colores naranja de las nubes cuando el sol baja.
¿Cuándo fue la última vez que realmente te conectaste con
la naturaleza? ¿Qué estás esperando para repetirlo?
17. Toma tiempo para estar solo.
En ocasiones necesitas recuperar tu centro. ¿No es cierto? Me refiero a
regalarte un momento para estar solo y asentar tu mente y emociones. Para
reflexionar, dejarte sentir y reconectarte con lo que es más importante. O
simplemente, para encontrar respuesta a preguntas acuciantes en la sabiduría
del silencio. Me refiero a realmente estar contigo, no con el televisor y ni
siquiera con un libro. Sólo con tus pensamientos y tu sentir. Del silencio
surge lo que quieres decir. De la calma brota lo que has de hacer. Al estar
quieto haces posible el reencuentro con tu ser. Para. Calla. Céntrate. Déjate
estar, déjate ser. Es en el silencio cuando mejor puedes escuchar tu intuición;
es en ese espacio que puedes reencontrar tu centro, tu norte, tu esencia, tu
profundidad, tu poder.
Por tres minutos, deja de leer y permítete estar en
silencio. Simplemente… Respira. Siente. Y desde el silencio… vuelve a surgir
para actuar tu verdad.
18. Conéctate con la energía de otras personas.
Como dice mi amigo y excelente conferencista Eduardo Martí, hay personas que
son desagüe, mientras otras son fuente. Desagüe son quienes al entrar en
contacto contigo, te dejan con menos energía de la que tenías antes. Son
personas demandantes, muchas veces negativas, cínicas. ¿Conoces a alguien así?
Fuente son quienes te surten de nuevas energías. Son individuos por lo general
positivos y entusiastas quienes además muestran un genuino interés por ti.
Cuando sales de estar en su compañía, te sientes como con las pilas recargadas.
Las personas con quienes te rodeas impactan tu energía. Cuida de quién te
acompañas y particularmente, cuando sientas la necesidad de elevar tu
vitalidad, busca a las que son fuente. Claro está, ellas estarán ahí para ti en
la medida en que tú también seas más fuente que desagüe.
19. Logra una meta o cierra un ciclo importante.
Ayer por la noche estaba revisando mi lista de metas para la semana que está
terminando. Comencé a marcar aquellos resultados que había conseguido generar
durante la semana. Cada vez que reconocía el logro de una de mis metas, sentía
que mi energía aumentaba. Es extraño, pero el sólo hecho de hacer la marca de
“completado” pareciera disparar un chorro de endorfinas en nuestro cerebro.
Tanto así, que a veces le agrego cosas a mi lista de resultados y acciones para
mi día o semana que no tenía inicialmente, pero que ya he hecho. Con sólo
marcarlo como completado, experimento una inyección psicológica de energía.
Cuidado: ¡Completar tus metas puede llegar a ser adictivo!
20. Libérate de algo.
Tu energía puede estar siendo consumida por personas, situaciones o incluso
metas que no están alineadas con tu visión de vida. Metas del tipo “yo
debería”. Asuntos o conversaciones pendientes. Eso que aun no has resuelto pero
lo cual continúa saltando a tu memoria. Situaciones que no son como quieres
pero has estado tolerando, a costa de tu propio bienestar. Ideas sobre
proyectos o actividades que quieres realizar, pero sobre las cuales no has
hecho nada todavía. Puede ser una memoria, un ciclo que permanece abierto, la
idea para la cena de la próxima semana, lo que no te agrada de otro o el
producto que estás por lanzar al mercado. Todo esto consume energía. Imagina
que tu mente tiene 100 unidades de atención. Estas unidades representan tu
capacidad de asignar una porción de tu energía mental para procesar o tan sólo
recordar algo. En la medida en que esas unidades se dispersan al tener presente
muchas cosas en tu cabeza, tu energía mental disminuye. Imagina el siguiente
inventario mental:
- 20 unidades de atención asignadas a las
cosas pendientes.
- 12 unidades atrapadas en los
pensamientos sobre la conversación que aun no te has decidido tener.
- 14 unidades enfocadas en lo que estás
tolerando de tu compañero y ante lo cual no has llegado a un acuerdo.
- 18 unidades encargándose de alimentar tu
miedo ante el reto que estás por asumir, pensando en lo peor.
- 19 unidades ubicadas en procesos de
pensamiento agotadores sobre cosas fuera de tu control.
- 3 unidades fijadas en el recuerdo del
bombillo del pasillo que tienes por cambiar (por cierto, esto me recuerda
que tengo que…)
¿Cuánto te queda? ¡Apenas
14 unidades de atención para dedicarle al disfrute de tu vida y el logro de tus
metas! Suelta. Libérate. Identifica qué le está restando a tu energía y no te
está agregando valor. Escríbelo. Decide. Actúa. Bota. Resuelve. Negocia.
Olvida. Acepta. Al hacerlo recuperarás energía y aumentarás tu capacidad de
enfocarla en lo que te permita lograr mayor satisfacción y productividad.
Leo
Alcalá