lunes, 31 de agosto de 2009

A tu servicio

“Almendra” (hermoso seudónimo que eligió una integrante de la Comunidad de ABRAZAR LA VIDA para sí misma) me escribió tiempo atrás consultándome sobre un tema familiar y sus reacciones al respecto. Le di mi opinión y la semana anterior me envió el siguiente mail:

“Hola Tocaya!!!!!!
No sé si te acordarás de mí pero hoy necesito escribirte... Confieso que cuando recibí tu respuesta hace un tiempo, el dolor no me permitió comprenderla... (Creo que hasta me enojé...). Sin embargo "algo" quedé "rumeando". Tus palabras fueron una luz roja pero en algún lugar quedaron guardadas dentro mío... Seguí entrando al sitio, leyendo cosas...
Poco a poco algo se movió en mí... y tus palabras cobraron fuerza. Hoy Sé que me guiaste, que me marcaste el camino para guardar mi ego en el bolsillo y saber un poco más de mí, y mis dolores... Les diste y me diste LUZ PARA MIRARME... Hoy mismo releo tus respuestas y TUS PALABRAS SON TAN CLARAS, son tan SABIAS!!!!!!!!!!!
Aquí ando! SANANDO... desarmando nudos, y hay tristeza pero no angustia y es difícil, pero hay alivio y da paz!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Te estaré eternamente agradecida por lo que voy aprendiendo día a día en este camino. Te regalo algo que escribí pero que fuiste vos quien me lo susurró al oído.
"NO SERÉ
JUEZA NI ACUSADA
NO SERE
VICTIMA NI VICTIMARIA
NO SERE
SALVADORA NI NAUFRAGA
NO SERE
CUIDADORA NI HUERFANA
NO SERE
DIAMANTE NI ARENA
SOLO SERE YO
DEL OTRO LADO DEL ESPEJO"

Estoy compartiendo este mensaje contigo porque me parece muy claro acerca del movimiento desde el Ego hacia el Ser (el tema de mis últimos Boletines). Como le comenté risueñamente, yo suelo provocar esas repercusiones (la justificación, el enojo), pero, en realidad, es la reacción del Ego a la verdad. Cuando podemos dejarlo de lado y continuamos entregándonos al Ser, encontramos la paz, la alegría, el amor que son nuestra verdadera esencia.

Le agradezco desde el alma a Almendra sus palabras, pero más aprecio el trabajo interno que ha hecho porque ése es mi propósito: iluminar el camino hacia el Alma. Esta semana, también recibí un mail acerca del Servicio, concepto con el cual estoy absolutamente de acuerdo. Es de Alice Bayley:

"En forma breve, puede decirse que el servicio es el efecto espontáneo del contacto con el alma, el cual es tan definido y estable que la vida de ésta puede afluir al mecanismo que obligatoriamente debe emplear en el plano físico. Así, la naturaleza de esa alma puede expresarse en el mundo de los asuntos humanos. El servicio no es una cualidad ni una acción, tampoco una actividad que la gente debe realizar esforzadamente, ni un método para salvar al mundo. Debe captarse con claridad esta diferencia, de lo contrario será errónea la actitud que adoptemos respecto a esta trascendental demostración del éxito que ha obtenido la humanidad en el proceso evolutivo.
Servir es una manifestación de la vida. Es un anhelo del alma y es tanto un impulso evolutivo de ésta como el instinto de autopreservación o la reproducción de la especie es la demostración del alma animal. Esta es un enunciado de gran importancia. Es un instinto del alma, si podemos emplear una expresión tan inadecuada y, por lo tanto, innato y peculiar a su desarrollo. Constituye su característica sobresaliente así como el deseo es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior. Es un deseo grupal, así como en la naturaleza inferior existe el deseo personal. Es el impulso hacia el bien grupal. Por lo tanto, no puede ser enseñado ni impuesto sobre persona alguna como evidencia deseable de la aspiración, que actúa desde afuera y está basada en la teoría del servicio. Es sencillamente el primer efecto verdadero que se evidencia en el plano físico, de que el alma comienza a expresarse externamente"

