martes, 30 de octubre de 2007

Femenino y masculino

Ayer, finalmente, tomé un masaje, que me venía debiendo desde hace bastante. Fue muy interesante, ya que, a medida que el masaje se iba desarrollando, fui tomando conciencia de las diferencias entre un lado y el otro y liberando lo que me iba surgiendo.

Casi al final, Willy (nombre occidental del esposo de mi maestra taiwanesa de lo que llamamos "gimnasia china", pero que en realidad incluye gimnasia, chi kung y bailes) me dijo que yo hacía demasiado con el lado derecho, que estaba muy exigido. Era la constatación de lo que me di cuenta hace mucho, pero... no cambiaba...

Además de algo normal para todos (tomar y accionar casi exclusivamente con el lado derecho), esto expresa también una forma de pensar y actuar. Como los hemisferios cerebrales están cruzados, el costado derecho del cuerpo está manifestando el lado izquierdo del cerebro y viceversa, con los atributos pertenecientes a cada uno. Por otro parte, el lado derecho articula nuestro masculino y el izquierdo el femenino.

Siendo ariana, poseo un masculino fuerte. Teniendo un ascendente pisciano, he padecido un femenino hipersensible, que he ocultado con la fuerza de lo masculino. Tanto en lo personal como en lo profesional, estos aspectos son jugados continuamente y es importante concientizarlos y equilibrarlos.

Estamos en tiempos de un resurgir de la energía femenina. Hablo de energía porque, sin importar si somos hombres o mujeres, los dos contenemos ambas en el interior. Hasta ahora, las mujeres hemos encarnado lo femenino y los hombres la masculina, pero ya no será así. Tendremos que armonizar una y otra en nosotros. Ya no podremos proyectar en los demás los aspectos positivos y negativos de cada una. Deberemos ser agentes de integración (esto está ampliamente tratado en el Módulo de Amor de los Libros y el Curso).

Las cualidades de aceptación, paciencia, nutrición, entrega, intuición y cuidado de la vida, propias de la energía femenina, serán tan valiosas y apreciadas como las de la energía masculina. Sería bueno que comencemos a ponerlas en práctica… yo lo estoy haciendo…

domingo, 28 de octubre de 2007

Atendé a tu corazón

Agradezco a quien hizo el comentario de "Cambiante" (me gustaría que, por lo menos, los firmaran para tener una comunicación más personal) y, como pidió, lo profundizo.

Como digo allí, nosotros tenemos todas las respuestas que necesitamos en nuestro interior, sólo que no nos han enseñado a escucharnos… ni tampoco mostramos mucho interés en aprenderlo. Es más fácil hacerle caso a las voces de la sociedad, de la publicidad, de la familia que atrevernos a seguir la nuestra.

El viernes, una mujer de 67 años, ama de casa, vino por primera vez al Consultorio. La excusa era unos dolores lumbares que le impedían hacer sus actividades. Comencé a hacerle notar cómo su cuerpo le expresaba su dolor y su enojo por las actitudes machistas de su esposo y el abuso de su hija de su “bondad” confrontadas con su deseo de salir al mundo. Comprendió perfectamente y elaboró por sí misma lo que le sucedía. Hicimos un poco de trabajo corporal y salió caminando derecha y sonriente. Me maravillan estos tiempos: tantas personas despertando sus potencialidades y buscando hacerlas realidad, sin importar la edad ni las condiciones intelectuales o sociales.

Hemos creído que seguir las directivas de las instituciones (familia, gobierno, iglesia, medios de comunicación, empresas, etc.) era más simple, cómodo y seguro. Es cierto. También, pueden transformarse en una prisión inaguantable. Creo que es lo que está sucediendo ahora. Se nos está pidiendo que nos soltemos de las manos infalibles de mamá y papá y crezcamos, por nuestro bien y el de los que nos siguen.

Ya no hay seguridades ni certezas y está bien. Jamás las hubo. Eran espejismos que nos mostraban los que deseaban controlarnos, haciéndonos creer que, si estábamos con ellos, nada nos pasaría. Cuesta, al principio, admitir que hemos sido usados y que nos gustaba. Pero, si deseamos vivir plena e íntegramente es necesario escuchar nuestra voz interna y respaldarla.

¿Miedos? ¿Dudas? ¡Por supuesto! ¿De qué nos aferraremos? De nada. ¿Pánico? No es para tanto. Justamente, el pánico es la consecuencia de querer que las cosas sean de una cierta forma y no de otra, de exigirse ser perfecto y previsible, adaptado y controlado. Como la sociedad ya no puede responder a esto y las instituciones se están cayendo, encontramos tantos ataques de pánico. El poder ya no está afuera, está adentro.

