lunes, 29 de abril de 2013

28 señales de que estás ascendiendo



1. Cambias a un mejor empleo que está en la expresión de quien tú eres, tu pasión o tu misión, lo cual es básicamente lo mismo.

2. Gran abundancia financiera como nunca experimentaste antes.

3. Muchos de tus sueños se hacen realidad fácilmente.

4.  Atraes a un nuevo compañero/pareja o tú y tu compañero habitual tienen una relación de compañía sin ataduras, se aman, admiran y adoran por quienes son, sin dependencias.

5.  A medida que vas evolucionando te reúnes con tu llama gemela quien es el total reflejo de ti mismo. Estar juntos es como estar contigo mismo y sientes la unidad con la Fuente como nunca antes la sentiste.

6. No pareces preocuparte mucho por nada y nada parece importar demasiado. Has evolucionado de la vieja forma de ser, de dramas y emociones.

7. Has perdido tu interés en la arena "New Age".

8. Tú SABES que todo lo que necesitas será cubierto y encontrado y siempre lo será.

9. Ya no tienes la necesidad de hacer que las cosas sucedan, de intentar o arreglar nada. Comprendes el permitir, la aceptación, el ser.

10. Ya no te relacionas con los procesos mentales y analíticos. Te relacionas con "sentir".

11. Ya no te importa que piensan sobre ti ni nada de eso.

12. Entiendes que no hay correcto o erróneo, bueno o malo, o blanco o negro. Todo simplemente ES.

13- Finalmente te das cuenta que no hay oscuridad o luz, la apariencia de claro u oscuro es simplemente para proveer un contraste para empujarnos a crear lo que realmente se sienta bien. Toda la energía está siempre yendo en la misma dirección, apoyando a la Luz.
  
14. Has perdido el deseo de leer libros o conseguir más información nueva, porque ahora estás mucho más conectado a la Fuente y puedes conseguirla "directamente" al ser, sentir, saber.

15. Tu salud mejora o tú experimentas el milagro de sanar una enfermedad de larga data.

16- Encuentras la simplicidad en todas las cosas, las cuales requieren simples procesos, simples deseos, y un simple estilo de vida.

17- Comienzas a experimentar un flujo de vida a un ritmo pausado lento, en el que no necesitas hacer nada que realmente no deseas. Todo cae en tu regazo. DISFRUTAS mucho tomar el sol, saboreando y con gratitud por las cosas simples de la vida.

18. Sólo SIENTES deseo de hacer lo que es tuyo. Ya no tienes una vida llena de las mundanas "responsabilidades". Al soltar mucho se ha completado, entonces te quedas con una vida que purifica... una pepita de oro de la expresión divina. Esta es tu contribución al Nuevo Mundo.

19- Puedes fácilmente recoger los pensamientos, sentimientos, deseos y necesidades de los demás, ya que eres cada vez más telepático.

20. Puedes controlar tus emociones, tus experiencias y crear tu mundo con la mente y la intención, sin duda ni temor.

21- El entorno que te rodea tiene poco efecto en ti. No tomas las cosas personalmente.

22 - Tienes una insaciable sed de creatividad. La enorme cantidad de energía que pasa a través de ti exige una toma de corriente. Te sientes más como en casa y en alineación con LA Fuente cuando estás en tu pasión y creando.

23. Te ríes mucho y encuentras muchas cosas divertidas.

24- Tienes un amor mayor y compasión por todos los seres vivos. Tú también estás experimentando estados superiores y el estado más frecuente es de amor y alegría.

25. Vives en el momento, sin un "planificador". Las cosas naturalmente se desarrollan día a día y momento a momento... Todo el estrés se ha ido.

26- Sientes increíble paz. Hay una clara ausencia de miedo y te sientes seguro.

27- Tu niño interior parece haber desaparecido (en relación con los temas y las heridas), aunque le encanta jugar y divertirse. Gran parte del tiempo lo que desea es jugar, jugar y jugar!

28- Comienzas a tener una comprensión de cómo todo está conectado. Entiendes que no hay errores. 

viernes, 26 de abril de 2013

Es natural



En la entrada de “¿Permites la Fuente de gracia y abundancia?”, mencioné que la clave para conectarnos con lo que es para nosotros es considerarlo natural, no producto del merecimiento, de la lucha, del sufrimiento, de la capacidad, etc.