A TU SERVICIO.
Laura Foletto

sábado, 29 de agosto de 2009

Caminando el Laberinto de Chartres

El miércoles, fui a caminar el Laberinto de Chartres (aquí, en Buenos Aires, eh!). ¿Qué es? Cito: “Mandala cosmológico y calendario de base lunar, tiene su fundamento en la geometría sagrada, ese antiguo arte que otorga serenidad y equilibrio a las emociones y la mente. El círculo es universalmente reconocido como símbolo de totalidad y unidad; la espiral, de transformación y crecimiento. El Laberinto de Chartres es un circuito de once vueltas y de una sola vía que conduce siempre hacia el centro, sin caminos falsos ni riesgo de perderse, y retorna hacia la salida. El camino hacia adentro facilita la limpieza y aquietamiento de la mente; el espacio central es un lugar de meditación y contemplación para permanecer receptivos a las bendiciones del silencio; el camino hacia afuera, conduce a la integración de la creatividad y el poder amoroso del alma en el mundo. Si se recorre con la mente y el corazón abiertos, el mandala se convierte en un espejo que responde a las preguntas acerca de quiénes somos y dónde estamos en nuestra vida”.
Cuando recibí un mail con la invitación, inmediatamente sentí que “debía” ir. Lo recorrí un par de veces hace unos años y me encantó. No tenía nada en mente cuando comencé, sólo caminé, lentamente. Entonces, me apareció una intensa angustia acerca de la inutilidad de hacer… cualquier cosa… ¿para qué seguir, para qué experimentar?... nada tiene sentido. Este es un tema que tengo profundamente arraigado. Empecé a llorar. No quería caminar. Me detuve. Una voz interior me dijo que continuara, que confiara que el camino me traería la respuesta.
Seguí, llorando cada vez más. Entonces, me vinieron “recuerdos” de anteriores vidas en las que, en momentos culminantes como los que estamos atravesando ahora en la Tierra, yo había “fallado”, no había logrado salvar la situación. Todo eso era una carga y, a la vez, una conciencia lacerante de la responsabilidad que asumo. Tenía miedo de volver a fracasar, sin importar todo lo que había aprendido y realizado. Amorosamente, como siempre, las voces me tranquilizaron y me llenaron de consejos y cariño. Llegué al centro. Lloré más intensamente al reconocer la verdad y la maravilla del instante eterno que estaba viviendo.

De salida, algunos temores volvieron a aparecer y, graciosamente, me dijeron que no me preocupara, que esta vez sería como el laberinto que estaba recorriendo: a prueba de tontos, no hay forma de perderse a menos que uno se distrajera… y yo estoy atenta!! Fue una experiencia increíble. La palabra que me quedó resonando fue CONFIANZA. Gracias a todos, sobre todo a Ana Inés y Julio Avruj que nos recibieron en su Laberinto.

jueves, 27 de agosto de 2009

Pequeñas inmensidades

Ayer, fui al Bosque de Palermo y, a pesar del ruido “humano” de autos y aviones, me conecté con la Naturaleza. En un momento, miré al suelo y vi una hormiga, pedacitos de ramas, piedritas, plumas de aves, hojitas, el suelo tapizado de una enorme variedad de cosas. Pensé que, para la hormiguita, eso era un Universo inmenso. Como para mí, lo es lo que yo llamo Universo.

Hoy, fui a Barrancas de Belgrano. Me senté en la tierra y vi una florcita que se había caído de un arbusto. Era totalmente blanca, con diminutos pelitos. La comencé a mover y se produjo un hermoso reflejo. A pesar de ser tan pequeña, el sol la alumbraba y le permitía jugar con él.

Sin importar el tamaño, cada cosa tiene su lugar y su importancia. Dios nos ilumina a todos y nos hace brillar como estrellas fulgurantes. Todos somos Uno.

martes, 25 de agosto de 2009

Equilibrio dinámico

Tendemos a usar la palabra “equilibrio” con la idea de algo que está quieto, que finalmente encontró un punto del cual no se moverá. Nada más errado.