Conocerte, aceptarte, respetarte, amarte, empoderarte a vos mismo, hacer lo que te gusta es la respuesta. ¿No sabés lo que querés? Pedí a tu alma que te lo muestre. ¿Algunas claves? Es algo que te sale fácil, que te da entusiasmo… y miedo. ¿Podré ser capaz de hacerlo, de vivir de eso? ¡SÍ! Para eso viniste. ¿Por qué Dios no te daría los medios? ¿Creés en un Dios juzgador, castigador, implacable? Cambiá tu cabeza y atendé a tu corazón. Dios está allí, para vos, llenándote de amor, abundancia y confianza.

"Tu vida es un reflejo exacto de tus creencias. Cuando cambias tus creencias más profundas acerca del mundo, tu vida también cambia en consecuencia.

Tan pronto tomas la decisión de hacer algo, aparecen los medios para llevarlo a cabo. Puedes pensar que esos golpes de suerte son meras coincidencias, pero si observas con atención comprobarás que suceden con regularidad.

Actúa como si cada acontecimiento tuviera un propósito, y tu vida tendrá un propósito. Descubre por qué necesitabas salir venturoso de ciertas experiencias, y no las necesitarás otra vez. En última instancia, sólo puedes confiar en tu guía interior. Dicho de otro modo, obedece a tu corazón."

viernes, 26 de octubre de 2007

Estar


Estos días, muchas personas alrededor mío están pasando por grandes pruebas. Yo también estoy haciendo cambios. Percibí (muy gratamente) que mi actitud permanecía estable, confiada, centrada, optimista, alegre, cariñosa. Me doy cuenta la enorme diferencia con tiempos atrás. Estoy muy feliz conmigo misma y mi recorrido: sosteniendo la Luz serena y suavemente.

jueves, 25 de octubre de 2007

Cambiante

Desde hace un tiempo, mi vida cotidiana está siendo muy variable. Si bien, por mi trabajo, ha sido siempre así, esto se ha incrementado. Mi agenda está escrita en lápiz porque estoy continuamente cambiando citas y actividades.

Al principio, “me saltaba la térmica” con frecuencia. Me enojaba lo voluble que se estaba transformando todo. No podía programar mucho ni en tiempo ni en entrada de dinero. La incertidumbre era la única constante. Luego, me di cuenta de que así serán las cosas, por lo menos por bastante tiempo.

Ya no hay nada a lo cual aferrarse. Las viejas estructuras invariables, los trabajos “para toda la vida”, los sueldos seguros, los matrimonios “hasta que la muerte nos separe”, las certezas incuestionables, se han marchado para no regresar. Esto constituye una fuente inagotable de estrés y ansiedad si no sabemos cómo adaptarnos a ello.

Siempre afirmo que vivo veinte años adelantada. Me di cuenta de esto hace mucho, a pesar de que todo a mi alrededor sostenía lo contrario. Mi primer trabajo fue en una enorme multinacional y para cualquiera me había sacado la lotería: tendría trabajo para toda la vida… estuve en cuatro puestos diferentes y me fui a los cinco años. Tuve dos empleos más (en una agencia de publicidad y en un instituto que nucleaba ejecutivos de finanzas), de los cuales me echaron. Problemas con la autoridad…

Decidí que quería ser independiente. Lo único que se me ocurrió fue vender y lo hice con diferentes productos intangibles unos cuantos años, pero no hacía lo que quería. Pero, ¿qué quería? era la gran pregunta. No lo sabía.

Me dedicaba a acumular experiencias en distintos ámbitos y niveles. Muchas mudanzas, muchas parejas, muchos empleos, muchos estudios. Desde que comencé a trabajar, hice paralelamente cursos de toda clase. Lo que más me atraían eran los relacionados con el crecimiento personal. Me inscribí en una carrera de tres años de Terapia de Integración CuerpoMente, porque me di cuenta de que tenía serios problemas con mi cuerpo y mi salud, que las terapias psicológicas que había hecho no habían resuelto.

Al comienzo del tercer año, justamente, comenté que estaba en una gran crisis existencial y que no sabía qué hacer de mi vida, que era fundamental para mí tener una vocación, un llamado, una misión, como se llame y que no encontraba por donde era. A mitad de año, exploté. Dejé de trabajar, me encerré en mi casa y (dramática y arriesgadamente, como buena ariana) lancé al Universo mi pedido (bah! mi furiosa y desesperada súplica): “Si hay un Dios, quiero que me muestre a qué me tengo que dedicar”. Aclaro que no es necesario tanto despliegue de emocionalidad, pero estaba realmente harta (es una excusa).