El Ego busca una serie de justificaciones para considerar si “accede” a permitir la abundancia de todo tipo del Universo y, generalmente, la veta porque se considera insuficiente para obtenerla.  Aclaro que no estoy refiriéndome a cosas superfluas que vende la sociedad y que el Ego considera que necesita ser o tener para ser alguien.  Estoy aludiendo a una forma de ser y de vivir conectada al corazón, que también puede incluir cosas materiales por supuesto, pero no ligadas a un intento de reconocimiento inútil sino a una plenitud interna profunda.

Sentir, pensar, actuar como si lo que nos proponemos es propio, natural, simple, fácil, auténtico, acorde a lo que somos, abre el camino para que se concrete.  

lunes, 22 de abril de 2013

¿Permites la Fuente de gracia y abundancia?


Charlando con una paciente embarazada sobre la falta de ingresos de dinero en los primeros meses de su bebé, se hizo notable las metas extremadamente cortas que se proponía: eran apenas sobrevivir hasta que pudiera dar clases nuevamente… y ahí tampoco se planteaba mucho.  Le recordé que, cuando surgieron problemas, ella y su marido pudieron solucionarlos; eso quería decir que la capacidad y los recursos existían, entonces ¿por qué sólo utilizarlos cuando había una emergencia y no todo el tiempo?  “Sí, me contestó, siempre algo aparece”.  ¿Aparece o está y no lo utilizamos?

Estamos entrenados para lo mínimo.  Somos esclavos inconcientes de una mente estrecha y temerosa.  Programamos pequeños pasitos y retrocedemos cuando surgen inconvenientes.  Así, nos encerramos en el corralito y observamos admirados y envidiosos a los que se atreven a soñar en grande, guardando los nuestros en el fondo de nuestro corazón.

¿Cómo nos saboteamos si acaso queremos algo más?  En principio, surgen los “no puedo, no soy suficiente, no sé, en mi familia no somos así, no me lo merezco, me falta (cualquier cosa),”.  Luego, los “no se debe desear o tener mucho, el universo me lo va a cobrar, los ricos o el dinero son malos (y yo soy bueno o espiritual), los demás me van a envidiar o criticar, la vida es lucha y sufrimiento”.  Y finalmente “voy a tener que trabajar todo el día, no tendré tiempo para mi familia o para mí, no voy a aguantar”.

Todos esos son planteos de la mente, concebidos bajo el influjo del Ego, que siempre se cree poco y solo y busca reaseguros en el exterior.  Desde este lugar, no hay posibilidades de crecer que no sea desde la inútil telaraña llena de complicaciones que diseña la mente.  ¿De qué otra forma podemos hacerlo?  Desde el Ser, acallando las voces del Ego y poniendo el poder en un nivel superior.

Habitamos en otro tiempo, uno en que la Nueva Energía está abriendo caminos totalmente novedosos y distintos.  Estamos siendo movidos desde la estructura misma para cambiar.  Seguramente, lo debes estar sintiendo: los problemas que estás atravesando no se solucionan con arreglos cosméticos, con hacer lo de siempre, con pequeñas y pobres estrategias.  Necesitas un salto cuántico, una transformación total.  Hasta que no la hagas, las dificultades sólo crecerán y te ahogarán.  Lo sabes…

 
La abundancia de toda clase ahora está aquí, disponible para quien la reclame.  Es una enorme fuente infinita, pero la reducimos a un chorrito.  Seguimos creyendo que debemos merecerla a través de una pelea dura y dolorosa.  ¡Qué desperdicio!  Proclamamos que creemos en un Dios amoroso pero, en la realidad, lidiamos con uno monstruoso y vengativo.  ¿Cuándo viviremos en un mundo amable?

Es tu responsabilidad bajarlo.  Tu Ego avala la lucha.  Tu Ser está conectado a la Gracia de Dios/Diosa y lo único que debes hacer para recibirla es permitirla.  Tan simple.  Tan complicado (para la mente).  La clave es no enredarte con ella, no pelear, no justificar, no explicar: es así porque es así, porque Dios/Diosa te creó perfecto.  Es natural.