La definición es: “estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente”. Este estado es dinámico, no estático. Si así lo fuera, el cuerpo no se movería más. Estaría fijo, no equilibrado.

Todo en nuestra vida está en movimiento continuo. Nada se detiene jamás. Sin embargo, pretendemos que eso suceda porque nos da miedo el cambio. Así, nos condenamos a una parálisis que, por definición, no será duradera porque la Vida nos obligará a activarnos y seguir transformándonos.

Sería sabio, entonces, tomar este equilibrio en nuestras manos y fluir con las circunstancias, a fin de encontrar la armonía en cada situación.

Cuando era joven, le huía al equilibrio porque me parecía algo tibio, aburrido. Jugaba con los opuestos, me iba del blanco al negro y creía que los grises eran… grises. Con el tiempo, comprendí lo estimulante que era encontrar las armonías internas (y me alegré de no tener que pagar los altos costos de mis incursiones por los extremos). Por un lado, aprecié que el centro era lo mejor de las dos opciones, no una versión deslucida de ambas. Y, por sobre todo, que la verdadera opción era ésa que trascendía las disyuntivas: una tercera que era abarcativa, incluyente, integradora, una que abrazaba la vida en su totalidad. En eso ando…

lunes, 24 de agosto de 2009

¿Admites al verdad?

Hace tiempo, estoy escribiendo acerca de la diferencia entre Ego y Ser… ¡y parece sonar como una ficción!! :-)

Estás tan acostumbrado a llamar “Yo” al Ego que te resulta extraño considerarte más que él. Para comenzar, este Yo está formado de muchos aspectos. ¿Cuántas veces te pasó que una parte quiere hacer una cosa, otra se opone, otra tiene miedo, y otra busca opiniones? ¿Cómo puedes pensar que eres una unidad, cuando estás tironeado continuamente por distintas partes que, para colmo, están disociadas?

Y esto se complica por los aspectos inconcientes de los cuales no tienes registro y que boicotean lo que otro desea lograr. Y ni hablar de las influencias sociales, de las Formas-Pensamientos de la Humanidad a las cuales adhieres y alimentas sin darte cuenta. Y de lo que traes de vidas pasadas, que pueden estar activados o no. Y de… ¡ufa! ¿Tanto?

Sí, eres una entidad increíblemente compleja y múltiple. Imagínate entonces el caos en que vives si no tienes un centro que pueda organizarlo. Comienza por tu Ego porque él, en la práctica, te gobierna sin miramientos. Has entregado el poder a tu sirviente y él maneja la casa.

En esta completa identificación que tienes con el Ego, te resulta difícil separarte de él. Y ahí está primera solución: la distancia. Es necesario que aprendas a crear un espacio entre tu Ego y tú. ¿Notaste que vives en base a reaccionar? Alguien dice o hace algo y tú, inmediatamente, sientes, piensas, haces algo… siempre lo mismo… en una respuesta adquirida, estereotipada, repetida. Es un aspecto de tu Ego tomando el control instantáneamente con una reacción aprendida en el pasado y reiterada en el presente.

Eres un prisionero de actitudes originadas en tu niñez y tu adolescencia. Eres una máquina de repetir inconciente. Eres alguien que está dormido soñando que está despierto. Eres el dueño de un hermoso castillo que vive en el sótano.

Entonces, si puedes comenzar a tomar esta distancia y observar las variadas voces del Ego, sin engancharte, se abrirá una instancia que te permitirá conocer los juegos que juegas, que te hará posible un rico aprendizaje, que te habilitará una extensión, una profundidad y una plenitud que ni te imaginas siquiera, ya que el Ego es confinamiento y el Ser es expansión.