Pasaron un par de meses largos y nada. Me iba deslizando al fondo del pozo, pero no claudiqué. Un día, en medio de una de mis tandas de llanto, escucho una voz interior: “¿No te das cuenta de que ya estás en lo que deseas?!”. ¡¿Qué?!! Yo estaba haciendo la carrera por mí, nunca se me había ocurrido que por ahí era mi camino. Me acordé que dicen que todo lo que queremos está a nuestro alrededor, pero no lo vemos. Estamos rodeados de lo que es para nosotros, pero lo pasamos por alto porque caemos en el abandono total de nuestra esencia para vivir en la mediocridad con que el mundo nos hipnotiza.

A partir de ahí, encontré la paz y el propósito que había buscado por tanto tiempo. Fue difícil al principio. No porque deba ser así, sino porque yo todavía no contaba con todas las herramientas que hoy tengo. Soy una pionera y, como tal, hago el trabajo pesado para que otros lo encuentren fácil después.

¿Por qué cuento esto? Porque he recibido varios mails relacionados con este tema. Por supuesto, cada uno tiene su propia experiencia. Lo que quiero rescatar de esto es que una sincera solicitud y una entrega profunda hacen la diferencia.

Es lo mismo que me está sucediendo ahora. No sé cómo se va a ir desarrollando mi trabajo (que va mutando también) ni mi vida en general. Tengo proyectos y sé que soy la creadora de mi vida, pero entiendo que es necesario fluir con lo que va pasando y confiar en que será para mi mayor bien. Hace mucho, me dijeron que “la Providencia está asegurada”. Es cierto. No sólo para mí sino para todos. Cuando llegamos aquí, nuestro sustento está previsto. La razón por lo que no es así es por cuestiones de poder que hemos mal manejado como humanidad, pero sigue siendo cierto. Si te atrevés a confiar, comenzará a ser realidad.

Tengo el lápiz y la goma preparados. Voy adónde, cuándo y cómo sea lo mejor. Decidido no por mi ego sino por mi alma y la sabiduría y el amor del Universo.

martes, 23 de octubre de 2007

Decisiones

¿Qué implicancias tienen las decisiones que tomamos? Creo que pasamos de un extremo a otro, sin darnos cuenta. Podemos tomarlas impulsados por la ignorancia, la irresponsabilidad, el apuro, la ansiedad, las idealizaciones o, por el contrario, por la exigencia, el peso, la obligación, los conflictos, el peligro, las imposiciones. También, podemos tomarlas o dejar de tomarlas por las dudas, los miedos, los vínculos, las postergaciones, la indolencia, el abandono.

Nos preguntamos qué perdemos y qué ganamos, qué alcances tendrá esa decisión para los demás, qué cambios significará para los participantes.

Aún así, jamás tenemos toda la información al hacerlo. Por más que deseemos tener en cuenta las múltiples variables y sus posibles consecuencias, nunca sabremos qué dispara esa decisión porque ella es, en sí misma, un nuevo camino. Al hacerla, abrimos una posibilidad que no existía y, junto con ella, todos los dones y desafíos.

Por eso, cada decisión es un salto de fe. Y sería precioso si pudiéramos tomarla desde el máximo amor y confianza que seamos capaces. No existe una buena o una mala decisión. Sólo existe un potencial que damos a luz. No podemos saber qué sucederá. Pero podemos anidarla en la esperanza, la entrega, la claridad y el amor que nuestro espíritu puede contener.

domingo, 21 de octubre de 2007

Día de la Madre

Hoy, fui al cementerio con papá. Era un mundo de gente celebrando a sus madres. Uso esa palabra porque es lo que percibí… o quizás lo que yo hice y, entonces, experimenté.

Al lado de mi mamá, estaba una familia de, por lo menos, diez personas que plantaron flores, pegaron fotos, retaron a los chicos, conversaron de mil cosas mientras estaban ahí. Observé muchas conductas parecidas. Me hicieron acordar cuando era chica e íbamos en el Día de los Muertos al cementerio de Viale (la ciudad natal de mis padres). Era una especie de reunión comunal, en el que se encontraban familiares cercanos y lejanos (me parecía que todo el pueblo era pariente mío), amigos, conocidos. Se llevaban hasta el almuerzo y se quedaban horas charlando y compartiendo. Eso se acabó ya; ahora, todo es rápido y expeditivo, pero el ambiente me lo recordó.

Luego, fuimos a ver a mi hermano. Limpié las tumbas y puse flores. Me conecté con los dos y hubo sólo alegría y apoyo. Les pedí perdón por si hubiera debido hacer algo más y ambos reaccionaron con risas: ¡todo está bien! Cada uno me dio el mismo mensaje: “Estoy acompañándote y ayudándote desde aquí. Aprendo nuevas cosas y también aprendo de vos y de tus experiencias. La conexión es ahora de corazón a corazón”. Los ojos se me llenaron de lágrimas dulces y gratas.