Tu Ser crea en plenitud, alegría, sabiduría, amor.  ¿No eres suficiente?  Eso es del Ego.  Ya eres.  Eres un humano divino.  Sólo ábrete a recibir lo que es para ti.  Sueña tu sueño y permite que se haga realidad, guiado por el Espíritu, sostenido por la Luz.  Expande tus limitaciones y respira profundamente para albergar la energía del universo en ti.  Libera lo que te han enseñado e inspira un nuevo mundo.  Hazlo posible en tu vida primero.  Desde allí, gota a gota, pronto seremos un océano de amor bañando una tierra maravillosa.  

viernes, 19 de abril de 2013

¿A quién escucharás?



He logrado amaestrar a mi mente para que solamente tengamos diálogos constructivos y expansivos en lugar de los destructivos y repetitivos que tenía antes (¿con quién charlaré tanto?).  Estos días, he notado una tendencia en ellos.  Giran en torno a decisiones, tanto del pasado, del presente y del futuro, que tienen que ver con no dar importancia a lo que los demás opinen. 

Como conté alguna vez, fue un momento fundante para mí cuando decreté que iba a seguir nada más que mi intuición y mis sueños como guía en mi vida.  Si eso gustaba a los demás, bien.  Si no, también.  No era una rebeldía ni una lucha: era simplemente una afirmación de mí misma.  Nadie a quien culpar ni quejarme: mi vida era mi creación y mi responsabilidad.

Percibo que esta decisión es crucial en estos tiempos.  Las energías están golpeando fuerte y conminándonos a liberar viejos y perimidos preceptos y a abrazar un nuevo paradigma, lleno de posibilidades y potenciales maravillosos, que puede ser rechazado por quienes están cerca.  La firme resolución de ser fieles a nuestro corazón alivianará mucho las consecuencias, ya que estamos siendo guiados y protegidos tiernamente para lograrlo.

miércoles, 17 de abril de 2013

Dilema existencial...



Me encanta la serie “The office” (versión americana).  Kelly, una chica india, vive peleándose y arreglándose con Brian, un compañero de la oficina.  Finalmente, lo deja y se pone de novio con un chico indio, Ravi.  Ofendido, Brian hace todo por recuperarla, a pesar de que la rechazaba continuamente cuando estaban juntos.  Kelly se plantea la alternativa: “Ravi me hace muy feliz y Brian me brinda drama todo el tiempo; tengo que elegir qué es más importante para mí.”  ¡Qué gran perspicacia la de los guionistas de la serie!  Es la disyuntiva de muchos… (aclaro que volvió con Brian).

lunes, 15 de abril de 2013

Qué impide nuestra felicidad


¿Qué puede hacerse para alcanzar la felicidad? No hay nada que tú ni cualquier otro pueda hacer. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que ahora mismo ya eres feliz, ¿y cómo vas a adquirir lo que ya tienes? Pero, si es así, ¿por qué no experimentas esa felicidad que ya posees? Pues, simplemente, porque tu mente no deja de producir infelicidad. Arroja esa infelicidad de tu mente, y al instante aflorará al exterior la felicidad que siempre te ha pertenecido. ¿Y cómo se arroja fuera la infelicidad? Descubre qué es lo que la origina y examina la causa abiertamente y sin temor: la infelicidad desaparecerá automáticamente.

Ahora bien, si te fijas como es debido, verás que hay una sola cosa que origina la infelicidad: el apego. ¿Y qué es un apego? Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona no es posible ser feliz. Tal estado emocional se compone de dos elementos; uno positivo y otro negativo. El elemento positivo es el fogonazo del placer y la emoción, el estremecimiento que experimentas cuando logras aquello a lo que estás apegado. El elemento negativo es la sensación de amenaza y de tensión que siempre acompaña al apego. Imagínate a alguien encerrado en un campo de concentración y que no deja de engullir comida: con una mano se lleva la comida a la boca, mientras que con la otra protege la comida restante de la codicia de sus compañeros de encierro, que tratarán de arrebatársela en cuanto baje la guardia. He ahí la imagen perfecta de la persona apegada. Por su propia naturaleza, el apego te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer añicos tu paz. ¿Cómo puedes esperar, entonces, que una persona apegada acceda a ese océano de felicidad que llamamos el "Reino de Dios"? ¡Es como esperar que un camello pase por el ojo de una aguja!