Una prevención: el Ego es muy susceptible, tiene complejo de inferioridad (que, a veces, compensa con uno de superioridad). Detesta sus aspectos débiles o inadecuados y los proyecta. Niega cualquier cosa que le hace sentir menos o distinto. Así que se resiste a todo análisis, propuesta de cambio, crítica constructiva. Desconfía de lo que signifique una transformación de su status quo. Odia la verdad.

Y aquí está una segunda solución: acepta todo lo que observas. Aspectos envidiosos, cobardes, egoístas, temerosos, perversos, lo que sea. Es parte del combo del Ego. Todos los tenemos. Si lo tomas personalmente y tratas de justificarlos, te pierdes en eso. Son partes del aprendizaje: ¿para qué sirven, qué te indican? Asimila y libera. No te enredes.

Esta es una parte crítica en una terapia. Al identificarte con tu Ego, cualquier comentario sobre aspectos, actitudes, situaciones no aceptadas son tomadas inmediatamente desde la resistencia, la victimización y la negación. O, si son comprendidas, son catalogadas como difíciles o imposibles de revertir.
En esta sociedad totalmente basada en el Ego, desacralizada y estéril, crees que no eres más que una pobre criatura desamparada. Eres una Creatura. Eres una creación de Dios. Es más, eres Dios creando. ¿Cómo puedes fallar? Encuentra el Ser en ti. El verdadero mundo se abrirá en toda su magnificencia.

miércoles, 19 de agosto de 2009

El picoteo

Desde hace tiempo, observo que nos hemos acostumbrado a picotear: como con el control remoto, pasamos de una cosa a la otra, sin encontrar satisfacción ni soluciones en ningún lado.

Abrumados por la oferta impresionante, probamos y probamos, esperando que alguna sea la indicada. Así, corremos con los tiempos veloces que estamos transitando y la sociedad de consumo que supimos conseguir.

Lo paradójico es que, a menos que nos detengamos, no hallaremos lo que anhelamos. En principio, el placer está asociado al cuerpo y a cierta morosidad. La mente traga algo y quiere más. No sintió, no percibió, no gustó. Si nos aquietamos y paladeamos, olemos, tocamos, escuchamos, ahí será posible el placer y la plenitud.

En el terreno terapéutico o espiritual, pasa algo parecido. Veo personas yendo de un lugar a otro, leyendo de todo, contando o escribiendo en los foros sus problemas una y otra vez, esperando cambios en un mes… y después quejándose amargamente de que no encuentran soluciones.

Obviamente, no se trata de quedarse años con terapeutas o en lugares con los cuales la relación ha caducado y ya no hay aprendizaje. Pero el picoteo tampoco sirve. Se trata de elegir y comprometerse a profundizar. Quizás, ahí está el problema. Falta verdadera motivación. El Ego se ha implantado tanto que sólo reina la queja y el sufrimiento. Se “dice” que se busca salir, pero no se “quiere”.

Aquietarse y hacer distancia del Ego vuelve a ser la solución. Ahí podrá emerger el Ser, que nos conducirá a la verdad.

lunes, 17 de agosto de 2009

Videos de Michael Jackson

Hace poco, Michael Jackson se fue de gira por otras dimensiones. Te comparto dos de sus fantásticas obras, subtituladas.
La canción de la Tierra:
http://www.youtube.com/watch?v=sGXt6_0QEsg&feature=related
Sana el mundo:
http://www.youtube.com/watch?v=EqaVKSn2akc&feature=related

sábado, 15 de agosto de 2009

Cirque du Soleil

Estaba viendo este alucinante espectáculo y me abruma: no me dan los ojos, los oídos, el corazón para tal cantidad de estímulos hermosos y sincronizados. ¿Cómo se puede concebir tanta belleza, tanto talento, tanta creatividad, tanta emoción? Se me llenaron los ojos de sorpresa, de gratitud, de gozo hasta que cayeron lágrimas de reconocimiento y alegría. Justamente, “Alegría” se llama el show y mi Niña Interna aplaudió, se rió, se maravilló, se emocionó y agradeció brincando lo que un grupo de personas increíbles le hizo sentir: orgullo de ser humana y de compartir este Planeta.

miércoles, 12 de agosto de 2009

A la pesca de comportamientos

Me gusta ver realitys… me gusta observar los comportamientos de las personas. Desde hace unos meses, me enganché con “Pesca mortal”, acerca de la captura de centolla y cangrejo en el Mar de Behring. En un ambiente impiadoso, con olas de varios metros, jornadas de 36 horas, vientos feroces y temperaturas extremas, salen a relucir lo mejor y lo peor de los hombres.