Tengo una enorme paz en mí, la que ellos contribuyeron a cimentar. Tengo nuevos socios en el Cielo. Tengo conexión con la Madre Universal. ¿Qué más puedo pedir? Sólo puedo decir ¡gracias!

viernes, 19 de octubre de 2007

El simple arte de bendecir

Al despertar, bendice este día porque ya está inundado del bien inesperado que será atraído por tus Bendiciones; porque bendecir es reconocer el bien ilimitado que está enclavado en la textura misma del universo y que nos espera a todos.

Al pasar la gente por la calle, en el autobús, en los lugares de trabajo y juego, bendícelos. La paz de tu bendición los acompañará en su camino y el aura de su gentil fragancia será una luz en su camino. Al encontrarte y hablar con la gente, bendice su salud, su trabajo, sus relaciones con Dios, consigo mismos y los demás. Bendícelos en su abundancia, en sus finanzas; bendícelos en cada forma concebible, porque tales bendiciones no solamente siembran las semillas de la sanación, sino que algún día florecerán como flores de dicha en los huecos de tu propia vida.

Al caminar, bendice la ciudad donde vives. En fin, bendice a todo lo que ves y sientes y principalmente es de suma importancia que bendigas a la Madre Tierra, a GAIA, porque te permite caminar sobre ella, te provee de las plantas, las flores, de todo lo lindo que te presenta la naturaleza. Bendice el aire que respiras, ya que sin aire en pocos minutos dejas de existir. Bendice el sol, el viento, también la lluvia que es necesaria para alimentar a la tierra.

Fundamentalmente acostúmbrate a bendecir a todo lo que comes, tomas o ingieres de alguna forma. Bendice a todos los seres que ayudaron a crear lo que es tu alimento, sin olvidar por supuesto a la Madre Tierra que hace que el mismo pueda surgir. Bendice a los animales que se ofrecen para que los puedas usar como tu alimento, sabiendo que ellos lo hacen por amor hacia ti y consideran su misión el brindarte tu sustento.

Al momento en que alguien exprese la menor agresión o falta de bondad hacia ti, responde con una bendición; bendícelos total, sincera y jubilosamente, porque tales bendiciones son el escudo que los protege de la ignorancia de sus propios malos actos y desvía el mal que te hayan dirigido.

Bendecir significa desear el bien incondicional, total e irrestricto para otros y para los eventos, desde el manantial más profundo en las recónditas cámaras de tu corazón: significa santificar, reverenciar, contemplar con extremo respeto todo lo que siempre es un regalo del Creador. Aquel que está santificado por tus bendiciones es puesto aparte, consagrado, santo, íntegro.

Bendecir es invocar la protección divina, pensar o hablar con agradecimiento, conferir felicidad, aunque nosotros mismos nunca somos los agraciados sino simplemente los dichosos testigos de la abundancia de la vida.

Porque bendecir todo sin discriminación alguna es la máxima forma de dar, porque aquellos a los que bendices nunca sabrán de dónde provino el súbito rayo de sol que estalló a través de las nubes de sus cielos, y rara vez serás testigo de la luz del sol que brilla en sus vidas.

Cuando tu día esté de cabeza y algún evento inesperado destroce tus planes y a ti también, estalla en bendiciones porque la vida te está enseñando una lección, y el mismo evento que creías indeseable, tu mismo lo llamaste; así que, para aprender la lección contra la que te sientes frustrado, bendícela. Las pruebas son bendiciones disfrazadas y huestes de ángeles acompañan su camino. Bendecir es reconocer la omnipresente belleza universal oculta a los ojos materiales; es activar la ley de atracción, la cual desde los más lejanos confines del universo, traerán a tu vida exactamente lo que necesitas experimentar y disfrutar.

Es imposible bendecir y juzgar simultáneamente, así que mantén constantemente como un profundo, consagrado y cantarino pensamiento el deseo de bendecir, porque entonces verdaderamente brindarás paz, amor y alegría a tu entorno.

Y por encima de todo, no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor que eres tú mismo.
(Desconozco el autor)

miércoles, 17 de octubre de 2007

Y habla… y habla… y haablllaaaa!!!

Esto suena a lo que dicen los hombres de las mujeres (¡y es cierto!). Nosotras tendemos a indagar y conversar y los hombres a accionar directamente.

Me refiero a la tendencia de muchos a hablar constantemente de sus problemas. Cada encuentro es la actualización de sus últimas desgracias e inconvenientes en el duro oficio de vivir. En realidad, no importa mucho lo que el otro le pueda decir o aportar. Lo que buscan es una oreja que escuche.

Otros no llegan a tanto, pero el gran tema de conversación son las dificultades. Esto involucra tanto lo personal como lo social (el gobierno, los vecinos, la situación mundial, la inseguridad, etc.). En cualquier grupo, basta una sola mención a una de estas cuestiones que ya se desata un vendaval de quejas y ejemplos de lo mal que vamos.