Ahora bien, lo verdaderamente trágico del apego es que, si no se consigue su objeto, origina infelicidad; y, si se consigue, no origina propiamente la felicidad, sino que simplemente produce un instante de placer, seguido de la preocupación y el temor de perder dicho objeto. Dirás: "Entonces, ¿no puedo tener ni un solo apego?". Por supuesto que sí. Puedes tener todos los apegos que quieras. Pero por cada uno de ellos tendrás que pagar un precio en forma de pérdida de felicidad. Fíjate bien: los apegos son de tal naturaleza que, aun cuando lograras satisfacer muchos de ellos a lo largo de un día, con que sólo hubiera uno que no pudieras satisfacer, bastaría para obsesionarte y hacerte infeliz. No hay manera de ganar la batalla de los apegos. Pretender un apego sin infelicidad es algo así como buscar agua que no sea húmeda. Jamás ha habido nadie que haya dado con la fórmula para conservar los objetos de los propios apegos sin lucha, sin preocupación, sin temor y sin caer, tarde o temprano, derrotado.



En realidad, sin embargo, sí hay una forma de ganar la batalla de los apegos: renunciar a ellos. Contrariamente a lo que suele creerse, renunciar a los apegos es fácil. Todo lo que hay que hacer es ver, pero ver realmente, las siguientes verdades.

Primera verdad: estás aferrado a una falsa creencia, a saber, la de que sin una cosa o persona determinada no puedes ser feliz. Examina tus apegos uno a uno y comprobarás la falsedad de semejante creencia. Tal vez tu corazón se resista a ello; pero, en el momento en que consigas verlo, el resultado emocional se producirá de inmediato, y en ese mismo instante el apego perderá su fuerza.

Segunda verdad: si te limitas a disfrutar las cosas, negándote a quedar apegado a ellas, es decir negándote a creer que no podrás ser feliz sin ellas, te ahorrarás toda la lucha y toda la tensión emocional que supone el protegerlas y conservarlas. ¿No conoces lo que es poder conservar todos los objetos de tus distintos apegos, sin renunciar a uno sólo de ellos, y poder disfrutarlos más aún a base de no apegarte ni aferrarte a ellos, porque te encuentras pacífico y relajado y no sientes la menor amenaza en relación a su disfrute?

Tercera y última verdad: si aprendes a disfrutar el aroma de un millar de flores, no te aferrarás a ninguna de ellas ni sufrirás cuando no puedas conseguirla. Si tienes mil platos favoritos, la pérdida de uno de ellos te pasará inadvertida, y tu felicidad no sufrirá menoscabo. Pero son precisamente tus apegos los que te impiden desarrollar un más amplio y más variado gusto por las cosas y las personas.

A la luz de estas tres verdades, no hay apego que sobreviva. Pero la luz, para que tenga efecto, debe brillar ininterrumpidamente. Los apegos sólo pueden medrar en la oscuridad del engaño y la ilusión. Si el rico no puede acceder al reino del gozo y de la alegría, no es porque quiera ser malo, sino porque decide ser ciego.
Anthony de Mello

sábado, 13 de abril de 2013

Una adicción encubierta



En estos tiempos modernos, conocemos (y padecemos) unas cuantas adicciones: al alcohol, las drogas (ilegales o prescriptas), la comida, el trabajo, las compras, etc.  Hay una que es más común y extendida que todas esas, pero invisible: hablar de los problemas.

Todos los días, nos quejamos, nos victimizamos, nos enorgullecemos, nos hartamos de cacarear cuántos problemas tenemos.  Es más, somos expertos en hacer un problema de cualquier nimiedad que esté dando vueltas.  Vivimos cargando la pesada cruz de los inconvenientes personales, familiares, sociales y espirituales… y si no tenemos a quién contárselos, entonces los mascullamos para adentro.

Para colmo, existe la creencia de que contar las cosas las hace más livianas.  Es al revés: las revivimos (sobre todo emocionalmente), por lo que nunca nos libramos de ellas, sino que las repetimos interna y externamente.  Un problema…  jaja!

¿Y si hacemos dieta de lo negativo?  ¿Y si solucionamos los problemas?  ¿Y si hablamos de las alegrías, de los logros, de lo nuevo?  ¿Y si nos llenamos la boca de bendiciones?

miércoles, 10 de abril de 2013

Escapes ilusorios


Observo que muchas personas creen que podrán escapar de sus aprendizajes (o, dicho de otro modo, de los juegos que vinieron a crear) a través de una pareja, los hijos, el trabajo, el dinero, dejando pasar los años... Tarde advierten que sólo acumularon los problemas que ello ocasionó. O, que todo eso que fueron haciendo para taparlos, estaba marcado por el aprendizaje y no quisieron verlo. 

