Hace unos días, falleció Ray Bradbury, el gran escritor de
ciencia ficción. En mi adolescencia,
adoraba sus libros. Su fértil e inmensa
imaginación recorría todos los aspectos de la vida y florecía en cuentos
maravillosos, llenos de humanidad y belleza. Guardo especial cariño por “El vino del estío”,
el despertar a la vida de un niño de 8 años.
Cada uno de nosotros deja “el otro lado” alrededor de esa edad y
comienza a darse cuenta de que está encarnado en esta existencia en particular
y toma conciencia del entorno verdaderamente.
La forma en que Bradbury lo describe es poética y compasiva.
A muchos no le gusta la ciencia ficción porque la vinculan
con cosas fantasiosas o con un futuro improbable. A mí siempre me encantó porque, los que la
hacen bien y apasionadamente, la usan para mostrar el presente, sin trabas ni
prejuicios. Como se está libre de los
frenos normales para imaginar cualquier posibilidad, el asunto que se trata
está lleno de nuevas oportunidades y puntos de vista. Es el caso de sus libros y de “Blade Runner”,
por ejemplo.
Bradbury dijo: “Cuando hablo de ciencia ficción, suelo usar
la metáfora de Perseo y Medusa. En vez
de mirar a los ojos de la verdad, miras por encima del hombro al reflejo en el
escudo de bronce. Entonces, tomas tu
espada y cortas la cabeza de Medusa. La
ciencia ficción pretende mirar al futuro, pero en realidad está mostrando un
reflejo de lo que ya está enfrente a nosotros”.
1 comentario:
Hola paso por aquí la primera vez.
Tambien me gusta la ciencia ficción.
En el blog de Josefa hay una nueva entrada, que espera tu comentario.
Saludos.
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