Estoy totalmente en desacuerdo con este proceder. Hablar sin cesar de los problemas sólo los empeora y los sigue recreando, tanto a nivel individual como colectivo. Además, y esto es lo peor, nos pone en el lugar de la víctima.

Es cierto que conversar nos puede proporcionar soluciones… si nos enfocamos en eso. Hablar para descargarse (o cargarse más, la mayoría de las veces) es igual a quedarse en lo que hay. Hablar para encontrar respuestas es otro tema. De cualquier forma, eso sólo sirve si ponemos en marcha esos hallazgos: hay que actuar.

A veces, también es bueno quedarse en el obstáculo o el bloqueo, sin compartirlo. El silencio trae propuestas. Esto implica empoderarse. Encontrar la solución en uno mismo. Hallar el camino personal. Empoderarse es la clave en cualquier circunstancia.

Hace tiempo, tomé la decisión de no colaborar en las “formas pensamiento” negativas de la humanidad. Si estoy conversando con alguien, me enfoco en lo que se puede aprender de la situación y en lo positivo y valioso que tiene esa persona para resolverla. Si estoy en un grupo, no me involucro en la sección “lamentaciones varias” y, si puedo, aclaro el porqué.

Cada vez, estoy más convencida del poder de la alegría, de la claridad, de la serenidad, de la luz.

martes, 16 de octubre de 2007

Más sobre "La solución"

Ese "poema" me salió espontáneamente a partir de algunas sesiones con pacientes, como un resumen de ellas y de mis lineamientos como Terapeuta.

He hallado que muchos leen incontables libros, sitios de Internet, revistas, se llenan de información que no llevan a la práctica y que actúa más como una carga que como una solución. Desarrollan una excelente teoría, pero no saben o no quieren concretarla en sus vidas, aunque sí exhortan a los otros a hacerlo y pueden ser buenos consejeros. La clave, para mí, es su vida personal. ¿Cómo se llevan con su familia, hacen lo que les gusta, son entusiastas y positivos realmente? En lo posible, seamos lo que pensamos y hagamos lo que decimos.

Esto incluye el trabajo. Es necesario desengancharse del paradigma social de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, con todo lo que esto lamentablemente significa, tanto en términos de lucha, esfuerzo y competitividad, de no trabajar en lo que se desea, de cargar con las labores de otros (cosa que las mujeres hacen también en el hogar), ser poco eficientes y organizados, buscar ganar a costa de los demás en vez de encontrar decisiones que satisfagan a todos.

La excusa común cuando planteo esto es: “yo trato pero no puedo”. Tratar no es suficiente y, más bien, es el pretexto para engañar y engañarse con que se está haciendo todo lo posible… pero las circunstancias no ayudan y/o uno no es capaz. Esto no es cierto. Es prioritario conocer los boicots que nos hacemos y hacer, simplemente hacer, con perseverancia y confianza. Todo llega.

Si podemos soñar algo es porque podemos realizarlo. En realidad, está hecho en otra dimensión y sólo debemos traerlo a ésta. Si nos asociamos y co-creamos con Dios, no necesitamos nada más que permitir que suceda y poner el corazón y las manos.

Para ello, no tenemos que exigirnos ser de una forma en especial, con ser lo que somos es suficiente. En lugar de retener los dolores del crecimiento y los miedos a ser mucho más que lo mediocre que se espera, sólo tenemos que liberarnos y disfrutar/nos.

Es una nueva forma de ver y vivir. La solución está en nosotros y nosotros somos la solución para el mundo. Es tiempo de empoderar ese aspecto de “víctima” que habita en todos y responsabilizarnos de crear la vida posible y plena que es nuestro derecho.

De padres e hijos

Tomo los fértiles comentarios de la entrada anterior, los enlazo con la de “Padres de uno mismo” y aporto algo más. Los hijos activan los niños internos de los padres. Por eso, la paternidad es tan desafiante. Lo que fue aprendido podrá ser transmitido con simpleza y cariño. Lo que todavía está oculto o pendiente será espejado y agrandado.

Es una buena práctica preguntarse qué asunto inconcluso los hijos están mostrando con sus comportamientos o demandas para solucionarlo en uno mismo. De esta forma, la clave pasa a la siguiente generación en lugar del problema.

sábado, 13 de octubre de 2007

Como amas, atres.