Un novato que, en su primera temporada, hace todo lo que le ordenan con buena disposición y alegría, esperando ser reclutado. Al conseguirlo, en la segunda temporada, comienza a pelearse con sus jefes porque no tolera que lo manden y no le importa que lo echen porque “hay montones de barcos que esperan por mí”.

La tripulación con ánimos en sube y baja, de acuerdo a la pesca. Después de tirar las jaulas, en las expectativas de si vendrán vacías o llenas, todo es esperanza de hacer mucho dinero, en poco tiempo, con un alto riesgo. Si vienen repletas, todo es jolgorio, risas, camaradería. Si vienen vacías, todo es resentimiento (con el capitán, porque no ubicó un buen lugar; por las horas trabajadas sin parar), roces y peleas con los compañeros.

En cada temporada, hay algún barco que se hunde y pocas posibilidades de que alguien sobreviva en aguas bajo cero. Cuando esto sucede, cada uno se plantea su vida y su muerte, su trabajo, su familia.

Las personalidades (los Egos) emergen en su esplendor o su bajeza, al ritmo de cada ola gigantesca que golpea los barcos. Espuma a la espuma...

lunes, 10 de agosto de 2009

¿Activas tu conciencia? ¿Desactivas tu sufrimiento?

“Estoy harta de sufrir. He hecho terapia por veinte años y estoy igual… o peor. Ya no sé qué hacer. Estoy cansada”. Una mujer me decía esto en su primera sesión. Es bastante común en estos tiempos. Ahora que la Tierra está siendo iluminada por nuevas energías, nos sentimos empujados a despertar de la inconciencia del Ego.

La mayoría de las terapias psicológicas se centran en el Ego y, al hacerlo, lo refuerzan. Como mucho, modifican algunas variables, pero siguen atadas a su poder. Como bien dijo Einstein: “los problemas no pueden ser solucionados en el mismo nivel en que fueron creados”.

El Ego es una construcción del pasado y lo revive en cada instante. Ha creado distintos juegos y tiene una inercia propia que no nos precisa para continuar. Suena extraño, pero así es. Nuestro Ego no nos necesita. Simplemente, reacciona de la misma forma a cualquier estímulo que le recuerda a una situación o persona del pasado.

Una serie de ideas son disparadas ante algún pensamiento, que son nutridas por el fuego de las emociones: “él me miró raro cuando dije que no entendía; yo nunca entiendo nada; soy una tonta; ya papá me lo decía cuando iba a la escuela; no importa cuánto me esfuerce; siempre seré estúpida; no soy como los demás; no tendré oportunidades de salir de aquí; mi vida es una porquería; soy tan infeliz”. Miles de pensamientos como estos nos gobiernan cada día. Tenemos discos rayados que tocamos una y otra vez. Lo mismo sucede con las relaciones: nos dicen o hacen algo e inmediatamente, como un dominó, caen las fichas de los últimos incidentes hasta los primeros. Y, si lo siguiéramos, seguramente terminarían en nuestros padres (y hasta en vidas pasadas, si quisiéramos investigar más).

¿Cuál es el alimento del Ego? El sufrimiento. Es evidente que todos hemos pasado carencias, agresiones y sucesos difíciles en la infancia. Allí, creamos una historia triste y desgraciada con la cual nos identificamos y seguimos renovando en la vida adulta. Cuanto más sufrida es la historia, más grande es el Ego. Se revuelca a sus anchas en sus propios chiqueros de dolor y busca asociarse a otros para fortificarse.