La vida es expansión constante y nos premia cuando tomamos la iniciativa y jugamos el juego. Así, resulta más fácil y satisfactorio que esperar por el inevitable empujón que obtendremos si huimos. 


No hay nada más pleno que revelar lo que somos interiormente.


lunes, 8 de abril de 2013

¿Renacemos a la ternura?


Necesito inspiración.  Estoy en blanco.  Después de maravillosos días en Chile, con cumpleaños incluido, y la internación de mi padre (está mejorando de su neumonía), muchas cosas me dan vueltas, pero me senté a último momento a escribir este Boletín y no se me ocurre nada… socorro!!!

Observo que están pasando situaciones extremas (las inundaciones en mi país, por ejemplo) y no está pasando nada.  Todo al mismo tiempo.  Ciertos acontecimientos, tanto personales como sociales, nos golpean y exigen respuestas transformadoramente profundas.  Otros se tardan más de lo que queremos tolerar. 

Entre medio de lo que logremos crear o ayudar a crear y de lo que debemos esperar, me pregunto qué es lo que sí podemos hacer y, sobre todo, cómo realizarlo: una pregunta que pocos se hacen en el fragor de la coyuntura.

Acostumbrados a lo que no está pasando, a lo que no somos, no tenemos, no podemos, en definitiva, a nonearnos (¿a nadie se le ocurrió inventar este verbo, que es tan actuado?!), nos perdemos de sísearnos (suena lindo…) y de contar las bendiciones.  Estamos repletos de ellas y, si las apreciamos y agradecemos cada día, crecerán y atraerán más bendiciones.  Además, como escribí una vez, si crees que algo le falta al mundo para que seas feliz, ten en cuenta que es justamente eso que tú traes para entregar, así que despierta tu potencial y date y dale al mundo tu preciosa contribución.

Cómo concretarlo es una decisión fundamental.  Cuando las cosas se ponen feas o tardan, tendemos a reaccionar erradamente, a dramatizar, a hacer demasiado o lo que no corresponde, a maltratarnos, a desear que suceda cualquier cosa de cualquier forma, y, lamentablemente, el universo suele darnos lo que pedimos o de acuerdo a nuestra energía del momento.

Pocas veces, nos paramos a considerar qué pensamientos pueblan nuestra mente, qué emociones alberga nuestro cuerpo, qué incitamos con nuestra conducta diaria.  Sin embargo, todo eso constituye el material de la creación.  La inconciencia es la madre de las repeticiones y los problemas. 



¿Haces un alto, respiras, sientes el cuerpo, las piernas conectadas a la Tierra y el torso al Cielo, detienes los pensamientos con una voz de verdadera autoridad interna?  Este momento es único.  Tú eres único.  Cálmate, céntrate.  Dile a los aspectos de tu Ego que se callen un rato.  Haz silencio un minuto.  Permite que tu Alma se comunique (no grita, susurra con cálidas y firmes palabras o te muestra imágenes o te provoca sensaciones).  Puede tardar, no estás acostumbrado todavía.  Persiste hasta que lo logres.  O estudia las señales, todo lo que te rodea te manifiesta el camino. 

Cuando pides ayuda a tu Ser Superior o le “tiras” un problema, no te estás lavando las manos.  Estás acudiendo a otro aspecto de ti, uno que tiene el panorama completo y las conexiones necesarias.  Cuando aparece la solución, no te desdigas ni huyas, pon el cuerpo y hazlo, afírmate y disfruta el proceso de fluir con el universo.

Mientras esto pasa, cesa de maltratarte.  Mímate, valórate, ten paciencia, sé constante, trabaja todos los días un poco, festeja tus éxitos y deja pasar tus bajezas.  Últimamente, se me está apareciendo mucho la ternura.  ¡Cómo nos falta y cuánto nos ayudaría!  Aprendamos a ser tiernos con nosotros mismos, como si fuéramos bebés comenzando el camino de la Luz, y prodiguemos ternura a los demás, ya que todos estamos en la misma senda. 

Al final, llegué al final.  Esto se me ocurrió.  Me alegra el resultado…  Dios/Diosa nos ama tiernamente…  Abramos el corazón a recibirla.