Como amas, atraes.
Hoy estás aquí donde te trajeron tus pensamientos.
Mañana estarás donde te lleven tus pensamientos.
No puedes escapar al resultado de tus pensamientos,
pero puedes soportarlos y aprender, aceptar y estar contento.
Comprenderás la visión de tu corazón, no el deseo ocioso.
Gravitarás hacia lo que más amas en secreto.
Se pondrá en tus manos el resultado exacto que ganes;
ni más, ni menos.
En cualquier ámbito donde estés,
caerás, permanecerás o te elevarás con tus pensamientos...
Tu visión... tu ideal...
(Desconozco el autor)

viernes, 12 de octubre de 2007

Padres de uno mismo

Esta mañana, en una hermosa sesión con una paciente, su aspecto Madre pudo abrazar a una Niña Interior que creía que debía estar en el medio de sus padres y que se sentía muy sola.

Nuestros Niños Internos moldean el mundo como lo concebimos. Esas experiencias iniciales son repetidas en las demás relaciones y en otros ámbitos. Si no tomamos conciencia de ellas (sobre todo de una o dos que son las fundantes), seremos seres reactivos y traumatizados, reproduciendo esquemas y creyendo que no hay salida.

Darle voz a esos Niños y permitirles que expresen lo que sienten es el primer paso. El segundo es ser madre y padre de ellos y darles lo que necesitan. El más grande error es seguir reclamando a los padres reales lo que no nos pudieron dar. Eso ya está hecho y tiene una razón. No podemos volver el tiempo atrás ni desperdiciar nuestra vida en inútiles quejas y llantos.

Debemos darnos a nosotros mismos lo que necesitamos. Nadie más que nosotros sabe cómo sanar la herida y liberar (perdonando) lo sucedido. Lo paradójico y milagroso es que, cuando dejamos de demandar y nos responsabilizamos, obtenemos lo que soñamos.

Nuestros Niños son la fuente de las más bellas emociones, del entusiasmo, de la imaginación, de la facultad de crear, de la intuición. Por ello, este trabajo es fundamental para nuestra felicidad (esto está muy bien explicado –con simples prácticas- en los Libros de “Encuentra tu verdad y crea tu vida”).

Nuestros Niños merecen una infancia maravillosa (junto con límites adecuados). Su regalo es ayudarnos a vivir con alegría, entusiasmo, valentía y libertad.

jueves, 11 de octubre de 2007

¿Cómo hacerlo?

Un comentario acerca de las entradas anteriores pregunta, con gran inteligencia, si es necesario sólo transformar los pensamientos o si es bueno investigarlos.

Al principio, es necesario investigar lo más posible acerca de ellos porque nos dan excelente información acerca de cómo son, cuándo y con quiénes se disparan, cómo se sienten en el cuerpo, cuál son sus propósitos. Generalmente, están conectados a situaciones de nuestra infancia (a veces, de la adolescencia) y a lo que venimos a aprender. Son nuestros niños internos reclamando atención, soluciones, cariño, respeto, queriendo cuidarnos con sus miedos, buscando explicaciones con sus dudas, etc.

Luego, simplemente transformémoslos en su costado positivo, ya que para eso está lo negativo: para atravesarlo y descubrir lo luminoso. Las sombras son ausencia de luz, nada más.

Por supuesto, tomemos esto como un juego, con liviandad y profundidad a la vez, pero nunca como un drama, ya que así resultará pesado y angustiante y para eso ya tenemos suficiente, ¿no es cierto?

La vida es una aventura creativa y novedosa, si así la obramos.

martes, 9 de octubre de 2007

Resistir o crear

Ante una pregunta acerca de qué podemos hacer para resistir el actual estado de cosas, la canalización de Gaia a través de Pepper Lewis dijo:

“Lo mejor es liberar la resistencia que tienen en su interior hasta el grado que les sea posible. Resistencia es resistencia, no importa a qué o a quién. En cierto sentido, si resisten a lo que es también resisten a los medios para cambiarlo. La energía de la resistencia empuja y jala, no fluye en dirección alguna. Muchos creen que la falta de resistencia es igual al acuerdo, pero eso no es así. La resistencia es igual a la lucha y la falta de resistencia es igual a concesión, lo que hace que todas las fuerzas y posibilidades sean iguales y creativas. La resistencia invoca a todos sus recursos para que estén en reacción en lugar de acción o creatividad. Una mente reactiva no puede ser activamente creativa o en equilibrio. Sea donde sea y siempre cuando sea, ustedes sostienen una postura de resistencia que igualmente es hecha por la tierra porque es su complemento. En forma similar, siempre y cuando ustedes liberan la necesidad de control o resistencia, el planeta y sus recursos se beneficiarán también. Su cuerpo también se beneficia porque la resistencia y la densidad está relacionada estrechamente la una con la otra. A medida que liberan sus obligaciones de estar en resistencia, negación, obligación y duda, otros serán obviamente los beneficiarios. Cuanto más ligero el pensamiento, tanto más liviano el cuerpo – la sustancia siempre le sigue al pensamiento. Un pensamiento más ligero es igual a un sendero más iluminado para usted y para otros.