Identificarnos es la palabra clave. Creemos que somos el Ego. ¿Acaso alguien nos enseñó otra cosa? Yo soy mis pensamientos, mis emociones, mi cuerpo, mis palabras, mis propiedades, mis relaciones… mi, mí, mío. Nos identificamos con lo que tenemos, porque todo pasa por la posesión. La base del Ego es la insatisfacción: nada ni nadie es suficiente. Cuanto más tenemos, más necesitamos porque el Ego desea desear, no lograr.

Incluso cuando estás en un proceso de terapia o de búsqueda espiritual, tú quieres ser otro, ser más, ser mejor. Eso también es del Ego. Te fuerzas a ti mismo a fin de seguir en carrera. Nunca hay paz. Paradójicamente, lo que eres no lo necesitas conseguir pues lo eres. Ningún lugar adonde correr o refugiarse: TÚ YA ERES.

Quizás, escuchas voces en disonancia: “¿cómo?, si yo soy tal cosa, si me falta tanto, si estoy tan (lo que sea), no soy nadie”. Eso es Ego. Tú ya eres Ser. ¿Cómo contactarlo? Estando presente, desactivando el poder del Ego.

La única forma de hacerlo es no reaccionar, es crear un espacio de observación en el cual puedas percibir los múltiples disfraces, las mil voces con que te identificas. Acepta lo que sientes, lo que piensas. Si lo peleas, lo refuerzas. Si lo explicas, lo continúas. Sólo obsérvalo. Distingue los patrones que te dominan. Date cuenta los aprendizajes. Respíralos y disuélvelos en la comprensión y la compasión. Aprecia la paz y el amor que surgen de tu esencia, de lo que eres.
Tu conciente y amorosa presencia es lo que necesitas para liberarte del sufrimiento y de las consecuencias de lo creado bajo la prisión del Ego. Y es, a la vez, la auténtica fuente de libertad porque sólo se puede elegir cuando tienes conciencia. Si no la tienes, tu Ego sigue imponiéndote sus dolores y juegos. Despierta a tu verdadero Ser. Únete a la Conciencia Universal y todo lo serás y todo lo tendrás. Te acompaño.

viernes, 7 de agosto de 2009

¡Novedades en el sitio!

¿Hace mucho que no visitas el sitio? Acabo de subir dos libros digitales nuevos: “Dios me habló” de Eileen Caddy y “Una nueva Tierra” de Eckhart Tolle. Los encontrarás en la página de ABRAZOS, en “Palabras para el alma”.

Atenta a pedidos, los Libros Digitales ENCUENTRA TU VERDAD Y CREA TU VIDA tienen ahora dos precios: uno para los Libros solos y otro para los Libros más tres Tutorías (consejos personalizados brindados por mí). Infórmate aquí.

Te invito a que navegues www.abrazarlavida.com.ar , ya que seguramente encontrarás propuestas que te interesarán.

jueves, 6 de agosto de 2009

¡Sonríe!

Hasta la Naturaleza te lo sugiere... encuentra la Luz en todas partes... disfruta tu vida...

lunes, 3 de agosto de 2009

¿Qué es el Ego?

Hace poco, recomendé las conversaciones de Eckhart Tolle y Oprah Winfrey acerca del libro UNA NUEVA TIERRA. Te comparto algunos párrafos que me parecen muy interesantes para reconocer lo que es el Ego. ¿Qué es? Eso que tú llamas “yo” y que es, en realidad, un instrumento del Ser que ha tomado su lugar. Por supuesto, una cosa es la teoría y otra la práctica. Así que, además de tener la información, úsala para observar tus propios patrones y liberarte de la tiranía del Ego, a fin de ser guiado por tu Ser. Si necesitas ayuda, aquí estoy.

CONTENIDO Y ESTRUCTURA DEL EGO
La mente egotista está completamente condicionada por el pasado. Su condicionamiento es doble y consta de contenido y estructura.

