miércoles, 8 de mayo de 2013

¡Es más fácil sostener lo malo que lo bueno!


Llegamos a esta conclusión, riendo para no llorar, con una paciente ayer.  Cada vez que nos proponemos algo que acrecienta nuestro bienestar y plenitud, se activan todas las resistencias.  El malestar que hemos desarrollado hasta lo insano se niega a irse y, muchas veces, terminamos abandonando la idea prontamente.

Lo peor que podemos hacer es luchar contra esas resistencias.  En el fondo, se trata de un Niño Interior que aguanta una estrategia que, en su momento, pareció exitosa.  Ahora claramente ya no lo es, pero no lo comprende.  Así que mejor se la explicamos breve y firmemente y comenzamos el cambio.  Esto significa pescarnos en el momento en que repetimos una determinada conducta y transmutarla ahí mismo, en el cuerpo, en la mente y en la palabra… tantas veces hasta que se incorpore…


Se pudieron necesitar cincuenta años para mantener una actitud, pero se puede convertir en poco tiempo.  Primero, porque el Universo beneficia el cambio y la expansión y, segundo, porque estamos en tiempos en que esto está incrementado notablemente.  Respaldar algo dañino te lleva a la entropía y a la muerte.  Sustentar la transformación y la luz te expande amorosamente.

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