Si quisieran resistir, háganlo con risa en lugar de ira. Si ustedes no pueden reír, entonces quizás pueden cantar. Canten canciones de paz para sí mismos o con otros. Cántenle a su cuerpo y a su alma, ambos lograrán beneficios inmensos e inmediatos. El canto activa la creatividad y libera al estrés. Libera al niño interior para que juegue e infunde en la mente una rendición dulce al alma, una que alinea pero que no capitula. El cantar y el tararear restauran el equilibrio y libera impurezas porque ellas son actividades plenas; ellas crean y completan un circuito tanto para el cuerpo como para la mente. Cuando ustedes tararean, por ejemplo, la mente lo crea, el corazón se deleita con ello, el cuerpo participa en ello y el campo áurico lo percibe y lo transmite. Este simple acto crea una correspondencia vibratoria con plenitud, que es la que hace que lo que es menos que íntegro sea menos atractivo y destructivo para su campo energético".

¡No puedo estar más de acuerdo! Resistirse es oponerse, es luchar, es engancharse a la misma energía de la cual se supone que se está en contra. No hay que estar en contra, hay que estar a favor. ¡Que enorme tontería sinsentido el término "luchar por la paz"! Basta de asociarnos para luchar por la vida, unámonos para abrazar la vida.

En lugar de armas para vivir, utilicemos instrumentos como la conciencia plena, la alegría, el amor, la armonía, el canto, la danza, la creatividad. Y conste que no estoy hablando de "el mundo", "la humanidad", "la sociedad", "el futuro", términos abstractos que no llegan a la piel, a las entrañas. Estoy hablando de mí y de vos, de lo que hacemos cada día, cada minuto, de pensamientos y acciones tangibles y concretos.

Nada sirve si es para leerlo y emocionarse sensibleramente. Sé parte de la solución, no aportés al problema. Llevalo a tu cuerpo, a tu mente, a tus manos.

Digo SÍ

Últimamente, estoy muy conciente de todos los NO que me digo.

En términos simples, esto incluye tanto el NO en sí mismo como sus extensiones: falta, carencia, escasez, insuficiencia, ausencia, vacío, etc. En términos prácticos: no tengo, no soy, me falta esto, tengo insuficiente de aquello, etc.

Es interesante cómo, en esta sociedad, centramos nuestro ser y nuestra vida en lo negativo y no en lo positivo. En lugar de decir “quiero esto”, decimos “no quiero esto”. En vez de afirmar “soy abundante”, decimos “me falta dinero o conocimiento o amistad o lo que sea”.

Como el Universo no entiende las negativas, se hace realidad aquello de “basta que digas que no quieres algo para que suceda”. Cuando señalo “Por Dios, ya no quiero más enfermedades”… ¿qué puede pasar?... ¡seguiré teniendo enfermedades!... porque lo que se escucha es “Por Dios, ya quiero más enfermedades”. ¿Cuál es la expresión? “Por Dios y por mí, soy sana”

Dios quiere lo que yo quiero. Esto también es un malentendido común. No nos hacemos cargo de nuestros deseos… y de nuestros miedos, así que creamos un Dios que hace aquello de lo cual no nos atrevemos a responsabilizarnos. Dios no quiere mi carencia ni mi enfermedad. Dios quiere mi felicidad y mi abundancia. Soy yo la que no entiendo eso y creo lo anterior. Pero, como tengo libre albedrío, Dios me da lo que yo quiero: sufrimiento.

Es muy difícil darse cuenta de esto. Tenemos “agendas secretas”. Decimos una cosa pero hacemos otra. Exponemos una cosa y tememos las consecuencias de eso, así que lo boicoteamos incesantemente… para luego echarle la culpa a Dios de que no se cumple. ¡Qué complicado que la hacemos!!

Por eso, estoy muy pendiente de mis pensamientos y de mis palabras y sobre todo de lo que sucede. Todas son señales que me indican lo conciente y lo inconciente. Así puedo hacer realidad mis verdaderos sueños. Digo SÍ.

viernes, 5 de octubre de 2007

La solución

La solución no es leer más, es comprender.
La solución no es teorizar, es accionar.
La solución no es echar la culpa afuera, es hacerme responsable.
La solución no es cargarme, es alentar a que cada uno haga su labor.
La solución no es condenar, es perdonar (me incluye).
La solución no es trabajar más, es trabajar mejor.
La solución no es tratar, es hacer.
La solución no es ocultar la oscuridad, es iluminarla.
La solución no es perder/ganar, es ganar/ganar.
La solución no es empujar, es permitir.
La solución no es retener, es liberar.
La solución no es exigirme, es ser.
La solución… soy yo.

jueves, 4 de octubre de 2007

Emergencia espiritual

¿Con cuál de los tres significados te identificaste? Puede ser un suceso, una urgencia o una irrupción (un nacimiento, una salida, una aparición). Paradójicamente, las tres cosas ocurren al mismo tiempo en una emergencia espiritual: es un hecho, un acontecimiento que lleva tiempo gestándose para aparecer traumáticamente y constituir un apremio importante.