Para el niño que llora amargamente porque ya no tiene su juguete, éste representa el contenido. Es intercambiable con cualquier otro contenido, otro juguete u objeto. El contenido con el cual nos identificamos está condicionado por el entorno, la crianza y la cultura que nos rodea. La razón por la que se produce ese sufrimiento agudo está oculta en la palabra "mío" y es estructural. La compulsión inconsciente de promover nuestra identidad a través de la asociación con un objeto es parte integral de la estructura misma de la mente egotista.

Una de las estructuras mentales básicas a través de la cual entra en existencia el ego es la identificación. El vocablo "identificación" viene del latín "ídem" que significa "igual" y "facere" que significa "hacer". Así, cuando nos identificamos con algo, lo "hacemos igual". ¿Igual a qué? Igual al yo. Dotamos a ese algo deun sentido de ser, de tal manera que se convierte en parte de nuestra "identidad". En uno de los niveles más básicos de iden­tificación están las cosas: el juguete se convierte después en el automóvil, la casa, la ropa, etcétera. Tratamos de hallarnos en las cosas pero nunca lo logramos del todo y terminamos perdiéndo­nos en ellas. Ese es el destino del ego.

LA IDENTIFICACIÓN CON LAS COSAS
Quienes trabajan en la industria de la publicidad saben muy bien que para vender cosas que las personas realmente no necesitan deben convencerlas de que esas cosas aportarán algo a la forma como se ven a sí mismas o como las perciben los demás, en otras palabras, que agregarán a su sentido del ser. Lo hacen, por ejemplo, afirmando que podremos sobresalir entre la multitud utilizando el producto en cuestión y, por ende, que estaremos más completos. El supuesto tácito es que al comprar el producto llegamos, gracias a un acto mágico de apropiación, a ser como ellos o, más bien, como su imagen superficial. Por tanto, en muchos casos no compramos un producto sino un "refuerzo para nuestra identidad".

Las cosas con las cuales nos identificamos varían de una per­sona a otra de acuerdo con la edad, el género, los ingresos, la clase social, la moda, la cultura, etcétera. Paradójicamente, lo que sostiene a la llamada sociedad de consumo es el hecho mismo de que el intento por reconocernos en las cosas no funciona: la satisfacción del ego dura poco y en­tonces continuamos con la búsqueda y seguimos comprando y consumiendo.

Claro está que, en esta dimensión física en la cual habita nuestro ser superficial, las cosas son necesarias y son parte inevitable de la vida. Necesitamos vivienda, ropa, muebles, herramientas, transporte. Quizás haya también cosas que valoramos por su belleza o sus cualidades inherentes. Debemos honrar el mundo de las cosas en lugar de despreciarlo. Cada cosa tiene una cualidad de Ser, es una forma temporal originada dentro de la Vida Única informe fuente de todas las cosas, todos los cuerpos y todas las formas. En la mayoría de las culturas antiguas se creía que todas las cosas, hasta los objetos inanimados, alojaban un espíritu y, en este sen­tido, estaban más cerca de la verdad que nosotros. Cuando se vive en un mundo aletargado por la abstracción mental, no se percibe la vida del universo. La mayoría de las personas no viven en una realidad viva sino conceptualizada.

Pero no podemos honrar realmente las cosas si las utilizamos para fortalecer nuestro ser, es decir, si tratamos de encontrarnos a través de ellas. Eso es exactamente lo que hace el ego. La iden­tificación del ego con las cosas da lugar al apego y la obsesión, los cuales crean a su vez la sociedad de consumo y las estructuras económicas donde la única medida de progreso es tener siempre más. El deseo incontrolado de tener más, de crecer incesantemente, es una disfunción y una enfermedad. Es la misma disfunción que manifiestan las células cancerosas cuya única finalidad es multiplicarse sin darse cuenta de que están provocando su propia destrucción al destruir al organismo del cual forman parte.

Muchas personas agotan buena parte de su vida en la preocu­pación obsesiva por las cosas. Es por eso que uno de los males de nuestros tiempos es la proliferación de los objetos. Cuando perdemos la capacidad de sentir esa vida que somos, lo más probable es que tratemos de llenar la vida con cosas. A manera de práctica espiritual, le sugiero investigar su relación con el mundo de las cosas observándose a si mismo y, en particular, observando las cosas designadas con la palabra "mi". Debe mantenerse alerta y ver honestamente si su sentido de valía está ligado a sus posesio­nes. ¿Hay cosas que inducen una sensación sutil de importancia o superioridad? ¿Acaso la falta de esas cosas le hace sentir inferior a otras personas que poseen más que usted? ¿Menciona casualmente las cosas que posee o hace alarde de ellas para aparecer superior a los ojos de otra persona y, a través de ella, a sus pro­pios ojos? ¿Siente ira o resentimiento cuando alguien tiene más que usted o cuando pierde un bien preciado?

EL OLVIDO DEL SEREl ego siempre es identificación con la forma, es buscarnos a no­sotros mismos y perdernos en algún tipo de forma. Las formas no son solamente objetos materiales o cuerpos físicos. Más fundamentales que las formas externas, que las cosas y los cuerpos, son las formas de pensamiento que brotan constantemente en el cam­po de la conciencia. Son formaciones de energía más finas y menos densas que la materia física, pero formas en todo caso. Aquella voz que oímos incesantemente en la cabeza es el torrente de pen­samientos incansables y compulsivos. Cuando cada pensamiento absorbe nuestra atención completamente, cuando nos identifica­mos hasta tal punto con la voz de la mente y las emociones que la acompañan que nos perdemos en cada pensamiento y cada emoción, nos identificamos totalmente con la forma y, por lo tanto, permanecemos en las garras del ego. El ego es un conglo­merado de pensamientos repetitivos y patrones mentales y emo­cionales condicionados dotados de una sensación de "yo", una sensación de ser. El ego emerge cuando el sentido del Ser, del "Yo soy", el cual es conciencia informe, se confunde con la forma. Ese es el significado de la identificación. Es el olvido del Ser, el error primario, la ilusión de la separación absoluta, la cual convierte la realidad en una pesadilla.

sábado, 1 de agosto de 2009

El miedo esclavizante

Anoche, entre bruschetas, calzones y cerveza, charlábamos con un amigo acerca de cómo se utiliza al miedo desde el poder para lograr que las personas tengan determinadas conductas.

Desde lo económico (muy fuerte últimamente), se excitan los temores del desempleo, la pobreza, la caída de las empresas, los valores del mercado de acciones y las propiedades, la disminución del consumo y muchas otras variables… mientras los más ricos siguen conservando sus fortunas.

Desde siempre, otro miedo agitado es el de “los enemigos”, que pueden variar desde países hasta razas, religiones, grupos terroristas, ideologías y demás yerbas.

Uno más reciente es el de la destrucción del planeta: calentamiento global, guerras por el agua, desertificación, agujeros de ozono, fenómenos climáticos, etc.

Los medios de comunicación, las películas, los discursos políticos, las propagandas encubiertas, los libros apocalípticos, los falsos estudios de todo tipo, el encubrimiento y la mentira en diversos grados son vehículos para encender en la gente el miedo hacia la vida, el encierro, el egoísmo, la falta de participación, la destrucción de proyectos creativos y a favor de la paz y el amor.

Por el contrario, surgen los organismos de “lucha” por la paz (contradicción de términos absolutamente irracional), en contra de lo que sea, por las víctimas. Bien intencionadas personas, en realidad, actúan en apoyo del mismo sistema que pretenden sanar al continuar con la ideología de la victimización y el asistencialismo en lugar de empoderar a los que buscan ayudar.

Justamente, ejerciendo el poder interno (que nos abre a la capacidad de discernir, de elegir, de crear) podemos construir entre todos una Tierra en donde seamos individuos plenos unidos en el amor.