El detonante es, en general, una enfermedad seria (cáncer, fibromialgia, trastorno bipolar, problemas cardíacos, etc.) y/o un evento o serie de eventos significativos (muertes, despidos, etc.).

El cuerpo es el lugar de expresión de la armonía que somos en esencia. Cuando este equilibrio se rompe, debido al surgimiento de un nuevo y mayor estado de armonía, tenemos un conjunto de señales que nos advierten de la necesidad de tomas de conciencia y de cambios.

Como mayormente no hacemos caso a estos signos y nos aferramos a estados y situaciones que ya están concluidas, el desequilibrio se agudiza y los acontecimientos se van superponiendo, buscando llamar nuestra atención. Si nos empeñamos en no verlos, terminamos con serios problemas.

Nuestra alma está en continua evolución y movimiento. Estamos aquí para experimentar, para crear escenarios en donde probar actitudes, capacidades, potenciales maravillosos. Si detenemos ese flujo, la energía retenida empuja hasta provocar un nacimiento doloroso y estresante.

Siempre es mejor una transición confortable y fluida. Para eso, tenemos que observar las indicaciones y actuar en consecuencia hasta el siguiente nivel requerido. Si no lo hemos hecho, es hora de hacerse responsable y movilizar las fuerzas internas.

martes, 2 de octubre de 2007

Tu cuerpo habla. ¿Escuchás?

¿Qué hace de Robert de Niro un gran actor? Acordate de alguna de sus películas... ¡se transforma en cada papel! Postura, gestos, formas de hablar cambian en cada personaje, haciéndolo creíble.

¿Qué significa esto? Tu cuerpo es historia viva. Desde el nacimiento, tenés/sos un determinado cuerpo que es el fiel reflejo de tu carácter y desde allí le vas “cargando” limitaciones, enfermedades, dolores, emociones congeladas, kilos (según lo que vas vivenciando) hasta llegar a la apariencia que hoy tenés. Cada parte y el todo hablan de vos.

¿Interrogás algunos aspectos?

- ¿Hay diferencias entre el lado izquierdo y el derecho?
- ¿Entre la mitad superior y la inferior?
- ¿El pecho está hundido o expandido?
- ¿La pelvis retraída o “sacando colita”?
- ¿Las piernas sostienen o se sienten flojas o duras?
- ¿Los pies están relajados o tensos, en garra?
- ¿Cómo es tu postura? ¿Colapsada, agobiada, rígida, centrada?
- ¿Hay dolores? ¿Dónde?
- ¿Qué emociones podrías detectar como habituales y cuáles negadas?
- ¿Alguna dolencia o malestar?
- ¿Hay conciencia fluida del cuerpo o una especie de insensibilidad?

Cada característica que descubriste tiene una lectura, que te puede ayudar enormemente a conocerte y comprenderte mejor.

Hacer un camino de evolución personal incluyendo al cuerpo es altamente transformador. Mientras, desde lo mental, tendés a “enrollarte”, el cuerpo es un noble aliado que te responde rápida y efectivamente, produciendo cambios concretos. Y no olvidés lo espiritual. Tu energía es un sistema de altísima magnitud, que refleja y actúa los demás niveles. Estás funcionando con menos del 10% de su potencial... ¡y aún así es maravilloso!

El dolor y el sufrimiento ya no son las únicas posibilidades de aprendizaje. Ahondá en su significado, pero activá además otros resortes más ricos todavía. Como dice la película y el libro “El secreto”, atraemos de acuerdo a nuestra energía. Tu cuerpo te cuenta claramente lo que sentís y pensás. Acallarlo con pastillas o anestesiarlo, sólo pospone el problema hasta que estalla de maneras dramáticas que ya no admiten pretextos. ¿Por qué llegar a ese punto?

Los síntomas y las enfermedades son señales, son somatizaciones que han llegado a lo concreto porque no has podido solucionarlo en lo emocional o mental. Es la última etapa. Ya no podés barrerlo debajo de la alfombra. Tenés que responsabilizarte.

¡Qué palabra: responsabilidad! La asemejamos a carga, obligación, seriedad, control, sujeción. Hemos recibido un arquetipo muy pobre y pesado de adultez e, inconcientemente, o nos negamos a asumirla o el cuerpo paga el precio. Reconocé y liberá los paradigmas heredados y creá tu propio modelo de trabajo, de relaciones, de vida.

Cuerpo, mente y espíritu integrados son el más poderoso recurso que tienes. ¿Escuchas?